Tomé mi sándwich y comencé a comer, cuando terminé tomé mi botella de agua y bebí de ella, Adam seguía conduciendo, pues faltaban algunas horas para llegar a nuestro destino.
–¿Quieres agua?
–Sí por favor. – le pasé la botella de agua y bebió de ella, me la entregó. – gracias.
–No hay de que.
–Duerme otro rato.
–Estoy bien – bostecé – no tengo sueño.
–Tu cuerpo no dice lo mismo, mejor duerme, aún falta mucho para llegar.
–Está bien.
Me acomodé en el asiento y apenas recosté mi cabeza mis ojos comenzaron a pesar y cuando menos pensé caí dormida. La camioneta se detuvo y abrí los ojos lentamente, ya había oscurecido, miré a Adam.
–¿Llegamos? – pregunté.
–Sí, ya llegamos. – miré a la ventana y nos habíamos detenido frente a una hermosa cabaña, era de dos pisos y tenía un estilo moderno, Adam se bajó de la camioneta y la rodeó para abrir mi puerta, me ayudó a bajar. – ¿Qué te parece? – preguntó abrazándome por la espalda.
–Es preciosa. – me giré a él y rodeé su cuello con mis brazos, lo besé suavemente y sonrió.
–Hay que entrar porque ya es tarde.
–Sí.
Adam bajó las maletas y a coco, yo desperté a los niños y los ayudé a bajar de la camioneta, ambos me abrazaron por la cintura, uno de cada lado y entramos a la cabaña, los llevé directamente a su habitación y los acosté en sus camas, les di el beso de buenas noches y los cubrí con la cobija, Adam entró y les dio su beso de buenas noches, salimos de la habitación cerrando la puerta, Coco se acercó a la puerta de los peques y la rascó.
–Dejaste a Coco afuera.
–Nada le pasa a la bola de pelos.
–No nos dejará dormir. – le abrió la puerta y coco entró a la habitación, la cerró, deposité un beso en sus labios.
–Vamos a nuestra habitación.
–Me gusta la idea, quiero mostrarte algo.
–¿Qué me mostrarás?
–Es sorpresa. – sonrió pícaramente.
Caminamos por el pasillo y entramos a la puerta del fondo, era una habitación gigante y preciosa con un gran ventanal en el frente, era preciosa.
–¿Te gusta?
–Me encanta. – cerró la puerta con seguro – no quiero que nos molesten.
–Eres malo.
–En las noches eres solo mía.
–Me gusta que seas posesivo. – dije mordiendo su labio.
–¿Y cuál es mi sorpresa?
–Bajo esta ropa. – dije apuntándome.
–Bueno, hay que comenzar a buscar.
Comenzó a quitarme la chamarra, continuó con mi camisa, después quitó mi pantalón suavemente, hasta dejarme en el conjunto de ropa interior que era la sorpresa, el conjunto era muy pequeño, dejaba mucho a imaginación, era transparente la braga y muy diminuta, el sostén resaltaba mis senos haciéndolos ver más grandes, Adam me miró de pies a cabeza y en sus ojos podía verse el deseo, se acercó a mí y sus manos recorrieron mi cuerpo.
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MIS PEQUEÑOS FAVORITOS
RomancePrimer libro de la saga "Pequeños" Grace Miller, una chica linda de 24 años, ha estado sola desde la muerte de su padre, vivía con su madre y su pareja pero era como si estuviera sola, hasta que un día tuvo que huir de ese infierno, Grace continuó c...