Capítulo 4: Cameron

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Cameron



¿Estamos destinados a ciertas cosas?

Esa había sido la pregunta de mi profesor la cual nadie quiso responder, no sé si porque no tenían idea de que decir, o porque se estaban quedando dormidos en medio de la clase, y el bueno del profesor no tuvo una mejor idea que pedirnos que hiciéramos un ensayo contestando esa pregunta.

Mientras estoy en el gimnasio con Nick ayudándome a subir la barra pienso en que puedo responder a eso, a veces siento que si cuento lo que en verdad se instala en mi cabeza ante esas preguntas, el profesor puede que termine viendo entrelineas y vea realmente lo que quiero decir. A todos alguna vez nos ha producido cierto temor el expresar todo lo que pasa por nuestra cabeza, y es comprensible porque sacar tus sentimientos hacia el exterior es casi como estar expuesto, te vuelves un poco más vulnerable y te sientes más frágil.

Siempre he considerado que escribir es como desnudar tu alma, puedes plasmar sin restricciones lo que está pasando por tu cabeza o corazón, podemos escribir lo que se nos venga a la cabeza y cuando eso pasa una vez que leemos lo que escribimos pareciera como si no lo pudiésemos creer, casi como si lo que dijera el papel lo hubiera escrito otra persona, pero no, eres tú, solo que al escribir damos rienda suelta a nuestra cabeza y de alguna forma conseguimos desahogarnos. Había hecho muchas veces ese ejercicio y cuando veía los resultados sentía escalofríos, como si no me reconociera, era como si le contará al papel todo lo que me gustaría contarle a alguna persona algún día. Por el momento lo plasmo en el papel, porque quizas esa persona nunca llegue. 

Pienso en la chica con la que choque, estoy seguro de que la conozco, esos ojos...se me hacían a ratos tan familiares.

-Tierra llamando a Cameron- mueve sus manos frente a mis ojos- cuando la barra se te caiga en el cuello ahí me reiré, ¿qué te pasa hoy?- pareciera que Nick puede ver a través de mi

-Nada- digo y con más esfuerzo que de costumbre hago la última flexión dejando la barra en su lugar- ¿Por qué?- me levanto tratando de esquivarlo mientras saco los discos para ponerlos en el lugar que corresponde.

-Estás distraído, en clases no hablaste siendo que siempre lo haces y ahora parece que estás en otro planeta- me ayuda con las pesas siguiéndome de cerca mientras espera una respuesta.

-Solo estoy pensando en la tarea que debemos hacer, es eso- me mira de esa forma en la que la gente observa a alguien cuando sabe la verdad de algo pero está esperando a que tú se la digas- estoy bien enserio- miento porque aunque sea Nick, prefiero guardarme mis pensamientos, estoy acostumbrado a hacerlo y son pocas las veces que me desahogo con alguien, casi nunca lo hago mejor dicho y no es una cosa de confianza, es algo más.

-Si tú lo dices- me mira dubitativo tratando de encontrar algún indicio de algo en mi cara, yo era experto en aparentar que todo estaba bien aunque por dentro se estuviera desatando el peor de los relámpagos- igual sabes que me puedes contar cualquier cosa

-Lo sé, tu tranquilo que si requiero de tus servicios tengo tu número- le guiño el ojo en un intento de alivianar el ambiente, veo que su expresión cambia y eso solo puede significar que se le está pasando una idea por la cabeza, lo conozco muy bien y se cuándo se está reprimiendo a decir algo, pareciera que nuestras cabezas están conectadas.

-Habla- digo serio

-¿De qué quieres que te hable?- se hace el inocente- si gustas te cuento acerca de lo que hice ayer o de la serie que estaban pasando por la noch...

-No eso idiota, di lo que sea que se te está pasando por la cabeza esa que tienes en este preciso instante

-Por el momento no hay nada pasando por aquí- se toca la cabeza- no estoy pensando en nada o eso creo- trata de reír

Enséñame a soltarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora