Capítulo 7: el instinto del dragón
— ¡Kacchan!. ¡Tenemos que irnos!.
Izuku entró corriendo como alma que lleva el diablo en la cueva, encontrando a Bakugou en el mismo lugar donde le había dejado, apoyado contra la fría pared rocosa con una cara difícil de descifrar; entre molesta y aliviada.
Katsuki sintió una repentina tranquilidad en su pecho nada más ver la punta de sus bucles, como si las cadenas que aprisionaban su corazón se soltasen de inmediato trayéndole paz, pero eso era algo que no diría ni dejaría ver. No era el momento y tampoco estaba dispuesto a aceptar lo que sentía incluso si hacerlo estaba fuera de su control.
— ¿Qué mierda quieres ahora?.
— ¡Los demonios!.— chilló el peliverde, acercándose a toda prisa.— ¡Había demonios entre los soldados!. ¡M-Mi compañero de tienda y un caballero!. Quizá haya más, no lo sé, p-pero sí sé que saben que te estoy ayudando. O que al menos estás cerca...— sus palabras salían atropelladamente una otras otra al tiempo que hacía el amago de pasar el brazo de Bakugou por encima de su hombro.
Desprevenido, el rubio le apartó de un manotazo, asustado por lo que podría hacer si sentía su tacto. Bajo la influencia de la luna de sangre, que un dragón a su edad compartiera espacio con su destinado sin haber completado la iniciación era mucho más que peligroso.
Y además, no entendía nada de lo que balbuceaba ese idiota. ¿Demonios en el ejército?. Bueno, no era una idea tan descabellada si lo pensabas... Después de todo, la mayoría de esos bastardos a los que su gente había quemado en las expediciones eran precisamente eso, soldados del ejército de Yuei.
Sus rubíes rodaron entonces hacia el pecoso que lo miraba a escasos centímetros, debatiéndose entre ayudarlo a levantarse por segunda vez a pesar del mal carácter del dragón o volver a la entrada de la cueva para asegurarse de que nadie le hubiese seguido hasta allí.
Izuku tenía pequeñas ramitas y hojas por todo el pelo, sus mejillas estaban coloradas y respiraba con dificultad. Bakugou chistó molesto. Ese tonto había regresado a por él como si le fuese la vida en ello y parecía desesperado por ayudarle, incluso si él lo rechazaba.
¿Y por qué?. Los humanos no conocían la existencia del hilo del destino, no lo percibían ni mucho menos se sentían atados a él. Muchos de ellos elegían a la persona equivocada y al contrario que los dragones, no sufrían un dolor inmensurable hasta la muerte por ello. Deku no era diferente al resto de humanos, era una criatura ciega y estúpida como todos sus congéneres, pero entonces...
— ¿Por qué... haces esto?.— interpeló el rubio, fulminado con sus escarlatas al joven.
Midoriya no contestó de inmediato. ¿A qué venía semejante pregunta?. ¡No había tiempo!. Pero al ver cómo Katsuki ponía de su parte para que le ayudara a levantarse, se le iluminó la cara y se agachó a su lado, consiguiendo que Bakugou se incorporase y que juntos dieran el primer paso para salir de ahí.
El dragón apretó los dientes al notar cómo su maldito corazón latía con fuerza ante el roce de la piel humana en su brazo, como si una especie de descarga eléctrica fluyese por debajo de su piel. Sus ojos volvieron a percibir el hilo frente a él, flotando con gracia, impasible.
"La conexión se fortalece"
Era asqueroso y al mismo tiempo, un bálsamo que no quería reconocer, pero si Deku realmente había llamado la atención de los demonios, había que darse prisa.
Su maldito destino podía esperar
— No he estado atendiendo a mis obligaciones como escriba para poder cuidarte...— Izuku no había comprendido bien la pregunta que había formulado Kacchan anteriormente, pero éste decidió no decir nada al respecto y escuchar qué es lo que tenía que decir a medida que caminaban.— T-Tengo un caballo fuera esperando, tenemos que marcharnos antes de...
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Dragon king (KATSUDEKU)
FanfictionEl reino de Yuei es asediado por aterradores dragones, pero el príncipe Shoto está dispuesto a acabar con todos ellos para así deshacerse de las bestias que atemorizan a su pueblo. Junto al escriba real, el asustadizo Midoriya Izuku, emprende un via...