Capítulo 23

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El lugar era muy diferente a como lo recordaba. Principalmente se veía limpio, las luces estaban encendidas dándole una apariencia de ensueño, no eran las ruinas a donde había enviado a Dima.

Eso quería decir que Richard no le había mentido y Dima había aceptado trabajar con él.

Esa noche que Richard lo afrontó usó las palabras más crueles que Dom jamás imaginó que le diría, podía comprender que Richard estuviera molesto, incluso que su orgullo estuviese herido, lo que no podía comprender era la saña con la que le dijo todo eso.

Dom había estado todo el día en el departamento de Antonella, estaba regresando al trabajo, su hija buscaba cualquier forma de distraerlo y estaba funcionando, pero cuando llegó a casa se topó de frente con su aun esposo.

- ¿Seguirás sin hablarme? Esto no puede durar por siempre.

Dom trató de ignóralo y subir las escaleras, pero Richard lo tomó del brazo firmemente, Dom lo miró enfadado pero el muy cínico se limitó a sonreír.

- Hasta tu amante me dirige la palabra. Creí escuchar una vez que los muertos no hablan, supongo que entre nosotros sí.

Se zafó del agarre con fuerza mirando a Richard con sorpresa, el seguía sonriendo, ¿En qué momento su relación se había convertido en esa guerra de poder?

- Supongo que no es tan estúpido cómo para dejar pasar semejante oferta, tu puta salió cara, mi amor.

- Aléjate de él. No lo arrastraras a tus negocios sucios, no lo convertirás en alguien como tú. Estuviste muerto por dos años, no puedes regresar y poner mi mundo de cabeza de nuevo.

La sonrisa de Richard se ensanchó, Dom no entendía si por qué había aceptado que Dima seguía con vida o por volver a escuchar su voz.

Ya no era el hombre del que se enamoró, o tal vez era el mismo, simplemente Dom abrió los ojos.

Richard tenía que aprovechar que estaban hablando, aunque los celos le carcomían, Dominik estaba defendiendo a ese hombre en su presencia.

- Tenía que regresar Dom. Quise volver, cada maldito día de mi vida quise regresar a tu lado, pero me quede allí porque sabía que estabas mejor conmigo muerto, mi muerte te traía seguridad, pensé en quedarme para siempre allí si con eso te podía mantener a salvo, confíe en mis hombres, confíe en que los amarías y seguirías con esto por Val, por nuestra familia, pero no conté en que esos rusos estarían aquí y mi hijo correría peligro, por eso volví, por él, por ti, pero si mi muerte te consuela, una palabra tuya bastará para liberarte de mi presencia. Si solo se tratase de mí, sabes que hubiese preferido morir a involucrarme con esa mierda. Pero tenía que volver por ustedes, tú jamás te diste cuenta de lo que estaba pasando, esos tipos embaucaron a nuestro hijo por años y nunca te enteraste.

Cómo se atrevía a decir que lo hacía por Val, cuando le había dejado encadenado a esa organización, cuando había sellado el destino de su hijo por su avaricia, no lo hizo por nadie, sólo por él y esa estúpida fantasía de poder y control. Había regresado por él, porque Dom había tratado de rehacer su vida, no porque otra cosa o persona le importara.

- Traté de que disfrutara su libertad antes de que le arruinaras la vida con esto Brooks, era un niño, un niño que debía disfrutar de la vida que prometimos darle, no convertirse en una pequeña versión de ti. Me habías prometido que te alejarías de los negocios y me mentiste.

- Son demasiadas personas las que dependen de mí, de esto, de nosotros. Hice lo que creí mejor para todos. Esto no es algo de lo que puedes deshacerte por tu estúpida idea de una moral universal, si no lo hacía yo, alguien más lo haría.

Amor Ilegal Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora