Capitulo 50

411 62 36
                                    


Una horrible musica circense comenzó a sonar, era molesta y no permitía que Dima escuchara bien los ruidos a su alrededor, ya había pasado un rato de los gritos y disparos, incluso le pareció escuchar al león rugir, no podía saber si quedaba alguien con vida si esa musica no cesaba.

Valentino sentía escalofríos, la musica parecía de una pelicula de terror, las luces se habían encendido, pero ellos seguían en un rincón oscuro, Dima parecía tener algún tipo de dolor de cabeza que le hacía sacudirla de un lado a otro molesto, esperaba que no le diera una crisis psicópata o algo asi porque no sabría lidiar con él. Aunque tal vez sería una buena oportunidad para matarlo en defensa propia.

De improviso Dima levantó el arma apuntando a la nada y Valentino aguzó la vista, cuando reconoció a quienes se acercaban tomó la mano del ruso tratando de detenerlo, pero parecía una estatua, duro e inamovible.

- No, detente, es Leonardo y Dema.

Dima lo arrojó con fuerza a un lado gruñendo, pero bajó el arma, Leonardo llegó pálido y asustado, le faltaba el aire y se apoyó en sus rodillas mientras recuperaba el aliento, Dema se veía más tranquilo a su lado, aunque también un poco sorprendido, estaba aliviado de que volvieran, no quería aceptarlo pero había estado aterrado de perderlos, a ambos, Leonardo era su compañero el hombre que no lo dejaría a pesar de sus tonterías, además Angello los esperaba en casa, y aunque una parte de él odiaba a Dema, también se preocupaba por él, aun cuando no pudiera perdonarlo del todo. Val miró detrás de ellos, pero no veía a Dylan por ningún lado, tampoco al doctor Katsaros.

- ¿Dónde está Dylan y el padre de Andreas?

Con el aliento entre cortado Leonardo respondió su pregunta restándole importancia con un gesto de sus manos.

- No te preocupes por ellos.

Val miró a Leonardo incrédulo, ¿Cómo era posible que le dijera eso? Dylan era uno de sus pocos amigos, ya no eran tan cercanos, pero era un chico noble y amable que siempre lo acompañó en el instituto sin importar si Val era el hijo de un mafioso. Incluso después de eso, no sabía si Dylan era una persona demasiado noble o simplemente no le importaba el origen de los demás, demasiado dulce e inocente, tanto que su padre le había mantenido al margen de ese mundo y sus problemas.

- ¿Qué te pasa? Dylan es mi amigo, debemos volver por él.

- Él no necesita la ayuda créeme, estará bien, necesitamos movernos.

Dema trató de tranquilizarlo, pero Val había escuchado los disparos y rugidos, no se perdonaría si a su amigo le llegaba a pasar algo, y estaba seguro de que Andreas encontraría mil formas de torturarlo si algo le pasaba a Evander Katsaros, estaba seguro de que el griego lo seguía odiando, podía enfrentarse a matones, asesinos o psicópatas como Dima, pero no a la furia de Andreas.

De pronto la musica cesó y el silenció fue absoluto, no había gritos, disparos o algún otro ruido, Dima aguzó el oído, podía escuchar los corazones de quienes estaban a su lado, también el de Dylan y el Alfa, pero no llegaba a escuchar otros. O estaban muertos o simplemente no alcanzaba a escucharlos.

- Están bien. Debemos movernos, ellos nos alcanzarán.

Dema instó a Valentino a avanzar, si no podía escuchar a nadie más tenían que buscarlos de inmediato, no confiaba en Mikha y Long para proteger a su familia, tenia que hacerlo él mismo, Mikha podía aprovechar la oportunidad para deshacerse de todos, incluso pudo planearlo él, aun no sabían quién había dejado entrara a ese hombre sin que se dieran cuenta, debía ser alguien que conocía el territorio y sus itinerarios, tenían un traidor en sus filas y cuando lo encontrara lo haría pagar por esto.

Amor Ilegal Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora