CAPÍTULO 33

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–¡No, escúchame tu a mí, primero dices mis hijos, después nuestros, me dices que hablemos, luego me gritas! ¿¡Qué es lo que quieres!?

–Grace, cálmate.

–No, es que no puedo. – rompí en llanto, Adam intentó abrazarme – No me toques.

–Amor… – se acercó y por más que traté de evitarlo, me abrazó. – Tranquila – lloré durante un rato más hasta que me dolió la cabeza – ¿Estás mejor?

–Sí, solo me duele la cabeza un poco.

–¿Quieres que esperemos para hablar mañana?

–No.

–Está bien, Grace, perdóname, no pensé en lo que te dije y sin querer te lastimé, perdóname Grace, te amo y los niños te aman, para ellos eres su mamá y siempre lo serás, sé que a veces puedo ser un idiota y me equivoco, pero lo que menos quiero es herirte, no era mi intención, me enojé por un problema en la empresa y desquité mi furia contigo, lo lamento Grace, sé que no debí hacerlo y yo…

–Está bien, te perdono, yo también lo siento.

–¿Por qué?

–Porque siempre termino obligándote a ceder en cosas que no quieres o tomando decisiones que son tuyas.

–No, no es así, tú opinión es importante para mí y no me obligas a nada, muchas veces me equivoco, como hoy, nada me costaba decirles a los niños que sí, pero estaba enojado y les dije que no y después tú trataste de convencerme y me desquité. – le sonreí y él acarició mi mejilla con su mano. – ¿Entonces me perdonas?

–Sí.

–Te amo.

–Y yo a ti. – lo besé suavemente y él correspondió a mi beso.

–Vamos a dormir porque ya es tarde.

–Sí.

Me tomó entre sus brazos y caminó conmigo hasta la habitación, me depositó suavemente en la cama y fue a ponerse la pijama, cuando volvió se acostó a mi lado y me atrajo hacia él, me dio un beso en la cabeza.

–A dormir pequeña.

–Una pregunta.

–Dime.

–¿Si podrá coco ir con nosotros?

–Aunque no quiera la bola de pelos es parte de la familia.

–Los niños estarán muy felices.

–Lo sé, pero mañana se los diremos, ahora a dormir.

–Está bien.

–Buenas noches amor.

–Buenas noches cariño. – Me abracé a él y lentamente nos fuimos quedando dormidos.

Tres días después…

Adam estacionó el auto frente a la casa de mi padre, Adam se bajó de la camioneta y abrió mi puerta, después ayudamos a los niños a bajar, Alba y su pareja se habían ido unas horas antes, Adam no había querido venir antes para no tener que encontrarnos con ellos, tomé las llaves y abrí la puerta, entramos, la casa solo tenía unos cuantos muebles.

–Esta era mi casa peques.

–Es linda mami. – dijo Ethan.

–Sí mami, es muy linda. – dijo Evan.

Los peques se quedaron en la sala y después fueron a ver la cocina, caminé por el pasillo de las habitaciones y Adam venía detrás de mí, entré a la habitación que había sido de mis padres, estaba muy diferente, recordé cuando era navidad y entraba corriendo a despertarlos brincando en la cama, papá era el primero en levantarse, íbamos a la sala y comenzábamos a abrir los regalos, unas lágrimas escaparon de mis ojos y Adam me abrazó, cuando estaba más tranquila salimos de la habitación y entramos a la que era mi habitación, estaba completamente igual al día que me fui, caminé y vi mi librero, mis libretas, mi ropa, mi cama, mi escritorio, Alba dejó todo tal y como había estado, rompí en llanto y Adam me rodeo con sus brazos, los niños entraron y me abrazaron también, eran tantos los recuerdos de esta casa, había buenos y malos, de todo tipo, estuvimos un rato más en la que era mi habitación y salimos, la vi por última vez antes de cerrarla, Adam rodeó mi cintura con su brazo y fuimos a la sala, miré cada espacio de la que por muchos años había sido mi casa, donde había tenido una familia, quizá fue destruida pero ahora tengo una nueva familia, mi propia familia y yo me encargaré de que nadie pueda separarnos, los cuidaré con mi propia vida porque los amo, a mis peques y a mi novio.

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