Aquel día, Link había perdido de vista a la princesa a partir del medio día. Se enteró que habría una carrera de morsas muy cerca, pero dudó que la princesa Zelda quisiera asistir a algo así, pensó que iría a investigar de nuevo, así que no perdió tiempo y preguntó a la gente que aún quedaba en el bazar, que en realidad era muy poca. Nada, como lo esperaba. Esperó pacientemente en el bazar, esperando que volviera pronto y no le sucediera nada, en vista de no tener pistas.
Zelda había ido a despejarse nuevamente, evitando a Link. En esa ocasión, un viajero le contó de un lugar donde habían siete heroínas, más al este y que había visto una construcción en ella, le llamó la atención, así que decidió ir, aprovechando que Link se encontraba hablando con un mercader. Cuando llegó, pasadas las dos de la tarde, se asombró por el tamaño de las esculturas e inspeccionó la zona. Eso le llevó al menos dos horas más, intentó mover unas esferas que había en el suelo, eran muy pesadas, así que, dándose por vencida, empezó a regresar al bazar, en camino a él logró ver a una persona sospechosa. Esa persona asimismo la advirtió. La reconoció, no había duda. Lo peor, es que al voltearla a ver, notó que llevaba una máscara con el símbolo de los sheikah de cabeza, era un miembro del clan Yiga. Ese chico empezó a gritar, y ella echó a correr.
Link se desemperezó después de un rato y empezó a alarmarse por la ausencia prolongada de Zelda. En aquel momento, ya no quedaba nadie en el bazar más que él, todos habían ido a ver la carrera. Se levantó, y divisó a lo lejos miembros del clan Yiga corriendo hacia una dirección cercana, eso lo aterró. Empezó a correr más cerca de ellos, aunque no lo suficientemente cerca para que cayeran en cuenta de su presencia, quienquiera que fuese la persona que estuvieran persiguiendo, la ayudaría.
Zelda estaba aterrada ante la situación que se cernía sobre ella, siguió corriendo con mucho esfuerzo, al principio solo un yiga la perseguía, sin embargo sabía que vendrían más, siguió corriendo, acercándose al bazar Sekken, tratando de escapar, los miembros del clan habían previsto aquello y dos más adelante le cerraron el paso, obligada a frenar intentó volver en sus pasos pero ya la habían acorralado, un Yiga sacó su rebanadora para atacarla, ella apartó la mirada, temiéndose lo peor.
Link entró en acción limpiamente, corrió directamente hacia el tipo que iba a asesinar a la princesa y lo apartó de un golpe con su espada, haciéndolo soltar su rebanadora que voló por los aires durante unos segundos. El Yiga cayó con un golpe sordo. Se posó en frente de la princesa y amenazó a los otros dos con su espada, ellos retrocedieron lentamente. Zelda lo miraba, incrédula a lo que estaba presenciando.
—¡No quiero verlos por aquí nunca más!
Unos segundos más tarde, los Yiga desaparecieron en una bola de humo. Él se giró hacia la princesa, quien todavía estaba atónita, le tendió la mano.
—¿Se encuentra bien, su alteza?
Zelda aceptó la mano de Link y se levantó.
—Yo... Estoy bien.
Zelda no sabía qué decirle, ni cómo empezar, luego volteó a ver el cuerpo del Yiga, al cual le salía mucha sangre. Link devolvió su espada a la funda.
—Esto... ¿dónde están todos?
—Se fueron a la carrera de morsas. Quizá por eso los miembros del clan Yiga aprovecharon de la ausencia de grandes grupos para atacar, princesa.
Zelda asintió.
—Debe haber sido una experiencia fuerte.
—Gracias, Link —era solo la punta del Iceberg de su agradecimiento.Zelda notó más cosas sobre Link después de aquel momento. La primera de todas, es que se arriesgaría a meterse entre tres tipos con rebanadoras para evitar que la dañaran, la segunda es que a pesar de haberlo tratado mal, no dudaría en acudir en su auxilio, y la tercera y no menos importante, es que él merecía unas disculpas de su parte, aunque no sabía como comenzar. Era de mañana y Link estaba afuera, había muy poca gente en las afueras a esa hora, decidió que quería disculparse con él y darle las gracias formalmente ese mismo día, salió de la posada y se acercó, él estaba mirando el agua.
—¿Podemos hablar, Link?
—Claro, princesa.
—No sé como iniciar. Supongo que iniciaré diciéndote que te agradezco enormemente el haberme salvado la vida, sé que ya lo dije, pero me sobra gratitud a ti por ese hecho.
—Es mi deber, alteza. Siempre que esté en problemas, estaré dispuesto a auxiliarla.
Zelda se sentó al lado, en este punto.
—Tal vez no me creas, Link y sinceramente no te culparía por ello; sin embargo, estoy profundamente arrepentida de mi actitud contigo. He sido una tonta, y aún así... Nunca dudaste en ayudarme y sacarme de mis errores. Actué mal y no espero que me perdones, nunca te lo pediría, porque has tenido suficiente. Solo te pido que me escuches, y a eso ya accediste. Puedo asegurar que fue difícil tratar conmigo y es algo que me pesa, porque en el camino te habré hecho sufrir, o al menos te habré incomodado o enojado. Te prometo que a partir de ahora, no seré una persona grosera injustificadamente contigo, y tal vez ahora estarás pensando que es una promesa vacía, y por ello, no solo lo diré, sino que intentaré demostrártelo cada día que seas mi escolta.
Zelda juntó sus manos, esperando una respuesta.
—Princesa, nunca creí que desahogaría todo, de golpe. Yo... No sé qué decirle.
Ella se levantó.
—Lo entiendo, Link. Es muy repentino, te dejo solo.
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Princesa de la calma
AdventureLink es nombrado escolta personal de la princesa de la familia real, Zelda. Es así como se le asigna una misión: proteger a Zelda bajo cualquier circunstancia y derrotar a Ganon. En el camino, forjará una amistad con los campeones a la vez que se le...