Dragon king (KATSUDEKU)

Capítulo 44

Capítulo 44: el elegido

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– ¿Kacchan?

Izuku aún permanecía sentado sobre el campo de flores rojas cuando una voz distante le sorprendió. Parecía ser parte de una discusión cuyo contenido no entendía, pero sin duda, el propietario de semejantes gruñidos le sería del todo inconfundible, al menos, en aquella vida.

"Es Kacchan, estoy seguro"

La voz reverberaba más allá de la oscuridad, así que, el pecoso tomó aliento y se levantó dispuesto a encontrar su origen, pues si su voz había llegado hasta él, encontrarle no podría ser tan difícil.

De ese modo, Midoriya comenzó a correr guiado por las quejas de su destinado, quien parecía estar manteniendo una acalorada conversación con un interlocutor al que el escriba no era capaz de oír.

Pero el tono de Katsuki era alto y claro, por lo que, cuanto más se acercaba a la fuente de sonido, más alto se escuchaba, hasta que delante de él, las flores rojas dejaron de inundar el camino y fueron sustituidas por un portal de luz.

La salida

Izuku atravesó la cortina luminosa con los ojos cerrados, y al abrirlos de nuevo, un techo viejo iluminado por las primeras luces del día le dieron la bienvenida acompañados por la estridente voz de cierto rubio cenizo que acababa de hacer un juramento sobre explotar flores.

– ¿Kacchan?

El peliverde no le veía, pero tuvo por seguro que Bakugou se había parado en seco al oír su tenue voz, y eso es lo que había hecho.

El rey de los dragones había estado a punto de abrir la puerta de la casa para irse, pero tras escuchar aquel apelativo cariñoso con la misma fuerza que un suspiro lastimero, se le heló la sangre y su corazón se estremeció.

Nervioso y casi incrédulo, el rubio se dio la vuelta lentamente, asustado porque su cabeza le hubiera jugado una mala pasada y que lo que acababa de oír fuera solo fruto de su desesperada imaginación... 

Pero allí estaba él, ese maldito buscaproblemas con pecas, tumbado sobre la manta, mirándole con aquellas esmeraldas agotadas pero tan vivas y brillantes para él.

– ¿De...ku?

Midoriya no tuvo fuerzas para asentir, dándose cuenta entonces de que su cuerpo se sentía entumecido y fatigado, tal como si hubiera estado combatiendo día y noche en una gran batalla similar a las que se narraban en los libros de Historia...