Capítulo 15

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El lugar que Dema había rentado para ellos era hermoso, una pequeña cabaña cerca de un lago era de esos lugares que las personas rentan en temporada de pesca, no estaban en temporada, por eso era mucho más barata y porque de momento no contaba con el servicio de calefacción, tenían que reunir leña todos los días y bajar al pueblo una vez a la semana por víveres, era una experiencia única.

No sabía si sus padres seguían buscándolo, no podía estar seguro, si la muerte de Richard no le había importado a su padre, la suya probablemente le alegraría.

A él no podía impórtale menos, estaba viviendo en un sueño, Dema era el hombre más dulce que había conocido, después de su padre claro, lo cuidaba hasta el más mínimo detalle, trataba de consentirlo y lo hacía sentir amado.

Valentino recordó la primera vez que durmieron juntos, Dema fue muy considerado, le confesó que era su primera vez haciéndolo en ese rol y que, si Val quería, podía ser el activo, pero Val confío en él y fue una experiencia maravillosa, despertar con Dema a su lado con su ronquido bajo y olor de su cuerpo era algo que quería experimentar para el resto de su vida.

Pero en las tardes, Dema se alejaba al lago y miraba al cielo, parecía alejarse en sus pensamientos a un lugar tan lejano que Val no podía alcanzarlo, luego volvía un poco triste y lo abrazaba tomando de Val consuelo.

- Te amo.

Le dijo un amanecer mientras se miraban a los ojos con la luz naranja del sol por las ventanas.

- Te cuidare toda la vida y si muero, en la muerte también.

- No hables de la muerte, estaremos juntos hasta viejos, en esta cabaña o cualquier otra.

Era un sueño, Val lo sabía y en el fondo Dema también, cuándo en el pueblo les decían que habían visto a un hombre muy parecido a Dema, este se reía y negaba diciendo que todos los rusos se parecían y a las personas les parecía de lo más gracioso.

- ¿Qué pasa si nos encuentra?

- Nada, no pasa nada, solo quiero ser egoísta un poco más.

Y lo fueron, Val despertó la mañana de navidad envuelto en los brazos de Dema con regalos bajo la chimenea y pasaron esa tarde abrazados en el sofá al calor del fuego.

- Tenemos los ojos de mi madre, papá decía que la había visto muchas veces pasar por una vieja calle caminando sin mirar a nadie, fue él quien se le puso enfrente, ella lo miró con altivez y él se hiso a un lado, dijo que la fuerza en esa mirada fue lo que lo enamoró, trabajó cada día después de ese para ser digno de amarla

Val sabía que era tiempo de contar su historia, todos la sabían, aun no decían en San Valentín cada año, para algunos era un regalo de amor, la valiosa recompensa para Richard Brooks después de su pérdida. Él aún se sentía como el chico de la basura.

- Mi madre nunca apareció en mi vida, no sé si sigue viva, para ella yo fui un objeto, no era nada, un conjunto de células de las que podía deshacerse por ser suyas, me tiró a la basura envuelto en un papel de regalo para Richard Brooks, él me salvó, se aferró a mi desde el primer momento, era pequeño y frágil, las hormigas me habían picado por todo mi cuerpo, duré semanas en el hospital y él no se movió de allí, siempre me llamó Mi Valentino.

Se le quebró la voz al recordarlo, al recordar cómo le extendía los brazos para que se refugiara en ellos y le decía al oído, Mi Valentino.

- El último día que lo vi, me pidió mi primer beso, no pude dárselo, el primero fue tuyo.

Amor Ilegal Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora