Capítulo 62

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Capítulo 62: el monstruo que hay en ti

Todoroki regresó junto a Dabi a altas horas de la noche al campamento que habían dispuesto a las afueras de la ciudad de Taiyaki.

Allí, dentro de la carpa que le pertenecía al príncipe, Yaoyoruzu lo esperaba medio dormida, apoyada sobre una mesa repleta de mapas y papeles.

Pocas horas antes, en ese mismo lugar, la princesa había relatado con todo lujo de detalles al general Aizawa y a Iida lo que sabía sobre los dragones y sobre el paradero de Midoriya. Tal como le había recriminado Shoto, ella no podía asegurar que las palabras de la bruja fueran ciertas y que todo lo que le había contado solo fueran mentiras, pero ella quería creer en ellas con todas sus fuerzas.

– Pero, si realmente existieran esas criaturas a las que llaman demonios... ¿Dónde se encuentran exactamente? – quiso saber el general de imponentes ojeras.

– Uraraka-san tampoco lo sabía con certeza... – confesó Momo apretando las manos que mantenía entrelazadas.– Supuestamente, se encuentran entre nosotros, disfrazados de cualquier animal o incluso con piel humana... Mas su verdadero aspecto es aterrador... O al menos eso dijo ella cuando describió al corregidor de Water Hose...

– Si Chisaki Kai era un demonio... Cualquier campesino, soldado o miembro de la corte podría serlo también.– interpeló Tenya con inquietud.– Si todo esto fuera cierto... ¿Qué es lo que quieren esas criaturas?

De nuevo, Yaoyoruzu apretó los puños. Ella no tenía la respuesta a esa pregunta. Tan solo vagas conjeturas y suposiciones.

– Camuflarse entre el enemigo es una estrategia básica a la hora de tomar fortalezas y castillos.– aseveró ella.– Pero... ¿y si esta vez el objetivo fuera algo distinto? Si fuera verdad que hay demonios con malas intenciones en cada reino, en cada corte y en cada pueblo...

Iida pareció darse cuenta de a dónde quería ir a parar Momo, pues su tono de piel palideció rápidamente.

– Alteza... No estará diciendo que...

– Su intención no es tomar un castillo.– concluyó Aizawa con rotundidad.– Sino el mundo entero.

Momo se estremeció al oír en voz alta lo que gritaban sus pensamientos.

Sí. Eso era. El mundo entero, el Continente en su totalidad. Por qué otra razón se infiltrarían a gran escala en cada lugar de El Continente. Solo podía ser para eso. Aguardando pacientemente el momento indicado para desvelar su verdadera naturaleza y tomar por la fuerza el control del mundo. 

– Pero no podemos estar seguros de nada.– rebatió el soldado de lentes.– Que los dragones sean nuestros aliados, que los verdaderos enemigos sean esas cosas llamadas demonios... Que Midoriya-kun siga con vida... Al fin y al cabo, todo esto lo sabemos gracias a una bruja afín a los dragones, ¿no es así? No podemos confiar así como así en sus palabras...

– Sin embargo, no podemos ignorarlas tampoco.– apostilló el general de cabellera negra en tono solemne.– Si estamos siendo vigilados desde dentro o no, es algo que debemos averiguar de todas formas antes de entrar en batalla.

Aizawa era un hombre sensato y un guerrero que había combatido en numerosas batallas. Su experiencia le impulsaba a creer parte de la historia de Yaoyoruzu y quizá un sexto sentido que desde hacía cierto tiempo le decía que algo no iba bien en su propio reino. 

La princesa no pudo nada más que sentirse aliviada de tener el respaldo de un general como él y con renovados ánimos, continuó.

– ¿Qué proponéis entonces, general?

– La guerra es inminente, así que un control intensivo al menos sobre nuestras tropas no resultaría sospechoso.– argumentó él.– Mientras buscamos espías de Shiketsu entre nosotros, tanto si los hay como si no, quizá encontremos inusual el comportamiento de algún soldado...

Dragon king (KATSUDEKU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora