Capítulo 43

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Capítulo 43: ¿necesitas ayuda?

Un mes de mierda. Un puto mes de mierda había pasado ya y Deku no despertaba.

Era oficial. Katsuki quería morirse.

– ¡NO FUNCIONA! – gritó exasperado ese día después de haber arrojado por los aires el cuenco de medicina.– ¡ESTE MALDITO ANTÍDOTO NO FUNCIONA!

En aquella diminuta casa tan solo se encontraban Tamaki, Izuku y él, pero posiblemente, el resto de habitantes del pueblo habían oído la queja de Bakugou a la perfección.

No por nada, era la primera vez que levantaba la voz en semanas, por lo que escucharle era desde hacía un tiempo algo difícil de hacer.

– Majestad... yo no sé qué más hacer.– se disculpó cabizbajo el dragón de orejas en punta.– El tónico debería haber hecho efecto ya...

Era cierto que el cuerpo de Midoriya había reaccionado al antídoto, pues desde que había empezado a ingerirlo, vomitaba sangra de vez en cuando, según Amajiki, expulsando de ese modo los restos de polen que se encontraban adheridos en su interior.

Supuestamente, el calor abrasador que deshacía la carne desde dentro había disminuido gracias a ello, pero por mucho que quisiera creerlo, Katsuki no había notado una gran mejoría con el paso del tiempo.

Quizá Deku no se retorcía tanto como antes, quizá su temperatura no subía tanto como al principio y no tenía tantos delirios... pero ese maldito no despertaba, y el rey de los dragones estaba histérico. 

– La mocosa que no sabe morfosearse.– masculló entonces.– Tráela, ahora.

Tamaki se tensó al escuchar su demanda, entendiendo de inmediato cuáles eran las intenciones del ojirubí.

– Eri-chan no está preparada... – aseveró con rapidez.– ¿Y si no es capaz de...?

Pero Bakugou no logró controlarse y estalló.

– ¡¿Y QUÉ MIERDA QUIERES QUE HAGA?! – rugió.– ¡¿QUE ME SIENTE AQUÍ OTRO JODIDO MES?! ¡¿Que le vea morirse sin haberlo intentado todo?! ¡DE NO SER PORQUE RESPIRA, PARECERÍA UN PUTO CADÁVER!

Amajiki desvió la mirada hacia el cuenco roto y el líquido desparramado. Había dado su mejor esfuerzo y se había pasado las últimas cuatro semanas intentado recordar si el tónico debía llevar algún ingrediente más, si la preparación era la apropiada o si su paciente lo estaba recibiendo por la vía adecuada.

Sin embargo, todo parecía estar correcto y por más que lo intentara, no veía error alguno en su labor. 

¿Que por qué Midoriya no despertaba? Él tampoco tenía esa respuesta.

● ● ●

– ¿Estoy... en casa?

El pecoso caminaba sin rumbo fijo por unos campos demasiado familiares para él. Todo a su alrededor le resultaba conocido; desde los caminos a las casas circundantes a los arrozeles... pero sobre todo, aquel molino que se erguía frente a él... Aquel molino al que desde que tenía memoria había llamado hogar.

Izuku sonrió entusiasmado, convencido de que de alguna forma por fin había vuelto a casa tras vivir una gran aventura, así que corrió con todas sus fuerzas colina arriba, deseando encontrar a su madre y recibir uno de sus dulces abrazo y miles de besos en las mejillas.

Pero cuando llegó a la cima, el peliverde paró en seco, sorprendido por lo que veía.

– ¿Madre?

Delante de él, el molino que durante veinte años había sido su casa, pero no solo eso. Una mujer alta y delgada de larga cabellera verdosa se encontraba asomada en la puerta, como si buscara a alguien dentro. 

Dragon king (KATSUDEKU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora