CAPÍTULO 45

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Adam introdujo sus dedos a mi entrepierna, comencé a levantarme y sentarme sobre ellos, la sensación de sus dedos dentro de mí me excitó aún más de lo que ya estaba, Adam quitó mis bragas de un tirón, mordí sus labios haciéndolo gruñir, introdujo sus dedos a mi entrepierna nuevamente robándome un gemido que se ahogo en sus labios, Adam me acostó sobre él y puso mis piernas sobre sus hombros dejándole una vista completa de mi entrepierna, su lengua entró a mi entrepierna y se movía dentro de ella, yo clavaba mis uñas en el colchón.

–Adam…ah…ah…no…soporto…más

–Me gusta tenerte al borde.

Bajó mis piernas de sus hombros, le di un empujón haciéndolo caer de espaldas a la cama, tomé su miembro entre mis manos, lo posicioné en mi entrada y entró a mi entrepierna, comencé a moverme hacia adelante y atrás acelerando cada vez más el ritmo, tomó mi cintura presionándome más contra él, de una vuelta me dejó bajó él, Adam comenzó a dirigir los movimientos, aumentó la velocidad hasta que alcanzamos el orgasmo, Adam se corrió entro de mí y nos acostamos uno al lado del otro, me abrazó y depositó un beso en mi nariz.

–Descansa pequeña.

–Igualmente cariño.

Nos cubrimos con la cobija y lentamente nos fuimos quedando dormidos. Me desperté, eran las dos de la madrugada, me dolía el estómago, había comido varios postres así que no es raro, me moví al otro lado y cerré los ojos para que se me pasara pero no fue así, acaricié mi estómago, me moví a un lado y a otro pero no se me pasaba, Adam notó mi movimiento y se despertó.

–¿Estás bien amor?

–Me duele el estómago. – se levantó rápidamente.

–Vamos al hospital.

–No, no es necesario, es dolor normal, comí de varios postres.

–Pero…

–Estoy bien Adam.

–Llamaré a la obstetra y le preguntaré si es necesario que vayamos al hospital o que podemos hacer.

–Está bien.

Se levantó de la cama, se puso un pantalón de pijama y tomó su celular, llamó a la obstetra, yo me quedé acostada acariciando mi barriga.

–Ya la llamé. – dijo Adam entrando a la habitación, se sentó a mi lado y con una mano comenzó a acariciar mi barriga.

–¿Qué te dijo?

–Que no hay que alarmarnos, es algo muy común en las embarazadas cuando tienen antojos y comen algo que no les cae bien, pero si el dolor sigue o se hace más intenso es mejor que vayamos al hospital.

–¿Y qué puedo tomar?

–No puedes tomar ningún medicamento, solo puedes tomar té, ya estoy preparándote uno.

–Gracias.

–No tienes nada que agradecer. – se acercó a mi vientre y lo besó. – se sienten mal mi bebé y mi pequeña, pero no se preocupen, papi los va a cuidar.

–Lo sabemos, siempre nos cuidas.

–Y siempre lo haré.

–Lo sé, mi héroe.

–No te podrás deshacer de tu héroe tan fácil.

–No quiero deshacerme de él.

–Eso me alegra, voy por tu té.

Depositó un beso en mis labios y salió de la habitación, unos minutos después volvió a la habitación con mi té, me reincorporé en la cama y me lo dio, después se sentó a mi lado comencé a tomarme el té.

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