Capítulo 22

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Capítulo 22: ¿dónde estás?

Katsuki caminó durante varios minutos entre los árboles, guiándose a través de ellos gracias a la incipiente luz del próximo amanecer. Sus pisadas eran amortiguadas por la hierba y sin embargo, éstas sonaban más pesadas de lo que deberían.

La razón era muy simple: alguien lo estaba siguiendo mientras pisaba al mismo tiempo que él en un intento de pasar inadvertido.

El rubio decidió pues pararse en seco y como supuso, su perseguidor también se detuvo.

– ¿Qué mierda crees que estás haciendo?.

No hubo una respuesta inmediata, pero a los pocos segundos, entre la maleza se hizo visible una figura de cabellos pelirrojos. Kirishima le sonrió nervioso mientras se acercaba con una mano sobre la nuca.

– Pensaba que me estaba ocultando bien...– se defendió el de dientes picudos.

Bakugou le fulminó con la mirada, arqueando una ceja con molestia.

– ¿Con quién crees que estás tratando?. Soy Bakugou Katsuki, no puedes engañarme con una técnica tan estúpida.

Eijirou frunció los labios como un cachorrito, dolido por la rudeza de su amigo.

– Pero, bro…

– Deja de hacer el imbécil y vuelve con los otros.– exhortó Katsuki, dándose la vuelta.– El para-rayos estará preocupado si no despiertas a su lado.

Kirishima hizo el amago de responder inmediatamente, pero se abstuvo cuando el de ojos rubí comenzó a caminar para alejarse de él.

Él no era precisamente el más indicado para reprocharle algo como eso...

Y precisamente por ello, apretó los puños y en varias zancadas le dio alcance.

– Denki sabe que me marcho.– confesó cuando hubo llegado a su lado.– Se lo conté anoche.

Nuevamente, los pies del rubio dejaron de moverse y escuchó las palabras del otro con la mirada fija en el suelo.

– Lo hemos hablado…– continuó diciendo Eijirou.– ...y él está de acuerdo.– con decisión colocó una mano sobre el hombro de Katsuki mientras alzaba el pulgar.– Voy a ir contigo, bro. Si somos los últimos dragones, la carga ha de ser compartida.

Bakugou chascó la lengua y sus manos comenzaron a emanar humo. En un acto reflejo, Kirishima le soltó y retrocedió. El Bakugou explosivo había vuelto.

– ¡Maldito Kirishima!.– gruñó Katsuki, mostrándole las palmas, listo para explotarle la cara.– ¡Yo soy tu-...!

– ¡Sí, eres mi rey!.– gritó el pelirrojo esquivando el ataque.– ¡Pero ante todo, eres mi amigo!.– se defendió.– ¡Eres mi hermano!. ¡Y no voy a dejar que sufras tú solo!.

El ojirubí abrió los ojos como platos y dejó de perseguir a Kirishima. Su rostro se ennegreció en segundos y lentamente, sus brazos cayeron como lastres a ambos lados de su cuerpo.

No hacía tanto de aquella conversación en la que Kirishima le convenció de viajar con los artistas ambulantes para no separarse de sus destinados.

Dragon king (KATSUDEKU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora