Capítulo 25

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Las cosas no habían salido bien, Santino no podía creer como era posible que Valentino dejara que todo se le saliera de las manos, el niñato ni siquiera intentó arreglar las cosas, perdió el tiempo acostándose con ese hombre que le dijo que no lo hiciera y ahora ese idiota creía que Val era su puta. Asi lo había dicho a todos.

El hijo de Richard Brooks era su puta y podían entrar al territorio sin problemas.

La policía no había hecho nada, ya que un senador había estado respaldando a las bandas latinas hasta que ya no pudo controlarlas, esto era como un nido de ratas.

Lo peor fue que cuando enfrentó a Valentino este seguía sin entender la gravedad de las cosas, para él simplemente era traer unos cuantos hombres para que limpiaran su desastre.

La idea de entregarlo a las hordas como sacrificio ya no era tan descabellada, si no fuera porque prometió a Biagio protegerlo ese chico estaría durmiendo con los peces, él tenía cosas mas importantes que resolver en Italia, no podía perder más tiempo cuidando de un niñato que nunca estaría listo para dirigir a esos hombres.

No era que Santino no lo hubiese intentado, lo había hecho, era que Val no estaba interesado. En todas las familias pasaba, un hijo es demasiado responsable, uno demasiado flojo y... allí terminaba para los Brooks, si tan solo Richard tuviera otro hijo las cosas fueran diferentes, pero de seguir las cosas asi, tendría que buscarse un heredero entre las hordas y eso despertaría una nueva guerra.

Estaban reunidos en la casa familiar, había pasado un tiempo desde que Santino miraba a Biagio, seguía amándolo, verlo ahora era un golpe muy duro, Dominik seguía siendo el hombre del que se enamoró, simplemente ahora usaba una armadura que le quedaba grande, él quería ser capaz de liberarlo, ya no aspiraba a ser correspondido, no estaba seguro si en algún momento lo intentó, el tiempo se le fue en adorarlo y respetarlo, ahora sólo podía ver como era que se enfrentaba a ese mundo del que nunca debió formar parte.

- Bienvenido a casa.

Por ese hombre frente a él era que soportaba a ese bambino arrogante, Dominik Biagio no merecía esa vida, ni a ese hijo.

- Come va ? Va tutto bene a casa?

- No, Valentino se metió en problemas de nuevo, trataremos de neutralizar el problema sin llamar la atención de las hordas.

Era justo, estando las cosas como estaban todos esperaban que Valentino cometiera algún error para aprovechar la situación.

- Antes de que los rusos lleguen necesito hablarte de algo, búscame después de que descanses.

No podía imaginarse que quisiera hablarle Dominik, a menos que le pidiera de nuevo que cuidara de su hijo, si Santino hubiese tenido al menos la mitad del interés que Dominik mostraba por su hijo no hubiese pasado entre Alessandro y él ese incidente. Tenía que resolver esto para volver a Italia y hacerse cargo de sus propios asuntos.

Estaba a punto de subir a su habitación cuando notó que Valentino salía a escondidas por la puerta trasera, estaba muy bien vestido, con un abrigo de lana negro cubriendo las armas que colgaban bajo sus brazos.

No descansaría, tenía que seguirlo, ese mocoso se podría hacer daño a él mismo y Santino no podía soportar cargar con la conciencia de poder evitarle ese dolor a Biagio.

Lo miró subir a una de las camionetas con un montón de guardias y antes de que cerraran la puerta subió él también.

- Wow, de donde saliste?

- ¿Mejor dime a dónde vas? Los rusos están a punto de llegar, no es momento para tus escapadas.

Valentino ni siquiera había notado que lo seguía, le faltaba mucho entrenamiento, si entrenara más de lo que se divertía, no sería un blanco tan fácil.

Amor Ilegal Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora