Link le agradeció a Mipha por sus palabras y cambiaron de tema tan pronto como empezaron el anterior. Conversaron sobre cómo la princesa zora desempeñaría su papel y Link le brindó palabras de apoyo, asegurándole que lo haría espléndidamente. Ya era medio día y no había rastro de la princesa, así que Link se dio el lujo de comer solo con Mipha, si Zelda se aparecía más tarde se encargaría de ello. Así transcurrió parte del día hasta que Mipha se tuvo que ocupar y Link se quedó solo hasta que Zelda volvió a cruzarse con él en la posada, cuya estancia fue cubierta por parte del rey Dorphan.
—¿Ya ha comido, princesa? Sino, puedo... —empezó Link.
—Sí, ya comí. Gracias, Link —cortó ella.
Link se desconcertó porque sabía que por lo general la princesa dejaba que su escolta comiera junto a ella y también servirle, según le dijeron unos caballeros hacía mucho tiempo, se guardó sus palabras y asintió.
—¿Cuándo quiere irse? —dijo al fin Link.
—Lo mejor sería irse lo más pronto posible, necesito avisarle al rey. Pero... —miró el cielo— ya es medio día y no sé si sea lo mejor, además, esas nubes...
—Corre el riesgo de que llueva. Realmente parece que hoy lloverá, ¿no prefiere esperar hasta mañana?
Zelda lo meditó por unos segundos y llegó a la conclusión de lo que más sensato era esperar.Como Link dijo, empezó a llover poco después. El día era bastante monótono y los zora estaban en sus propios asuntos y Zelda no decía nada, solo se dedicaba a ver la lluvia caer, dubitativa. Por su parte, Link estaba en una esquina, sin saber cómo actuar.
—¿Hace mucho tiempo sacaste esa espada? —preguntó Zelda de pronto, mirándolo.
Link levantó la mirada.
—Hace casi dos meses.
—Debió ser difícil de encontrar.
—Más o menos.
—¿Tú querías ir a por ella?
—Bueno... Se podría decir que sí.
—Ya veo.
No se hizo un solo comentario más, Link decidió que tenía que irse o se volvería loco al no tener nada qué hacer.
Como resolución, se encaminó al embalse oriental, podría obtener una buena vista desde allí. Puso sus cosas a un lado y sin pensarlo se quedó dormido un rato debajo del techo cercano, nadie le molestó hasta unas horas después. Le dolía el cuello cuando despertó, no debió dormirse en esa posición, abrió los ojos, encontrándose con un guardián zora frente a sí.
—¿Qué pasa? —logró decir Link apenas recobrando el movimiento.
—Su alteza lo estaba buscando.
—¿Cómo dices? ¿Te refieres a la princesa Zelda?
—Sí —alzó el brazo, señalando el cielo, el cual ya estaba despejado—. Como ha dejado de llover, ella quería hablar con usted y no sabía a donde se había ido porque salió sin previo aviso.
—Gracias. Me disculparé con la princesa por no considerar que podría despejarse.
Link se levantó sin mediar palabra, recogió sus cosas y fue con Zelda.
Le estaba esperando en el centro del dominio, niños correteaban por aquí y por allá, Zelda lo miró cuando se acercaba, él se acercó y se arrodilló cuando la tuvo en frente.
—Me disculpo por dormirme. Sucedió de la nada y no consideré que el día podría volver a estar estable para encaminarnos al castillo.
—Descuida, Link —dijo Zelda, notándose que estaba un poco incordiada, quizá estuvo buscando a su escolta por al menos media hora—. Levántate.
Link obedeció y se paró.
—Te llamé porque desde que te fuiste pasaron tres horas. La pregunta aquí es, ¿crees que sea buena idea ir abriendo camino hoy?
—Si son más o menos las cuatro de la tarde... Habremos bajado casi todo el tramo, pero es poco probable que lleguemos a la zona donde se retoma el camino para ir directamente al siguiente rancho.
—Veamos... No parece que hayan vientos fuertes o una sensación térmica húmeda —dijo Zelda, hablando un tanto para sí— Creo que podemos irnos sin problema.
—Como usted ordene, princesa.
—Pero primero me despediré del rey Dorphan y Mipha, creo que les debo agradecer por su recibimiento a nosotros.
—Como usted diga, alteza.El rey Dorphan seguía en el mismo sitio, así que no fue problema despedirse de él, con Mipha fue necesario comunicarle la partida de Link y Zelda.
—Les agradezco sus hospitalidad a cada uno de ustedes —reverenció a su alteza y a su majestad mientras hablaba—. Avisaré en cuanto pueda al rey de Hyrule y espero prontamente volverlos a visitar en otras situaciones.
—Se lo agradezco bastante, princesa. Fue un honor recibirla aquí. Será bienvenida siempre aquí. También su acompañante. Link —le echó un vistazo al campeón—, sabes que te esperaremos siempre que gustes —su interlocutor sonrió, notándose como se le subía el rubor al rostro ante el halago—. Les deseo un buen viaje.
—Princesa, te doy las gracias por haberme elegido como campeona Zora, me enorgullece mucho. Juro que no te defraudaré. Deseo que lleguen con bien ante el rey de Hyrule.
Zelda hizo una última reverencia, se dio la vuelta y empezó a caminar dejando atrás a Link. Mipha aprovechó ese pequeño para despedirse personalmente de Link.
—Link, espera —se acercó a él cuando este estaba a punto de marcharse—. Espero que nos volvamos a ver pronto.
Antes de que Link pudiera decir algo, Mipha lo abrazó. Sintió como las mejillas se le encendían de la sorpresa, correspondiendo el abrazo a su vez.
—Cuídate mucho. Recuerda lo que te dije hoy. ¿Sí?
—Lo recordaré bien, Mipha. También deseo que nos veamos lo más rápido posible. Aunque creo que es muy posible, al ser los dos campeones —su amiga le sonrió al oírle—. Serás una buena campeona. Tengo que irme, nos vemos.
Link deshizo el abrazo, se despidió de ella con la mano y volvió a con Zelda aprisa. La princesa ignoró el hecho de que su escolta se retrasaba y al alcanzarla, fueron a la par, saliendo del dominio zora.
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Princesa de la calma
AdventureLink es nombrado escolta personal de la princesa de la familia real, Zelda. Es así como se le asigna una misión: proteger a Zelda bajo cualquier circunstancia y derrotar a Ganon. En el camino, forjará una amistad con los campeones a la vez que se le...