Capítulo 38

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 Valentino se había puesto de pie con dificultad, el maldito de dima daba vueltas por la habitación como una fiera enjaulada mientras sus padres trataban de averiguar qué había pasado.

Como si no fuera obvio que ese maldito había tratado de matarlo de nuevo.

- ¿Qué está pasando?

- Que ese maldito trató de matarme.

Dima trató de abalanzarse contra él de nuevo pero su padre se interpuso, Dominick trataba de contener a Dima mientras este parecía a punto de perder el control, Valentino tenía que provocarlo, que sus padres vieran la clase de amenaza que habían llevado a su casa y se deshicieran de él, ese estúpido no lo humillaría sin consecuencias.

- Es un maldito perro rabioso que me trajo aquí y después me atacó.

- Eso no es verdad.

Dom apenas y podía contener a Dima, el ruso era un hombre grande y fuerte que de querer hacerle daño ya lo hubiera quitado de su camino fácilmente, pero se estaba conteniendo, aunque no sabía por cuanto tiempo podría detenerlo si Valentino seguía hablando.

- Me trajiste aquí para seducirme y después trataste de matarme.

Richard miró incrédulo a su hijo y después a Dima, no es que no confiara en su hijo, pero le parecía imposible que eso pasara, Dima no soportaba la presencia de Valentino, mucho menos trataría de seducirlo.

- No, no es verdad, eres una miserable rata mentirosa.

Dima se alejó de Dom, pues temía hacerle daño, este trató de sujetarlo pues sabía que el ruso no estaba lucido, en ese momento la furia lo cegaba, como Richard le había dicho Dima era peligro, aun asi no creía lo que Val le estaba diciendo, Dima no había tratado de seducirlo, trató de tocar a Dima y este se zafó bruscamente.

- No debí escucharte, debí largarme de aquí y dejarte con tu bastardo.

- Papá debes de creerme yo soy tu hijo y este perro rabiosos solo es un miserable sirviente.

Antonella no podía creer lo que estaba pasando, Dima había atacado a Val y lo había insultado, pero no había tratado de aprovecharse de él, el ruso ni siquiera había querido estar a solas con su hermano, no sabía que hacer, si defender a uno o apoyar a otro.

Richard miraba de uno a otro sin saber qué partido tomar, su hijo merecía su apoyo, pero Dima no le había mentido nunca desde que se había unido a la organización, además su aversión por Val era bien conocida.

- Yo no soy un miserable sirviente mocoso yo soy...

Dom detuvo a su esposo, era el quien debería decirlo, era el momento, conocía a su hijo, conocía a su esposo, esto podía terminaran en una masacre si no decía de una vez por todas la verdad, había estado callando por temor de perder a su hijo, sin embargo se daba cuenta que lo había hecho hace mucho tiempo, Valentino no era más ese niño que podía proteger alejándolo de lo que él creía le haría daño, su hijo había decidido sumergirse en el mundo que habían tratado de evitarle, además una acusación asi de grave no podía pasarla desapercibida, mucho menos si era contra su esposo.

- Dmitriy Kozlov no es nuestro sirviente, ni nuestro socio, él es mi esposo, por lo tanto, es tan participe de la organización como cualquier miembro de esta familia.

Hacía ya mucho tiempo que Richard no escuchaba la voz de su esposo y escucharlo decir eso le estremeció el alma, podía bromear con Dima todo el tiempo, había dormido junto a ellos en la misma cama, pero escucharlo de los labios de su esposo le sacudió de una forma que no pensó que aún le afectaría.

Amor Ilegal Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora