Capítulo 36

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Después de la charla en el avión Dima había estado muy callado, seguramente pensando en lo que le dijo en el vuelo.

Entendía que sintiera un poco de incertidumbre por Mikhail, pues no lo conocía, pero en el tiempo que en que él convivió con el muchacho se dio cuenta que era como su madre, orgulloso e independiente.

Aunque también sabía que no sentía apego por sus hermanos, Mikhail había estado solo la gran parte de su vida y había aprendido a vivir con eso, Richard esperaba que se diera la oportunidad de contarle a sus hijos la verdad, pues sabía que si lo hacía en esos momentos Valentino se sentiría desplazado y Antonella traicionada.

El camino en auto a casa se le hizo eterno, deseaba por fin encontrarse con Dom, pues escuchar su voz en aquel video que usaron para tranquilizar a Dima le había llenado de nostalgia el corazón, porque, aunque Dom no lo creyera, seguía teniendo un corazón.

- Señor Brooks, Señor Biagio, llegamos.

Pudieron ir a un hotel y regresar en la mañana, pero ambos estaban ansiosos de llegar con el hombre que amaban, aunque solo uno de ellos tendría su bienvenida.

- ¿Quiere que avise al señor que están aquí?

- Si, por favor alguien avíesele, a la señorita Antonella y a Santino también.

La casa aún estaba a oscuras cuando llegaron a la puerta, pero las luces se fueron encendiendo poco a poco, y la casa volvió a la vida, algunos hombres se reunieron para recibirlos antes de entrar, pero ellos solo podían pensar en quien los esperaba dentro, al abrir la puerta más hombres los recibieron, escucharon pasos apresurados en el segundo piso y ambos voltearon, como si Dima pusiera verlo aparecer por la esquina. Y aunque no podía si fue el primero en recibirlo en sus brazos.

- Estamos en casa como te prometí, mi amor.

Dima se regodeo en el calor de ese cuerpo que conocía bien, en su perfume y el latido de su corazón, estaba en casa, se sentía completo por fin.

Richard lo veía con una extraña mescla de alivio y celos, quisiera estar en su lugar, poder disfrutar de la calidez de esos brazos que muchas veces lo habían recibido de es modo, ahora ya no era ese su lugar.

- Yo también estoy bien, por si... ya sabes, te importa.

- ¡¡Papá!! ¡¡Volvieron!!

Antonella apareció con un hermoso salto de cama con el que parecía una dama victoriana, su hermosa princesa, la recibió en sus brazos recibiendo su bienvenida.

- Al menos alguien se alegra de verme.

- Estuvimos preocupados por ustedes, ¿Dónde está Val, estaba con ustedes?

La mirada de Dom se posó sobré el cuestionándolo, no había salido de sus labios ni una sola palabra, pero con su mirada le bastaba, esos ojos azul hielo lo tenían hipnotizado, asi que tenía que decirle la verdad.

- Si, estaba con nosotros, pero decidió acompañar a los heridos, Dema está con él, está bien.

- ¿Dónde está Santino? No escucho su legua venenosa.

Dima no pudo ver el intercambio de miradas entre Dom y Antonella, pero Richard si, aunque al parecer no era necesario que lo viera, el ruso era bueno interpretando los silencios de su esposo y Richard estaba seguro de que lo cuestionaría a solas. De pronto todo el cansancio que había acumulado le cayó de peso y necesitaba descansar en una cama cómoda.

- Bueno si no es de vida o muerte puede esperar al amanecer, supongo que tomaré la habitación del sótano. Espero que mi cama en la recamara principal sea cómoda Kozlov, sabes que eres bienvenido en ella.

Amor Ilegal Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora