Capítulo 40

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Lleva a más de dos meses revisando contratos en ruso, porque esos hombres no querían trabajar en su idioma y Dema insistía en que tenía que intentarlo, terminaba con dolor de cabeza y el culo congelado, ese lugar era el infierno de hielo, Val no podía reconocer el día de la noche, tenía ya un largo periodo de abstinencia sexual, la comida era pésima y nada de la ropa que había traído le servía en ese clima horrible.

El lugar era enorme, con una decoración exquisita, las paredes estaban cubiertas por gruesas alfombras que ayudaban a mitigar el frio de afuera, tenían incontables chimeneas por todos lados, pero al no ver el sol, Val no sentía el calor.

Todos los hombres en ese lugar eran hombres de los Kozlov, no se le permitió llevar a ninguno de los suyos, el joven estaba sorprendido de lo bien organizado que estaba todo el personal. Cada hombre tenía una tarea después de su entrenamiento, que según Dema les daba disciplina.

Asi que ellos mismos cocinaban, limpiaban, lavaban la ropa y eso explicaba por qué era tan mala la comida.

Como el único maestro de ruso que Val había tenido era Dima, tenía que confiar por completo en él, asi que, aunque fingía sospechas de vez en cuando, había intentado conseguir que alguien allí le enseñara, pero todos se alejaban de él.

- ¿Estás seguro de que esto nos beneficia?

A Val le parecía que el contrato mencionaba algo de pago en especie, traslados, municiones, hasta comida y carne. Como si no pudieran pagar eso ellos mismo, estaban seguro de que las finanzas estaban bastante bien, no entendía como es que consideraban ese tipo de acuerdos, y por qué no contrataban personal de servicio decente.

- ¿A quién? ¿A nosotros o a tus padres?

- ¿En qué es diferente?

- Hay movimientos que nos benefician a nosotros como órgano, y otros a tus padres como organización, este por ejemplo es de nosotros, para nuestro territorio y trabajadores, tu hermano está consciente de eso.

Val hizo una cara de repulsión que a Dema le causa gracia, no perdía oportunidad de molestarlo con la mención de Mikhail, a decir verdad, el mayor tampoco es que mostrara interés en su hermano, Mikhail tenía mucho trabajo y no estaba de humor para lidiar con Valentino y sus desplantes, además que Mika estaba molesto con los Kozlov por no avisarle que Dima no volvería y sería Dema quien se encargaría de los negocios desde ese momento.

- No lo llames así.

- Deberías de acostumbrarte.

- Jamás podré acostumbrarme a llamar hermano a un bastardo que apareció para quitarme lo que por derecho me pertenece.

Dema no quiso obviar que si alguien tenía algún tipo de derecho sería el primogénito de sangre de Richard Brooks, últimamente solo trataba de darle por su lado a Valentino, lo único importante para él era tenerlo a su lado y poder cuidarlo. A pesar de que el italiano no quería nada con él.

Un hombre entro al despacho sin tocar la puerta, parecía un poco preocupado, se acercó a Dima y le dijo al oído y de prisa que un hombre estaba en la puerta, un italiano de nombre Leonardo.

- ¿Leonardo?

- ¡Leonardo!

Valentino se puso de pie sorprendido, Leonardo era un rayo de sol en ese lugar de penumbra, estaba a punto de salir a buscarlo, pero Dema lo detuvo, tampoco es que Val quisiera salir al frio, en ese lugar apenas ponía un pue afuera y se congelaba.

- Si señor, dice que quiere ver al joven y trae un bebé consigo.

- ¿Un bebé?

- Si es un niño pequeño, lo trae en brazos, los pasé al recibidor señor.

Amor Ilegal Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora