El lugar era por decir poco, decrepito, un antiguo palacio abandonado, una enorme mole gris de incontables ventanas, con dos cupulas en cada lado, era sombrío y frio.
No había guardias de seguridad por ningún lado y no pensaba que lo necesitaran realmente, ese lugar parecía embrujado, él lo estaba esperando, estaba hasta arriba de las escaleras que daban a la puerta principal con un enorme abrigo negro. Sabía que no era posible, pero le parecía sentir su mirada mientras bajaba del auto a su encuentro.
En cada escalón que subía le parecía sentir la energía crepitar a su alrededor, sabía que era Dima Kozlov, no lo había visto en persona nunca, pero lo sabía.
Tenía ese porte y gallardía que sabía que él había tenido alguna vez, cuando fue joven, temerario y estúpido, ahora sólo le quedaban las últimas dos.
- Richard Brooks, diría que es un honor, pero mentiría.
- Es algo a lo que esta acostumbrado, no veo por qué la falsa modestia.
Una sonrisa se dibujó en ese rostro, los labios de ese hombre eran lo único visible bajo la capucha negra del abrigo, no muy seguro si ese hombre pudiera notarlo Richard se detuvo a estudiarlo, se veía bastante recuperado si es que hace poco estuvo al borde de la muerte, si algo lo delataba era el delgado bastón negro en su mano derecha, que Richard sabía era el que usaban las personas ciegas.
- ¿Tratando de averiguar que fue lo que lo hizo escogerme a mí?
- No, eso puedo entenderlo, estaba solo y desesperado, además que mi esposo tiene debilidad por los perros callejeros.
- Lo sé, gracias por comenzar eso.
Ese hombre era una versión más cínica y joven de él mismo, además de una versión más rubia y alta. Dio una ojeada rápida pero no pudo encontrar al hermano, según había escuchado esos dos no se separaban nunca, además de ellos dos, el lugar parecía vacío.
- Dígame, Brooks ¿Qué lo trajo aquí, viene a terminar lo que su esbirro comenzó?
Ese chico no era un estúpido, era mucho más inteligente de lo que Richard imaginó, en todo el camino a ese lugar había pensado que le sería imposible estar frente a él sin tratar de asesinarlo, pero teniéndolo enfrente se daba cuenta que la muerte de ese hombre sería un desperdicio, el viejo dicho de mantener a sus enemigos cerca era mas acertado de lo hubiera querido imaginar.
Había viajado sin que nadie lo supiera, era algo de lo que no quería que nadie se enterara, sabía lo que dirían, pero no podrían comprenderlo.
- No, vengo a proponerle un trato, los dos conocemos bien a mi... nuestro esposo, sabemos que no permitirá que nos matemos el uno al otro, aunque podemos tratar no creo que estemos en condiciones de que sea divertido.
Estaban frente a frete, y Richard juraría que ese hombre lo observaba, los archivos médicos que Evander le proporcionó después de humillarlo decían que ese hombre estaba ciego, que había estado al borde la muerte, sin embargo, estaba allí de pie, firme e intacto.
- Nuestro, espera que crea que se ha resignado a compartir a Dom, no lo creo, creo, que lo que pasa es que se aferra desesperadamente a él, sabe que no es suyo y que no hay forma de recuperarlo, asi que soy un medio desesperado para mantenerlo a su lado.
- No tengo por qué usar mascaras contigo, sé lo que crees que hice, y probablemente soy culpable de mi negligencia, pero no voy a dejar al hombre que amo en las manos de un hombre que no pueda protegerlo, como lo veo, no eres nadie, no tienes nada, Dom es la Reina de la mafia y tú... un simple Rasputín, asi que creo que deberías escucharme antes de seguir tratando de minimizarme con lo único que posees, que es juventud y el "amor" de un hombre despechado.
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Amor Ilegal Libro 1
RomanceRichard Brooks está desaparecido y el rumbo de la organización esta en riesgo. Su hijo Valentino es el legitimo heredero de su cargo, pero es sólo un niño, asi que su hermana Antonella Brooks y su padre Domink Biagio toman el control para mantenerlo...