Capítulo 30

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Estaba aburrido de estar encerrado en esa casa, había recibido un mensaje de Jesse diciéndole que llegaría esa tarde y que esperaba verlo en el club, era un escape de esa casa donde lo vigilaban a cada paso, como esperando que cometiera alguna estupidez.

- ¿A dónde crees que vas?

Santino estaba parado en la puerta de su vestidor mirándolo algo molesto, Val apenas se estaba vistiendo, no podía ser acusado de nada.

- Jesse me invitó al club, está llegando de un viaje de seis meses, asi que tenemos cosas de que charlar, incluso le ayudo con una fundación.

- Creí que no era tu amigo.

- Y no lo es, no tengo amigos, no tengo a quien poderle contar nada, porque soy un jodido príncipe de la mafia al que quieren encerrar en la torre más alta del castillo más lejano.

Santino comprendía muy bien por lo que Val estaba pasando él también fue rescatado por un hombre poderoso para hacerlo su heredero, no siempre fue Santino Barone, a él lo habían sacado de las calles para convertirlo en lo que ahora era, un futuro que no deseaba para nadie.

- Está bien, puedes ir, pero te llevaras a un montón de guardias, yo lidiaré con tu padre.

- ¿En serió?

- Si, vete antes de que me arrepienta, sólo no bebas y quédate alerta.

No sabía porque ver la sonrisa de ese chiquillo malcriado le causaba tal sensación de bienestar, no le había mentido a Dom, él amaba a Valentino, no podía no hacerlo si lo había visto crecer desde niño, o conocía más que a su propio hijo, aunque supiera que por el bien de la organización tenía que ser remplazado.

- Toma una de las camionetas blindadas y que todos vallan armados por favor.

- No te preocupes, estaré bien prometo sólo charlar, de cosas personales no del negocio.

Val creí que en casa nadie entendería por lo que estaba pasando, comenzaba a entender que probablemente sus guardias lo veían como lo que era, una puta, lo protegían, pero no lo respetaban, lo veían frágil y seguían pensando en él como un inútil, si alguien llegaba a averiguar que seguía pensando en Dema después de su traición lo juzgarían y el poco respeto que le quedaba se terminaría.

Jesse no lo estaba juzgando del todo, además a él podía molestarlo de vuelta.

- Está bien, sé que no lo harás,

Le pareció volver a ver una sonrisa genuina en ese niño, asi que decidió hacer como que no veía cuando este dio unos pequeños brinquitos de felicidad y salió de allí, mañana lidiaría con Dom, esa noche tomaría un trago y dormiría temprano, tenía mucho en que pensar.

***

Como imaginó sus escoltas no eran para nada discretos, ningún hombre se le acercaba y Jesse estaba llegando tarde, estaba aburrido.

Tomó el teléfono y marcó al idiota de Jesse, hasta hace un par de horas su asistente le había confirmado que asistiría.

- Hola Val.

- ¿Dónde estás? Te estoy esperando.

- Lo siento, no podré ir, lamento hacerte esperar, pero me surgió algo importante.

Uno de los guardáis de Val se acercó para preguntarle algo y Val lo empujó, ¿Cómo que ese idiota no vendría? Si no llegaba los guardias lo llevarían de vuelta a casa y desperdiciaría ese permiso.

Amor Ilegal Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora