Link obtuvo un escudo luego de pasar una de las pruebas que se encontraban dentro del santuario de Kakariko. Tenía el símbolo sheikah enfrente, después de haber descansado una semana, pensó que ya no debía perder mucho más tiempo.
—Cualquier cosa que necesites, háznoslas saber mediante un cartero, Link. Hay pocos en Hyrule, pero seguramente en un rancho podrás arreglártelas para lograr comunicarte. No corras demasiado deprisa tampoco, está bien descansar. Solo no olvides que lo que buscas es un laboratorio —le dijo Impa, cuando anunció que se marchaba.
Link asintió. Había decidido que iría al punto que le marcaba la tableta en el este cuando terminara de hablar con la persona que le habían dicho en Hatelia. Era el dominio zora.
—Haré cuánto esté en mi mano.
Montó en Tormenta cuando Apaya se acercó, un tanto temerosa.
—Link, ten un buen viaje. Estoy segura de que la tía Prunia te ayudará.
—¿Prunia? —inquirió él, mirando hacia abajo.
—Sí, de esa persona hablaba la abuela. Ten cuidado, hay muchos más monstruos que hace cien años según dice ella.
—Lo tendré.
Se despidió con la mano y espoleó a su caballo, directo a la aldea Hatelia.No estaba tan lejos como creía al inicio, aunque tuvo un par de problemas al llegar a la torre de Necluda oriental, había enemigos al acecho, un monstruo que jamás había visto, grande y rojo, le obstruía el paso. Era un moblin. Sí o sí tenía que enfrentarse a él para subir la torre y actualizar el mapa, así que así lo hizo.
El moblin saltó sobre él apenas verlo y le desgarró una parte de la manga de la túnica. Maldijo su suerte, tomó impulso para hacerle un tajo de arriba hacia abajo y lo derribó. Tomó bastante aire después de verlo inmóvil, tendría que prepararse muy bien; el otro inconveniente que le surgió fueron las espinas que se encontraban alrededor de la torre, tuvo que ser muy cauteloso. Al fin en la cima, pudo ver cómo se actualizaba el mapa. Era una labor muy cansada, pero le serviría para mantenerse en forma, eso creía.
Tuvo que sentarse un momento antes de animarse a desplegar su paravela. Era un verdadero inconveniente traer una paravela, una espada, escudo, tableta y una bolsa llena con cien rupias en el bolsillo todo el tiempo. El hacha la había dejado a cuidado de Impa.
Cuando estaba llegando a la aldea, divisó como una chica estaba siendo atacada por unos bokoblin y no se le veía nada bien.
No quería dejarla en aprietos, así que corrió.
Cuando llegó, vio que la chica ya estaba tendida en el piso, desmayada. Uno de los bokoblin la había atontado. Link le hizo unos tajos rápidos y certeros a los dos bokoblin que estaban dando problemas, derrotándolos, se inclinó hacia la mujer, esta tenía el cabello corto y de color castaño e iba bien equipada.
—¿Se encuentra usted bien? —preguntó, sin saber si le respondería.
—Ay —murmuró la chica.
Abrió los ojos y miró a Link.
—¿Tú me ayudaste?
Asintió.
—Muchas gracias —dijo, tratando de ponerse en pie.
—Tenga cuidado —respondió él, poniendo una mano para evitar que se cayese.
—Apenas se puede creer que un extraño me ayudara en vez de Meghyn.
Un hilillo de sangre corrió por la cabeza de la chica, alarmando a Link.
—Usted... —dijo, dubitativo— Tiene sangre.
Se llevó una mano a la cabeza y se quitó el residuo de un tirón.
—Con razón me duele tanto.
—¿Quiere que la lleve a que alguien la atienda?
Negó con la cabeza.
—Deja que mi hermana se haga cargo, después de todo fue ella quien quería andar buscando trufas centenarias.
La dichosa hermana se acercó al fin. Ella tenía el cabello todavía más corto, de un negro muy intenso.
—¿Estás bien, Natts?
Natts se puso correctamente en pie y señaló a su hermana con un dedo acusador.
—Carajo, si alguien no me hubiese dejado tirada, estaría mejor. Se lo debo a este muchacho.
Meghyn agachó un poco la cabeza aunque le devolvió la mirada.
—Tú siempre insistes con ir por trufas, así que es culpa de las dos.
La otra chica la miró con rabia.
—Te pido disculpas por esta pequeña escena... —dijo, sin saber cómo terminar la frase.
—Link.
—Link, bien. Muchísimas gracias, todavía me siento algo mareada, pero, ¿hay algo que pueda hacer por ti? Te mereces una recompensa.
Se rascó la cabeza.
—No hace falta.
—Insisto.
—¿Conoce a alguna mujer llamada Prunia?
—No me suena. ¿Y a ti, Meghyn?
La hermana negó con la cabeza.
—Lo siento. ¿No hay otra cosa que pueda ofrecerte?
—De momento, no.
—Qué remedio —dijo ella, mirando a la nada—. Bueno, como te debo un favor, puedes encontrarnos de vez en cuando en la aldea, siempre pasamos por ahí, a pesar de andar por todas partes.
—Gracias.
—Gracias a ti.
Finalmente se acercó a su hermana, las vio marcharse hacia el lado opuesto de la aldea y ambas iban reprochándose cosas a la otra mientras se alejaban. Esperaba que le trataran la herida de la cabeza pronto.
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Princesa de la calma
AdventureLink es nombrado escolta personal de la princesa de la familia real, Zelda. Es así como se le asigna una misión: proteger a Zelda bajo cualquier circunstancia y derrotar a Ganon. En el camino, forjará una amistad con los campeones a la vez que se le...