46.- La espada que doblega la oscuridad

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A la mañana siguiente, Rotver no desperdició ni un instante con Link. Le habló sobre los tipos de guardianes que existen. Entre sus variaciones se encontraban los petrificados, que él observó por distintos rincones de Hyrule, no representaban ninguna amenaza, la naturaleza se encargó de inutilizarlos. Por otro lado, había otros que parecían ser como estos, pero todavía funcionaban. En alguna ocasión, Link se llevó un susto con aquellos, luego los que, tanto Link como Rotver consideraban más peligrosos: los caminantes. Si te veían, no se contentarían con que te escondas detrás de un árbol, destruirían todo a su paso hasta matarte. Por último, estaban otros dos tipos, los voladores, que Link ya vio en su reciente visita a la Fuente del Poder y los estáticos, los cuales él jamás se cruzó en todo su viaje.
Rotver le hacía garabatos en una pizarra muy pequeña, cerca de las escaleras. Ambos permanecían de pie.
—Se encuentran en el castillo, por eso no los encontraste, Link. Recuerdo muy bien que desplegamos todo tipo de guardianes por el castillo en su momento. Ahora eso representará un inconveniente para ti, pero no temas. Si eres lo suficientemente cuidadoso, los estáticos no serán ningún problema. Son como torretas, solo alzarán su cuello para divisarte.
—No creo que sea un pensamiento muy placentero tampoco.
El científico se giró hacia su interlocutor.
—Por ello, te enseñaré a combatirlos. A cada y uno de ellos. Trabajé con esos artefactos durante bastante tiempo, tal vez no tenga experiencia de combate, pero sí puedo enseñarte trucos —dejó el gis que llevaba en la mano y lo puso en una mesita.
—¿Cuánto tiempo nos tomará?
—El que tenga que tomar, Link. No debes precipitarte.
—Es solo que temo que nos quede poco tiempo para que Ganon despierte otra vez.
—Si la princesa Zelda ha logrado aguantar hasta ahora, unos días más serán poco. Mira, Link, todavía te falta sacar la espada que doblega la oscuridad, porque no la veo contigo, así que, es mejor que no te falte experiencia.
Link cedió de mala gana. Era mejor tener todo en orden. Desayunaron antes de partir a hacer una revisión. Él ya se imaginaba a dónde lo llevaría, en su camino hacia ahí vio un guardián semipetrificado, sin embargo, lo eludió yendo detrás de él.
—No puedo caminar mucho, porque como entenderás, soy un anciano. Así que te diré la ubicación de unos guardianes en la región aparte de este y dejaré que hagas lo tuyo. Aunque, como has enfrentado a los monstruos creados por Ganon, esto debería ser pan comido —dijo Rotver mientras caminaban.
—No lo creo —respondió Link, pensando en la ira del rayo otra vez—. Aunque, tenían un láser, como el de los guardianes.
—¿Sabes rebatirlo? Eso puede reducir tus dificultades a cero.
—He usado mi escudo y regresado el golpe.
—Entonces, no tendrás problemas siempre y cuando tengas el escudo.
Estaban a unos palmos del guardián, que no veía en su dirección. Rotver le hizo una seña a Link para que se acercase. Se colocó en su rango de visión y este lo apuntó, inhaló profundo y esperó. El láser tocó el escudo y él lo devolvió. El guardián explotó de un solo golpe. Cayeron restos.
—Con estos tornillos, resortes y engranajes seré capaz de hacerte algo nuevo —comentó Rotver, acercándose y guardándose los materiales en la mochila que llevaba siempre detrás de sí—. ¿Qué prefieres, flechas o un escudo que te permita devolver cualquier ataque de los guardianes? Te aclaro que el escudo puede romperse después de un tiempo, ya lo he sometido a pruebas y cuando pasó eso no fue muy bonito —sonrió con ironía—, pero dura buen tiempo antes de que pase.
—¿Qué me recomienda usted? Dígame en base a su experiencia si le parece que desvío bien los disparos con el escudo que tengo ahora mismo, eso me ayudará a decidir.
—Bueno, la verdad es que no lo haces nada mal.
—En ese caso, quiero las flechas. ¿Cuántas puede hacer con los materiales que tiene?
—Tres, tal vez.
La forja sheikah, que Rotver llamaba Caramelito cuando su esposa no lo oía, fabricó tres flechas sin menor contratiempo, a cambio, Rotver le pidió tres flechas normales y unas cuantas rupias. El sheikah le recordó a Link que tenía que ser preciso en sus disparos, y que de preferencia le diera en el ojo a los guardianes. Eso los eliminaría más velozmente. 

Princesa de la calmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora