CAPÍTULO 9

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–Creo que reprobaré la prueba con mis pastas. – me reí haciéndolo reír.

–No seas tan negativo, no pueden ser tan malas.

–Créeme que son malas.

–Bueno, pues ya aprenderás con mis clases.

–Pues eso tendrá que ser otro día, debido a que hoy tengo una salida.

–¿Ah sí?

–Sí.

–¿Y se puede saber con quién?

–Con una chica muy guapa, castaña, de pestañas largas y ojos cafés, con una sonrisa preciosa.

–No hagas eso.

–Tú preguntaste y yo contesté ¿y que harás tú?

–Tengo una salida.

–¿Con quién?

–Con un hombre para nada guapo y mucho menos atractivo.

–Oye. – dijo haciéndose el ofendido y comencé a reírme de él.

–Tú preguntaste y yo contesté.

–Le debo un baile a esa chica y voy a reponerlo.

–¿Sabes bailar?

–Sí.

–Hasta no verte bailar, no te creeré.

–Ja, te sorprenderás.

–Porque no sabes bailar.

–Sí sé bailar, es uno de mis dones naturales.

–Sí tú lo dices.

–¿Sabes bailar? O nada más iremos a sentarnos.

–Claro que sé bailar, el ritmo corre por mis venas.

–Ya lo veremos.

–Lo mismo digo de ti, debo decir que no eres tan mal cocinero como lo creí.

–¿Ah sí?

–Sí, creí que eras de esos que incendia la cocina, pero no tiene ningún rastro de incendio.

–No soy tan malo.

–¿No tienes personal en tú casa?

–No, digamos que la última cocinera trataba mal a los enanos y la despedí y no contraté a nadie más.

–Pobres peques, parece que su papá no sabe escoger personal, ni niñeras. – se rió.

–Oye, la niñera se veía buena chica.

–Adam, una niñera que viene vestida nada más por decirlo, se nota que esa niñera iba detrás de ti, pero no pudo con tus hijos y se rindió.

–Conmigo era atenta.

–Exactamente, quería llamar tu atención y quiso probar cuidando a tus hijos.

–Pero esos enanos son más revoltosos de lo que ella creía.

–No son revoltosos.

–Contigo no y no tengo la menor idea de como haces para que se queden quietos sin hacer bromas.

–Siempre me han gustado los niños, así que supongo que me es fácil tratarlos.

–Algo tendremos que agradecer a esa niñera.

–¿Qué?

–Gracias a ella pudiste conocer a los enanos y nos acompañaste a la fiesta.

–Bueno, eso sí se lo agradeceré, pero solo eso.

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