CAPÍTULO 26

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Hoy es viernes, último día de la semana y último día de clases para mis bebés, sonó mi alarma y me desperté, desde el primer día que los niños durmieron con nosotros no han regresado a su habitación, apagué la alarma y comencé a darle besos a Adam por todo el rostro, él sonrió y abrió los ojos.

–Buenos días cariño.

–Buenos días amor. – contestó.

–Ya es hora de levantarnos.

–¿Y si no vamos hoy?

–Adam, es último día, no seas flojo.

–Es que no quiero.

–Pareces niño chiquito, además no podemos perder más días porque tendremos vacaciones.

–Está bien. – dijo suspirando.

–Vamos a ducharnos. – le dije y sonrió pícaramente.

Se levantó y me cargó en brazos, tratamos de no hacer ruido para no despertar a los pequeños, entramos al baño y cerramos la puerta, rodeé el cuello de Adam con mis brazos y comenzamos a besarnos, sus besos bajaron a mi cuello, me quitó la camisa de la pijama dejando mis senos a la vista, sus besos bajaron a ellos y comenzó a mordisquearlos lentamente haciendome gemir, sus manos bajaron por mi cintura hasta llegar a mi intimidad, se introdujeron en mis bragas y comenzaron a juguetear con mi entrepierna, mordí mi labio inferior, Adam me besó mientras sus manos torturaban mi entrepierna.

–Adam…ah…ah…ah

–Shhh, despertarás a los niños.

–Te…necesito…ah…ah…dentro…de…mi…ah…ah…ahora…

–Como tú ordenes.

Buscó entre los cajoncillos del baño un preservativo, no encontró, salió a la habitación y regresó unos minutos después cerrando la puerta.

–Hay un problema.

–¿Cuál?

–No hay más preservativos.

–No importa.

–¿Segura? – preguntó.

–Sí.

Sonrió, continuó besándome y su mano presionó mi entrepierna haciéndome ahogar un gemido en sus labios, bajé su pantalón y su ropa interior, me tomó en brazos y me subió al lavamanos, sus manos jugaron con mi entrepierna unos minutos más hasta que me tomó entre sus manos y de una estocada me penetro, sin preservativo era una experiencia diferente, se sentía mejor, podía sentir su duro miembro dentro de mí, cada estocada era más rápida y hacia que la temperatura subiera cada vez más, el baño estaba inundado de jadeos de ambos.

–Amor, me voy a correr. – dijo Adam agitado.

–Hazlo.

–¿Segura?

–Sí.

Continuamos besándonos, sentí un líquido correr dentro de mí y Adam salió lentamente de mi interior, recargó su cabeza en mi pecho para regular nuestras respiraciones, le di un beso en los labios, cuando nuestras respiraciones se regularon, nos duchamos, Adam salió del baño primero y me trajo una bata, me la puse y fui al armario, me puse la ropa interior y me agaché a levantar la toalla que había tirado, Adam vio la oportunidad y me dio una nalgada haciendome brincar.

–¡Adam!

–Lo siento, no pude evitarlo.

–Tienes la mano muy larga.

–No te quejas cuando mi mano está dentro de ti haciéndote gemir mi nombre.

–¡Adam! – le dije con mis mejillas ardiendo.

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