Capítulo 63

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Capítulo 63: entre nosotros

– ¡Alteza!, ¡Alteza!

A la mañana siguiente, Iida irrumpió en la carpa de la princesa Yaoyoruzu perdiendo todo el sentido de la etiqueta propia de la nobleza o del código de caballería.

Momo, aún en camisón, salió a recibirle en la estancia principal de la carpa a toda prisa, a lo cual, Tenya bajó la mirada como un rayo, avergonzado por su mala educación e imperdonable conducta.

– Iida-san... ¿Qué sucede?

La joven no había pegado ojo en toda la noche, así que su aspecto no era precisamente bueno...

– Jiro-san no se encuentra en Taiyaki, Alteza. Lo he comprobado. Dos veces.– aseveró el soldado pisando las palabras debido a la rapidez.

Yaoyoruzu abrió los ojos como platos.

– Pero eso... No puede ser...

Si su asistente no estaba en la ciudad, ¿dónde podría estar? Le había dado la misión de encontrar a los dragones y de advertirles del peligro... Pero los dragones habían huido y en teoría habían masacrado a todos los que les perseguían...

¿Quería decir eso que...?

La princesa sintió de repente que le fallaban las fuerzas y tuvo que apoyarse en una silla para no caer. Al notarlo, Iida se apresuró a auxiliarla aún con los ojos clavados en el suelo.

– No... No puede ser...

– Alteza, aún tengo que decir algo más.– confesó Iida.– Hay alguien que afirma saber dónde se encuentra...

Yaoyoruzo recuperó algo de estabilidad y miró al caballero de lentes desconcertada.

– ¿Quién? ¿Quién podría saberlo? LLévame hasta esa persona.

– No será necesario, Alteza.– una voz femenina se escuchó desde el exterior de la tienda y por la puerta de lona entró una mujer rubia engalanada con un vestido violeta.– Yo misma he preferido venir para no molestaros más de la cuenta.

Momo frunció los ojos, sorprendida. Por su aspecto, aquella mujer pertenecía sin duda al barrio rojo de la ciudad.

– Soy la dueña de la Casa de las Serpientes.– se presentó ella haciendo una reverencia a la princesa.– Todos me conocen como la señora Uwabami.

Yaoyoruzu recobró por fin toda su compostura y aceptó la reverencia con educación.

– Uwabami-san... – interpeló la pelinegra.– ¿Realmente sabéis dónde se encuentra mi asistente?

La mujer de brillantes labios carmín asintió.

– Ayer pude verla con mis propios ojos tal y como os veo ahora a vos, Alteza.– comenzó.– La encontré malherida en la calle. Estaba siendo perseguida por los soldados de Yuei e intuyo que fue confundida con alguien más debido a la capa que usaba para ocultarse... 

– ¿Dónde la ocultais? ¿Sus heridas han sido tratadas? Iré con ella ahora mismo.

Yaoyoruzu se dispuso a ir a cambiarse, pero la mujer rubia se lo impidió.

– No podéis verla, Alteza. Ella dejó la ciudad anoche junto a los dragones y a la bruja que los acompaña.

La princesa paró en seco y la miró sorprendida.

– ¿Con... Con los dragones...? – un súbito alivio recorrió su cuerpo y calmó su espíritu.

– Así es. Todos huyeron por la puerta trasera de mi casa.– afirmó Uwabami.– Si mal no recuerdo, se dirigen a la Isla de Fuego, un lugar seguro para ellos donde vuestra asistente sería tratada por la bruja y otro médico.

Dragon king (KATSUDEKU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora