Habían pasado días de duro entrenamiento, con tal de que Zelda pudiera mejorar sus habilidades con el arco, cada vez que podía, Link le ayudaba a practicar, aunque después de su primera visita, ya no tenía reservada la zona, sino que, luego de que los caballeros se fueran, Zelda practicaba, o en su defecto, acudía muy temprano para que nadie se diera cuenta. Link le dijo a Zelda que sin lugar a dudas debía portar un arco en sus viajes futuros, ya que se le estaba dando bien. No habían salido fuera de la ciudadela desde hacía tiempo y Link pensaba que debía ser por los estudios constantes de Zelda, tanto para su meditación como para las reliquias. Por la tarde, Link recibió una carta de Daruk.
"A Link, mi amigo¿Cómo te encuentras? Espero que bien. Recuerdo aquella ocasión en la que quedamos de hacer un entrenamiento conjunto, ¿qué te parece si vienes a Eldin para llevarlo a cabo? Si por mí fuera, iría a la ciudadela pero últimamente hay muchos monstruos por aquí y he utilizado a Rudania para eliminarlos, así que hay mucho trabajo qué hacer. Si puedes venir, házmelo saber y avísame cuando llegarías.
Daruk."
A él le entusiasmaba la idea, sin embargo, necesitaba hablarlo con Zelda primero, para descartar cualquier cuenta pendiente. Afortunadamente, se verían esa misma noche, ella estaba libre de momento y podían practicar lo suficiente, así que esperó hasta que atardeciera.Se encontraron donde habían acordado últimamente. En una fuente de la plaza central, muy cercana a donde practicaban, la luz era más o menos tenue, aunque había un par de lámparas de aceite alrededor que ayudaban a distinguir el entorno. Quizá no era tan buena idea estar en un lugar tan público, pero a esa hora todos los mercaderes habían levantado sus puestos. Caminaron hacia la zona de entrenamiento sin mucho qué decir. Repasaron lo usual, Zelda tensaba la cuerda del arco y disparaba varias veces, y, conforme avanzaban las sesiones, lograba tener una mayor precisión. Cuando Link de vez en cuando corregía su postura se sentía un poco nerviosa, recordándose que debía tener una pose firme. Hicieron una pequeña pausa pasada una hora.
—¿Hay algún motivo específico por el que me enseñaras a usar el arco en vez de cualquier otra arma? —inquirió ella, mientras se sentaban en una banca de madera en la cual podían recargarse en la pared.
—Creo que te viene bien. Además, si puedo evitar que te acerques mucho al enemigo, puedo asegurar tu bienestar, al mismo tiempo que me apoyas en armamento en una batalla. Simplemente, es mejor que no estés tan expuesta, no podría evitar sentirme culpable si algo te sucede.
Zelda reprimió una sonrisa, sintiéndose apreciada. Compartieron una bolsa de fresas —que Zelda había traído del castillo— un par de minutos luego. Link tomó demasiadas de un tirón.
—No deberías comer tanto.
—Estoy en reposo, no me hará vomitar hacerlo —le rebatió, llevándose una fresa a los labios.
Ella cerró la bolsa, impidiéndole agarrar cualquier otra.
—Oye —se quejó él.
—Te daré más después. Puedes enfermarte.
Link abrió la boca para contra argumentarla, aunque parece que no encontró las palabras porque no respondió.Tras un rato, dieron por finalizada la sesión. Zelda estaba despidiéndose de Link, mas Link le detuvo.
—Necesito consultarte algo, Zelda.
—¿Qué es?
—Daruk me invitó a la Ciudad Goron, ¿está bien si voy esta semana? ¿No hay nada pendiente?
Ella sacudió la cabeza.
—Ve, no tengo inconveniente.
Él le agradeció, posteriormente volvió en sus pasos para regresar a casa, mientras volvía la mirada para asegurarse que Zelda iba hacia el castillo. Esa misma noche, redactó su respuesta a Daruk y se durmió poco después, esperando ansiosamente entregar la carta para comunicarle a Daruk que se dirigía hacia allá.Por otro lado, cuando Zelda regresó a su habitación, se encontró con Impa. No esperaba hallarla ahí a esa hora, ni mucho menos sin permiso.
