Pasaron dos días desde que Zelda leyó la carta de su padre. Padre no aparecía por ningún lado para decirle qué se supone que tenía que hacer y eso le quemaba el cerebro de pensar ahora qué debía hacer. No tenía permitido salir sin el permiso de Padre y era casi imposible escaparse del castillo teniendo a Link y a otros guardias cerca. Estuvo así un rato sola estancada en su cuarto leyendo un par de libros para matar el tiempo. Link fue a buscarla como de costumbre, y ella apenas en ese momento recordó que tenía que decirle respecto a la reunión. Abrió la puerta.
—De nuevo a su disposición —dijo Link.
—Mira, no creo que necesite salir —Zelda tomó a Link de la túnica antes de que se dispusiera a irse—. Pero sí necesito decirte que pronto habrá una reunión para los campeones. No sé porque ni el motivo, solo... Debías saberlo.
—Se lo agradezco.
—Ya puedes retirarte si gustas.
Link no dijo nada y se fue, como siempre lo hacía.Link volvía otra vez a la cuestión de sus responsabilidades como campeón. Se preguntó qué haría en esta ocasión. Estuvo merodeando por ahí durante un largo tiempo. Mientras tanto, Zelda por fin se pudo reunir con su padre. Apareció a la hora de la comida.
—Te estuve buscando por todas partes —le reprochó al rey.
—Sabes que no tengo todo el tiempo del mundo, hija.
—¿Entonces? ¿Qué debo hacer ahora?
—Debes confeccionar las prendas de los campeones.
—¿Qué? Sabes que no soy tan...
—Sé que no se te da tanto la costurería. Pero es una tradición.
—¿De verdad?
—Lo es. Supongo que el que te costará más trabajo es el de Link. Es una túnica.
—¿Hay alguna base que debería usar?
—Pues...
Padre sacó unos pergaminos que traía en los pliegues de su túnica. Había dibujos en ellos.
—Le pedí a alguien que hiciera estos diseños, considerando las preferencias de cada campeón. Tu trabajo será plasmarlo confeccionándolo.
Zelda miró atentamente. Al parecer debía dibujar en cada prenda la bestia o cuestión que presentaba cada campeón. Link era el único diferente, con un dibujo de la espada maestra.
—¿Cuánto tiempo tengo para esto?
—El que necesites. Sin embargo intenta apresurarte lo más posible.
—De acuerdo.
Zelda tomó los pergaminos y se los llevó a su cuarto, Link hacía una revisión matutina y se la topó durante el camino. A Zelda casi se le caen los pergaminos de la impresión. Quería mantener como sorpresa su trabajo, él le hizo una pequeña inclinación y siguió en lo suyo, ignorando completamente la sorpresa de Zelda. En ese momento apretujó un poco más los pergaminos contra su pecho y finalmente llegó a su destino. Extendió el que contenía el diseño de Urbosa. Quería empezar primero con ella y ponerlo todo su empeño debido a su cercanía. Alguien se tomó la molestia de traer una nota y tela de color turquesa. La nota decía que al rey se le olvidó mencionar que estrictamente todos los trajes debían ser de ese color para representar a la familia real. Ella tomó la tela entre sus manos, pensando en cómo debía empezar; tras darle un poco de vueltas al asunto decidió extender la tela y trazar unas líneas, simulando el tipo de faldas que utilizaba Urbosa. Estuvo muy empeñada en ello por un par de horas que no se dio cuenta de que ya era hora de comer.Link fingió ignorar el nerviosismo repentino de la princesa. ¿Qué eran esos pergaminos y por qué se impresionó en cuanto lo vio aparecer por el pasillo? Quizá no era nada relevante, pero no podía evitar pensar con curiosidad respecto a eso, ella actuaba tan raro...
Quiso ignorar ese hecho y se puso en camino de sus propias ocupaciones, yendo a hacer guardia en la ciudadela.Zelda sintió como su estómago empezaba a rugir. Tuvo un pequeño descanso y se encaminó a comer, donde fue de manera indirecta apurada a seguir con su labor, dando a entender que en realidad el "puedes tomarte el tiempo que necesites" es que solo eran días realmente, esto irritaba a la princesa, sin embargo no dio lugar a réplicas. Continuó con lo pausado, poniéndole mucho empeño, tanto que a cuestión del anochecer, ya hubo terminado con la falda de Urbosa. Sentía como todo el cuerpo le pesaba, apagó las velas de su cuarto y se marchó a dormir, todo estaba muy tranquilo en ese momento, hasta que algo pasó.
Un estruendo levantó a Zelda, creía que estaba soñando, pero no, abrió los ojos y no veía nada, era evidente que era de madrugada. Después de unos minutos alguien entró estrepitosamente en su cuarto. Era una de sus sirvientes, Zelda estuvo a punto de abrir la boca para hablar, mas su sirviente, que llevaba una vela en mano y gracias a eso podía distinguir mejor, la silenció con el dedo, cerró la puerta rápidamente y se acercó.
—No haga mucho ruido, su alteza —susurró—. Parece que se ha colado alguien del clan Yiga.
—¡¿El clan...?! —su sirviente la reprendió con el dedo— Perdón. ¿Alguien del clan Yiga está aquí, en serio?
—Sí, debe tener mucho cuidado. Me ordenaron avisarle, así que por eso estoy aquí.
—¿Sabe dónde está el infiltrado? ¿Cómo pudo pasar esto?
—Bueno... Realmente fue algo bastante tonto, si me permite decirlo. Un guardia se quedó dormido, al parecer no durmió adecuadamente antes de hacer la guardia nocturna y se descuidó.
—Me pregunto como siquiera entró a la ciudadela...
—Seguro brincó alguna muralla, no olvide que los centinelas están un poco dispersos y pudo haberlos evitado, después de todo... son antiguos sheikah, saben muy bien trabajar con sigilo.
—Tienes razón —respondió Zelda, con tono preocupado.
—La veo tensa. No se preocupe, ya están buscando, y además llamaron a Link.
—¿A Link? ¿Por qué a Link? —sabía que no era momento de irritarse por eso, pero se le salió.
—¿A qué viene esa pregunta, princesa? Es obvio que es el más capacitado para esto, por algo es su escolta personal desde hace unas semanas.
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Princesa de la calma
PertualanganLink es nombrado escolta personal de la princesa de la familia real, Zelda. Es así como se le asigna una misión: proteger a Zelda bajo cualquier circunstancia y derrotar a Ganon. En el camino, forjará una amistad con los campeones a la vez que se le...