La mañana era abrasadora, no importaba la hora del día; tarde o noche, el calor siempre estaba presente en Ciudad Goron. Cuando Link se levantó, tenía la cara perlada de sudor y se tomó otro elixir sin pensárselo demasiado. Había dejado la pesada armadura que le permitía aguantar más aquel clima al costado de la cama donde había dormido. No se la pondría por ahora, así que se levantó solo amarrándose el cabello en su coleta usual, se vistió con su túnica azul, pantalón y botas para buscar a Yunobo y saber si había convencido al anciano patriarca. Merodeó por un rato, hasta que pudo ver el cabello rizado del goron más allá de la tienda.
—Señor Gorobu, tiene que considerarlo —dijo Yunobo, según lo poco que alcanzó a oír Link.
El viejo alzó una mano, negando que el muchacho se le acercase.
—Aún puedo intentar que la bestia se aleje —se escuchó el crujido de su espalda.
—Oiga, no se ve bien. Link es una buena persona y...
—Tú todavía estás muy verde, Yunobo. Tienes que dejar esto a los Goron más grandes.
Link se acercó al fin, Yunobo parecía nervioso.
—Buenos días. No pude evitar oír la conversación, le aseguro que puedo ayudarles en algo. Vine desde lejos para brindar apoyo.
—¿Ya ve? —insistió Yunobo—. Quiere ayudarnos.
—¡De ninguna forma! —sentenció—. Un jefe no puede quedarse de brazos cruzados.
Otro crujido.
—Se lo pido de favor —respondió Link.
El anciano se llevó una mano a la espalda, sobándose.
—Primero veré si el chico puede hacerlo. ¿Escuchaste, muchacho? Quiero ver si eres capaz.
Yunobo puso negativas pero Gorobu no dio su brazo a torcer, no debería caminar tanto con esa situación y aún así se encaminaron al pie de la montaña, no sin antes Link recogiera su armadura.El puente que llevaba a la cima de la montaña estaba levantado, Gorobu le hizo señas a Link para acercarse.
—Si puedes manejar el cañón, es suficiente. Yunobo y yo usamos este cañón para alejar a Rudania, evitando que haga destrozos, él sirve como proyectil.
Link arqueó una ceja, gesto que no se podía ver bien a través de la armadura.
—Dice que Yunobo es el proyectil, ¿en serio?
—De alguna manera tenía que aprovecharse ese escudo que tiene, ¿no crees...? —intentó completar la frase.
—Link. Soy Link.
—Link, entonces. Vamos, Yunobo.
Yunobo se acercó al cañón, respirando hondo.
—No te preocupes, Link. He hecho esto varias veces —Yunobo se metió dentro del cañón, para sorpresa de Link.
—A ver, demuéstrame que estás dispuesto —Gorobu le dio un golpecito a Link que seguramente lo habría hecho retroceder sino fuera por la armadura.
Link titubeó, no sabría decir qué tan correcto era lanzar a cualquier persona directo a un gran puente de metal. Decidiéndose, procedió a mover el cañón, poniéndolo en posición. Le costó un tanto, al ser pesado.
"¿Cómo lo activo?", pensó. Recordó uno de sus módulos y sacó una bomba remota, pudo oír cómo Gorobu se sorprendía al verlo sacar algo así de repente.
La colocó y la activó, Yunobo salió disparado, planeó por unos segundos hasta estrellarse en el puente con la armadura activa. La estructura cayó, levantando una nube de polvo.
—No está mal —comentó Gorobu, tosiendo por el polvo—. Creo que dejaré que lo hagas, solo porque ya no soporto este dolor del infierno. Yunobo, más vale que haya medicamento en mi casa.
—Lo hay —respondió Yunobo, volviendo, un poco desorientado—. Déjelo en nuestras manos.
Gorobu volvió a paso lento a Ciudad Goron.Cruzaron el puente, tanto Link como Yunobo miraron hacia la figura en forma de reptil que era Rudania.
—¿Hay algún motivo en específico por el que quieras detenerla?
—Tengo que hacerlo. Se lo debo a unas personas.
Daruk era su amigo, poco a poco su mente esclarecía un par de cosas respecto a él. Sabía que habían entrenado juntos para enfrentarse a Ganon, así que no quería fallar. Aunque le atemorizaba lo que encontraría dentro.
—Quiero entrar a la bestia, también. Es necesario.
—¿Seguro?
Avanzaron un buen tramo hasta donde se encontraba la bestia, hasta que se sintió un gran temblor. El volcán estaba en erupción, Yunobo jaló a Link del brazo al instante y los protegió a ambos con el escudo, grandes rocas caían alrededor sin embargo ni uno sola les hizo daño. Yunobo se veía asustado, aunque de todas formas dijo:
—¿Todo bien?
Link asintió, pronto encontraron el primer cañón que les permitiría alejar todavía más a Rudania y con suerte, dejarla estática. Link disparó apenas tuvo la oportunidad y Yunobo logró golpear el cuerpo de Rudania, cuando cayó de vuelta estaba más difuso que antes.
—¿Te sientes bien? —preguntó Link, arrodillándose ante Yunobo, quien se había sentado.
—Sí —las fuerzas le fallaron al ponerse en pie y tropezó, casi aplastando a Link—. Disculpa, es solo que —sacudió la cabeza— hace mucho que no hago esto.
—Podemos parar si quieres. No te ves en tu mejor estado.
—El jefe te va a molestar sino haces lo que prometiste. Te lo digo de verdad.
—Tomemos un descanso por lo menos.
Yunobo se levantó, recobrando parte de su compostura.
—Bien, solo porque estoy un poco nervioso.
—Podemos hacerlo de uno en uno. Seguro que al atardecer logro acceder a la bestia divina.
Volvieron al puente, ya que si seguían ahí, había riesgo de no poder eludir las erupciones.
Link se retiró el casco y sacó una botella de agua que llevaba en un bolsillo, bebió copiosamente. Llevar sus armas, la paravela y un poco de comida le dificultaba moverse, Yunobo solo miraba el suelo, divagando.
—Antes dijiste que le debías algo a unas personas y por eso viniste a la bestia divina, aunque no entraste en los detalles. ¿Quiénes son esas personas? —inquirió Yunobo, mirando a Link.
—Mis amigos.
—Yo he pensado en hacer esto porque los goron no me tienen mucha fe. Aunque soy algo miedoso —admitió el goron, jugueteando con sus dedos—. ¿Acaso tú te sientes de una forma similar?
Link se tomó unos segundos para responder, después contestó:
—Por lo poco que he podido saber, mis amigos han creído en mí, lo que no sé es si puedo confirmárselos. Supongo que ambos deberíamos dar el ejemplo, ¿no crees?
Link a veces se sentía incapaz, sobre todo sabiendo que había fallado antes, pero trataba de convencerse a sí mismo.
—Sí, creo que tienes razón. Tendrás que tenerme paciencia —respondió Yunobo, soltando una risita nerviosa.
—Tú tienes más experiencia que yo en Rudania, así que... —Link le tendió el brazo, Yunobo se agarró de él y se puso en pie—. ¿Te sientes mejor?
Yunobo asintió.
—Vamos.
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Princesa de la calma
AdventureLink es nombrado escolta personal de la princesa de la familia real, Zelda. Es así como se le asigna una misión: proteger a Zelda bajo cualquier circunstancia y derrotar a Ganon. En el camino, forjará una amistad con los campeones a la vez que se le...