—Alteza, ya has llegado —saludó, levantándose de la silla que Zelda había acomodado enseguida de su cama.
—¿A qué se debe tu visita? —preguntó Zelda, tratando de ocultar el nerviosismo que le producía que apareciera de la nada después de volver de practicar el arco, nadie lo sabía. Nadie que no fuera ellos dos.
—Había notado que ya van varios días en que te vas cuando empieza a anochecer, antes esto no sucedía.
—¿Cómo sabes eso?
—He venido un par de veces para saludarte o traerte algún recado, entonces una de tus sirvientes me decía que ibas al observatorio.
—Eso es cierto.
—¿Por qué tendrías que ir tan seguido? —cuestionó Impa, cruzándose de brazos—. Diría que no es propio de ti, princesa.
—Bueno, ya sabes que me agrada la astronomía.
—Alteza, no hay necesidad de que me digas mentiras. Tú sabes que no es verdad, y si tus motivos son razonables no tienes de qué preocuparte.
Zelda desvió la mirada, tratando de explicarse.
—Sea lo que sea, tienes mi palabra de no contar nada.
Zelda le invitó a sentarse de nuevo, haciendo ella lo mismo y le explicó con pocos detalles lo que había estado haciendo, no mencionó la práctica con arco, pensando en que Impa lo desaprobaría —muy seguramente—, pero al parecer eso no contribuyó, porque al contrario, Impa se sorprendió más.
—¿Se ha estado viendo con Link después del atardecer por mero entretenimiento?
Zelda miró al techo.
—Algo así, supongo.
—No suena muy apropiado.
—¿De qué hablas, Impa? Link y yo somos buenos amigos —respondió Zelda, restándole importancia con la mano.
—Eso está claro, alteza, sin embargo...
"Un monólogo de que es una actitud reprochable en una princesa", pensó ella. Así fue, diciéndole algunas frases que Zelda ya esperaba.
—Por mí no hay ningún problema en eso, —aclaró Impa— aunque otras personas pueden tomárselo a mal. Si alguien más se enterara de eso, diría que la templanza de Link flaquea.
"Link come sin moderación, así que algo de cierto es, pero lo otro..." Zelda se ruborizó al caer en cuenta en qué pensaba Impa. Ciertamente, los caballeros tenían que tener una templanza muy firme, valor, generosidad, lealtad, nobleza, justicia, fe y ser buenos defensores. Link destacaba especialmente en la segunda, era una persona con un enorme valor, no obstante, podía flaquear en algunas de las características.
—Por las Diosas, Impa, no me dirás que estás pensando que Link está siendo inapropiado.
—No dudaría de él ni un instante, princesa. El problema son las malas lenguas.
—Sinceramente no lo había pensado.
En parte, era cierto, no se había puesto a considerar lo que conllevaba estar con Link medianamente tarde, pero sí había pensado en cuál sería la opinión de su padre de agarrar un arco cuando tiene alguien a su lado que la protege.
—Mira, por mi parte no tienes que inquietarte. De aquí no sale nada, princesa. Pero no olvides que no todos verán bien ese nivel de cercanía que tienes con Link, aunque sean solo ustedes grandes amigos, ¿bien?
Impa se levantó, luego le dio unas palmaditas en el hombro a su alteza.
—Yo ya debería retirarme. Si necesitas cualquier cosa no dudes en llamarme.
Ella le asintió, tras aquello Impa salió y cerró la puerta.
Al inicio, recibía alguna mirada juzgadora por tratar a Link de forma mezquina —algo de lo que no estaba nada orgullosa— y actualmente cabía la posibilidad de que la viesen mal por su cercanía. ¿Qué tenía qué hacer? Zelda se arrojó a la cama, abatida. "Link y yo somos amigos y eso no debería ser un problema para nadie", pensó por un momento. Se acurrucó en la cama, advirtiendo que su corazón había comenzado a latir más rápido cuando pensaba en Link como algo más que una amistad.
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Princesa de la calma
AventureLink es nombrado escolta personal de la princesa de la familia real, Zelda. Es así como se le asigna una misión: proteger a Zelda bajo cualquier circunstancia y derrotar a Ganon. En el camino, forjará una amistad con los campeones a la vez que se le...