Capítulo 47

419 63 15
                                    


Un grupo de hombres los escoltaron a la oficina de Richard Brooks, Santiago le había rogado a Peter que se quedara callado y esperara en el recibidor, pero este se había negado, le dijo lo acompañaría a donde fuera, en otro momento eso sería estúpidamente romántico, ahora solo era estúpido.

La casa estaba en silencio, una energía lúgubre se sentía apenas entrar, los hombres parecían no querer acercarse a la oficina de su señor, todo era muy diferente a la última vez que estuvo allí, la mayoría de los hombres eran rusos, cuando antes habían sido italianos, había muchas flores por todos lados, como si eso fuera una boda o un funeral.

Algo se estrelló en la puerta cuando estaban a punto de entrar y los hombres se estremecieron, algunas cosas se rompieron adentro y el hombre que tenia que anunciarlos se debatía entre ir o no a hacerlo.

Después de unos minutos el silencio reinó del otro lado y por fin la puerta se abrió.

La atención de Santiago fue directo al Ruso que parecía exudar esa energía que cubría la casa, estaba de pie detrás del escritorio de Richard con los brazos apoyados en la superficie vacía, todo lo que había estado allí estaba regado por todo el lugar, Dima veía a Santiago conteniéndose de lanzarse sobre él.

- Latinsky placate, sabes lo que significa?

Santiago no respondió no parecía que el ruso quisiera una respuesta, había estado muy pocas veces en presencia del Ruso, y en cada una de ellas sentía como si esos ojos muertos lo atravesaran esta no era la excepción.

- Cartel Latino, esas fueron las últimas palabras que mi esposo le dijo a su acompañante antes de ser secuestrado junto con nuestra hija.

Peter miró a Santiago sorprendido, su marido era buen amigo de Dom y Antonella, incluso los habían invitado al bautizo del niño de Ramón, pero le dijeron que no podían cambiar la fecha de su última prueba de vestido.

Santiago exhaló molesto, tenían un soplón.

- ¿Que? eso no es... no es posible.

- Si, si lo es, los colombianos. Los que sacamos del territorio hace un par de semanas, perdonamos a uno, mi error.

Peter sintió como si le dieran golpe en su estómago, él había pedido a Santiago que permitiera al chico vivir en el cobertizo, les había ayudado a organizar la fiesta y hasta había coqueteado con Ramón. Santiago asumía la responsabilidad, pero Por supuesto que Dima olió su culpa y se abalanzó sobre él.

- Quieto cabrón, nadie lo toca.

Santiago se interpuso entre Dima y Peter, el ruso parecía querer matar al latino y probablemente pudiera hacerlo impunemente, pero se detuvo, en el fondo sabía que el Diablo no los había traicionado.

- ¿Por qué no nos dijiste de esos colombianos?

Richard que hasta ese momento había estado en silencio por fin salió de las sombras, se veía cansado y molesto también.

- No creí que fueran una amenaza, eran solo unos pocos, los sacamos rápido, nos confiamos.

- Y ahora ese error nos está costando la vida de mi esposo y mi hija.

- ¿Y de quien es el maldito territorio? Al menos nosotros los sacamos ustedes ni cuenta se dieron de que entraron.

Dima estaba perdiendo la paciencia cada minuto que eso dos idiotas pasaban discutiendo Dominik podría estar en peligro necesitaba encontrar a su esposo, de inmediato. Empujó a Richard a un lado y tomó a Santiago de las solapas, le daría solo una oportunidad de redimirse porque sabía que su esposo los apreciaba.

Amor Ilegal Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora