Capítulo 49

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Solo era una hora, estaban de camino y racionalmente Dima no podía comprender como era que estaba tan tranquilo, aunque lo relacionaba con ese sonido como de tambores, uno más fuerte que el otro, poderoso e indomable que le mantenía aletargado, se sentía como un gatito que quería tirarse al sol y ronronear.

- ¿Qué eres?

Escuchó lo que ya había identificado como un gruñido bajo y amenazante, era como de un animal, sabía de dónde venía, de uno de esos hombres, el más joven, el del corazón más fuerte.

- La verdadera pregunta es ¿Qué eres tú?

- No se ofenda Doc, pero no creo que mi hermano este de humor para una charla filosófica.

Habían puesto a su hermano en la misma avioneta que él, Richard estaba con Mikahil y el asiático, mientras el Diablo y Valentino estaban en otro, esperaba que el Diablo o su esposo arrojaran a ese engendro por la escotilla. No lograba comprender que pretendían con esa distribución, él debería ir con Richard y planear bien la emboscada, no con el médico y su mascota.

- Richard me dijo que venían de una antigua familia, o al menos su madre, que eso fue lo que pudo averiguar de ella cuando los estuvo investigando, que eran de una antigua tribu en las montañas, díganme, alguna vez escucharon leyendas de algún tipo de cambia formas.

Dema rosó la pierna de su hermano con la suya, por su puesto, todos en su pueblo lo habían hecho, de niños les contaban historias de terror sobre un demonio que se transformaba en una enorme bestia y se comía a los niños, pero era folklore, cosas para asustarlos, ellos no le temían ya a ese demonio, habían combatido a los suyos propios.

Al ver que los jóvenes no querían hablar Evander tomó la decisión de arriesgarse, tomó las manos de esos hombres entre las suyas y aunque trataron de zafarse los sostuvo con fuerza, lo que los sorprendió.

Una fuerza inimaginable les invadió, y por un momento Dima creyó recuperar la vista, pensó que se estaba volviendo loco, que la ausencia de Dom lo había llevado a caer en la locura inevitable con la que había estado luchando por tanto tiempo, cuando vio frente a él un hombre de piel clara, cabello y ojos oscuros, acompañado de un joven rubio con unos ojos dorados que le miraban como un animal mira a su presa.

- No he curado su vista, solo quería comprobar algo antes de hacerle una petición. No confío en Richard Brooks, en estos momentos él sabe algo de mi familia que no debería haber conocido nunca, quiero pedirles, que, si él trata de alguna manera de usar a mi hijo o cualquier miembro de mi manada de nuevo, se lo impidan, a cambio, les haré un regalo.

Dema se estremeció, el hombre frente a él no estaba moviendo sus labios, sus palabras las escuchaba en su cabeza, desde que ese hombre había entrado en la habitación antes, había sentido una extraña atracción hacia él, como si ese hombre ejerciera algún tipo de fuerza gravitacional.

- Hace unos años Dominik Biagio me pidió un milagro, y se lo concedí, no le debo nada, pero no puedo dejarlo morir, ni a su hija. A cambio de la vida de ellos dos, les pido unirse a mi manada.

- ¿Manada? ¿Es algún tipo de secta?

- No, es algo mucho más complicado que eso, no tenemos mucho tiempo para que les explique, pero pueden sentirlo, la necesidad de ser guiados, de pertenecer, de doblegarse. Puedo tomarlo a la fuerza, pero no soy ese tipo de hombre, prefiero ganarme a los miembros de mi manada de otra manera, sin embargo, las circunstancias me obligan a... negociarlo.

La imagen no se desvanecía, pero ahora Dima comprendía que no era real, era como si ese hombre hubiera puesto ese recuerdo en su cabeza al igual que otros, un león, un enorme león dorado mitad hombre mitad bestia, eso era lo que Richard había visto y lo que ese hombre protegía, la enorme bestia pudo haber matado a Richard, podía matarlos a ellos ahora, pero ese hombre no quería usar a la bestia, solo quería protegerla.

Amor Ilegal Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora