CAPÍTULO 27

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Continuó besándome, una de sus manos bajó a mi intimidad y comenzó a meter y sacar los dedos haciendome gemir, sus toques me estaban llevando al borde, no soportaría más.

-Adam...ah...ah...no...puedo...más...ah...ah...

-Te voy a dar tan duro que no podrás caminar. - gemí.

Le quité el cinturón, abrí su pantalón y su miembro erecto salió, se quitó la ropa interior, rozó nuestras intimidades.

-Amor no tengo protección.

-No...importa...no...puedes...dejarme...así.

-No te preocupes, no lo haré, pero tengo miedo.

-¿De...qué?

-De que no vayas a poder caminar después de lo duro que te voy a dar.

Antes de que pudiera decir algo me penetró de una estocada, mordí mi labio al sentirlo, comenzó a moverse rápido desde el momento en el que estuvo dentro de mí, enredé mis piernas alrededor de su cintura pegándolo a mí, Adam me tomó de la cintura pegándome más a él, comenzó a moverse de forma rápida y salvaje, clavé mis uñas en su espalda por el placer que llegaba a sentir, su pecho estaba pegado al mío y mis senos se presionaban contra él, los gemidos salían de mi boca, en la oficina solo se escuchaban nuestros gemidos y el eco de nuestros cuerpos chocar, su estocadas eran fuertes y duras, me hacían querer más y más, que no se detuviera, llegamos al orgasmo y Adam se corrió dentro de mí, salió de mi interior lentamente y recargué mi cabeza en su pecho para regular nuestras respiraciones, nuestros cuerpos estaban bañados en sudor.

-Eres grandiosa, solo tú puedes hacer que me vuelva loco y me descontrole.

-Te amo.

-Yo te amo más pequeña.

Cuando nuestras respiraciones se habían calmado un poco, comenzamos a vestirnos, me puse el sostén y mi camisa, la falda, pero no encontraba mis bragas, me acerqué a Adam y lo ayudé con la corbata.

-Adam cariño ¿viste mis bragas?

-¿Hablas de esto? - sacó mis bragas de la bolsa de su pantalón.

-Sí. - intenté tomarlas pero levantó más la mano.

-Dámelas por favor.

-No, hoy se quedan conmigo.

-Adam.

-Hoy se quedan conmigo.

-Te quedas sin premio.

-Ya veremos.

Fui a la puerta de la oficina, mi entrepierna dolía un poco, cuando Adam dice que será duro, es porque será duro, caminé un poco incómoda, me sentía desprotegida y Adam se rió de mí.

-Deja de burlarte Hoult.

-No me burlo.

-Dormirás solo el día de hoy.

-Lo dudo.

Le saqué la lengua y se rió, salí de la oficina tratando de caminar lo más normal que podía, me senté en mi escritorio y comencé con mi trabajo, cuando era hora del almuerzo iba a ir a pero Adam salió de la oficina.

-No vayas, ya encargué el almuerzo.

-¿Ah sí?

-Sí, pedí tu sándwich favorito.

-Gracias, pero aún así dormirás solo.

-¿Me harás sufrir?

-Tú estás torturándome.

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