Capítulo 75

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Capítulo 75: el último suspiro

Poco tiempo antes y después de que Katsuki fuera a buscar a Izuku a la tienda en valde, recordó su dichosa capacidad de ver los hilos del Destino, y tras serenarse un poco, el rey de los dragones abrió los ojos y posó sus rubíes sobre su hilo. 

El otro extremo se alejaba en dirección al campo de batalla. El corazón de Bakugou se estremeció.

– Cuando lo encuentre, lo mato.

Acto seguido, se había metido de lleno en la zona de combate, siguiendo el hilo rojo del Destino que lo conectaba a Deku. 

Al verle, Kirishima había tratado de detenerlo porque ir sería peligroso y los demonios podrían capturarlo. Mirio y Nejire aparecieron también e intentaron hacerle entrar en razón, diciéndole que si los demonios conseguían su sangre, se acabaría todo.

Pero Bakugou, con una mirada asesina y determinación en sus ojos, respondió con furia.

– Si algo le sucede a Deku, entonces para mí... todo se acabará. ¡No puedo permitirlo!

Los tres dragones se miraron entre sí y al unísono se arrodillaron frente a su rey.

– Alteza, si vais, entonces, iremos también.– aseveró Mirio con tesón.

– No permitiremos que nada pueda sucederos.– agregó Nejire.

– Os portegeremos hasta el final.– concluyó Kirishima, quien siempre había tratado a Bakugou como un igual, como un amigo. Esta era la primera vez que le hablaba como lo que era, su rey.

El rubio no supo qué decir ante aquella muestra de respeto y apoyo de sus súbditos y simplemente retomó la marcha, decidido, mientras sus leales dragones lo seguían de cerca.

El caos y la destrucción los rodearon de inmediato, esquivando golpes, derribando demonios... pero entre los soldados y los monstruos, el grupo finalmente encontró a alguien familiar. 

Como si se hubiera convertido en un demonio real, Shoto estaba luchando contra un grupo de soldados de Shiketsu, entre ellos, el mismísimo Inasa. Pero el caballero rapado parecía estar en desventaja frente al inmenso poder que desplegaba el príncipe con sus dos espadas combinadas. Ráfagas de hielo y fuego azotaban a Vendabal y pese a su gran velocidad, era incapaz de hacerle frente al mismo tiempo que protegía a sus hombres de los ataques de aquel monstruo de dos colores.

Pero aquel monstruo era simplemente un alma cautiva, presa de una maldición. El verdadero Shoto se encontraba dentro, dormido, mientras los poderes demoníacos lo controlaban y hacían con su cuerpo lo que querían. Sin clemencia, mataba, sin pudor, reía. Sus facciones, deformadas debido al aspecto abominable que había adquirido, infundía temor a los pobres soldados que aún se mantenían en pie junto a Yoarashi.

A Bakugou poco le importaba el Destino de aquellos extras, per al ver al bicolor, la cólera se despertó en él como si se tratara de un huracán. Ese bastardo era el culpable de que Deku hubiese estado a punto de morir, otra vez, y de solo pensarlo, las ganas de descuartizarlo asomaban por su cabeza, pero, en ese momento, una pizca de racionalidad hizo su entrada y lo instó a seguir adelante, ignorando a ese principucho y a encontrar a quien realmente había venido a buscar; a su Deku.

Sin embargo, Todoroki sí notó la presencia de Bakugou y del resto de dragones. Puede que hubiese olvidado todo lo demás, puede que no reconociese a nadie... Pero esos ojos rojos... Ese olor... Esa persona ataviado con una larga capa roja que lo miraba en la distancia, con rabia, con sed de sangre... Ese sujeto era un dragón. Y no un dragón cualquiera, sino el dragón que buscaba. 

Con un mandoble de su espada de fuego, expulsó de su rango a Inasa y a sus hombres, y con la espada de hielo, bloqueó el camino de los dragones con una muralla de cristales lo suficientemente alta como para no dejarlos pasar.

Dragon king (KATSUDEKU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora