CAPÍTULO 22

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–Te amo pequeña.

–Yo te amo más. – le di un beso, salí de la oficina y tomé mis cosas, fui directo al elevador, unos minutos después ya estaba sobre la camioneta, la encendí y arranqué directamente a la escuela de los peques, cuando llegué me bajé y los peques me vieron.

–¡MAMI! – gritaron corriendo hacia mí, cuando llegaron, me abrazaron y correspondí a su abrazo, me agaché y les di beso a cada uno.

–¿Cómo les fue pequeños?

–Muy bien mami. – dijo Evan.

–Sí mami, la maestra fue buena con nosotros y los niños dejaron de molestarnos. – dijo Ethan.

–Que bueno peques.

–Sí, nos dijeron que teníamos una mamá muy guapa. – dijo Evan.

–Que lindos, ya es tarde, vamos a casa antes de que papi llegue.

–¿Podemos comer helado? – preguntó Ethan.

–¿Van a comerse toda la comida? – les pregunté.

–Sí. – dijo Evan.

–Sí, nos comeremos todo. – dijo Ethan.

–Está bien.

–¡YUPI! – gritaron ambos.

Fuimos a la heladería y les compré helados, salimos directo a la camioneta, les quité sus mochilas y las subí a la cajuela, los ayudé a subir a la camioneta y abroché sus cinturones y me subí.

–¿Listos? – pregunté.

–Sí.

–Sí.

–Entonces vamos a casa.

–¡YUPI!

Conduje hasta casa, los ayudé a bajar y bajé las mochilas.

–Nosotros te ayudamos mami. – dijo Evan.

–Ustedes coman su helado, yo las llevo, no se vayan a ensuciar los uniformes.

–Ok mami – dijeron ambos

Entramos a casa y dejé las mochilas de los niños en su habitación y bajé a la sala donde estaban sentados los niños, estaban hablando en susurros y un poco asustados.

–¿Qué pasa niños? – les pregunté.

–Nada. – contestaron asustados, sin mirarme, me paré frente a ellos.

–Niños.

–Fue su culpa. – dijo Ethan apuntado a Evan.

–No es cierto, es suya. – dijo Evan apuntando a su hermano.

–¿Qué pasó? – se pararon frente a mí con sus manitas atrás y sus cabecitas mirando al suelo, ambos tenían el suéter del uniforme sucio de helado.

–Es que queríamos el control de la televisión y corrimos por el pero chocamos y ensuciamos nuestros uniformes con el helado. – dijo Ethan.

–Y también la alfombra. – dijo Evan.

–Peques, no deben correr así, ¿qué tal si se hubieran caído y golpeado con la mesa de centro? Se pueden lastimar.

–Lo sentimos mami. – dijeron ambos.

–Está bien, quítense los suéteres y dénmelos para lavarlos.

–Sí mami. – dijo Ethan.

Se quitaron los suéteres y me los entregaron, les dije que fueran a cambiarse y ambos subieron a la planta alta, limpié la alfombra de la sala y puse los suéteres en la lavadora, los dejé lavándose mientras preparaba la comida, los niños bajaron con sus tareas y se sentaron en la barra de la cocina para hacerlas conmigo.

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