Capítulo 6

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Un Mes Después.

Dominik estaba sentado en ese café al que solía ir con Richard en las tardes después de dejar a los niños en las practicas después de la escuela, se tomaban un tiempo libre y charlaban de cosas triviales, cosas domésticas, jamás hablaron de Hordas, socios o negocios turbios, Richard le había asegurado que todo eso había quedado atrás, que sus hijos no tendrían que preocuparse de nada.

No sabía cómo sentirse ahora, estaba destrozado de una forma total, que no tenía más dolor, era como si su cuerpo se hubiera desintegrado después de una gran explosión, no sentía nada.

Era un títere de los designios de Richard, quería gritarle, pelear con él por todo esto, pero Richard no estaba y al parecer no regresaría.

- ¿Estás bien, necesitas algo, quieres que llame a alguien?

Levantó la mirada y un apuesto joven rubio lo estaba mirando preocupado, tenía un muy marcado acento, Dom lo sujetó de la mano y el chico se asustó un poco, lo miró sorprendido, pero no trató de alejarse.

- ¿Eres ruso?

- No, ucraniano, pero es mi idioma ¿necesitas algo?

Dom dudó, no debería estar hablando con un desconocido.

Sin embargo, estos últimos días no sabía en quien confiar, le dijeron lo que el documento decía, pero no quería creerlo, por eso lo tomó y salió huyendo de su hogar, un hogar que ya no sentía suyo.

- Perdón, no debí molestarlo, discúlpeme.

El hombre tomó asiento frente a él en la mesa tomándole de las manos, había algo en ese gesto que le consoló, como si ese desconocido pudiera entender el dolor que sentía.

- Mi nombre es Dima Koslov, permíteme invitarte un té, creo que café has bebido demasiado.

El joven levantó la mano y llamó a un mesero, pidió un par de tasas de té y unos pastelillos, Dom se quedó allí permitiéndolo, ese joven tenía autoridad, algo a su alrededor le confería fuerza, poderío, se parecía demasiado a como Richard... era.

- Dime, que es lo que te tiene tan alterado, parece como si el viento pudiera hacerte pedazos si se lo propusiera.

La voz era tan profunda, pero a la vez serena, Dom estaba seguro de que ese hombre podría hacerlo confesar hasta sus pecados más íntimos si se lo propusiera, además esos ojos de hielo lo tenían congelado, se sentía avergonzado de estar reparando en esas cosas cuando tenía precisamente la constancia de muerte de su esposo en sus manos.

- Mi esposo, salió de viaje hace más de un mes, esto, esto dice que... no sé lo que dice, ellos me dicen que está muerto, no quiero creerlo. ¿Puedes leerlo para mí?

El chico abrió los ojos sorprendidos e inmediatamente tomó el papel que Dom sostenía, miró los sellos, eran oficiales, ese documento era legítimo.

- Lamentemos informarle que encontramos el cuerpo del Sr. Richard Brooks sin vida, fue encontrado en las montañas nevadas calcinado. La avioneta en la que viajaba explotó tras el impacto matando instantáneamente al piloto y al Sr. Brooks, su cuerpo fue identificado por la sortija que enviamos a usted como evidencia.

Dom dio un suspiro largo y profundo, el joven miró las manos del hombre mayor y notó una sortija entre ellas, que ironía, era muy parecida a la que colgaba de su cuello, lo único que le quedaba a él de sus padres.

Dominik comenzó a temblar y el joven se levantó de inmediato y lo abrazó, el hombre comenzó a sollozar en sus brazos, como si le acabara de dar la noticia, tal vez era asi, tal vez era él quien veía con sus propios ojos los frutos de su venganza.

Amor Ilegal Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora