CAPÍTULO 4

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Son las cinco de la tarde, tengo que estar lista para las ocho, me duché y sequé mi cabello, me delineé los ojos para que resaltaran, me maquillé de forma sencilla y me pinté los labios de color rojo, me alacié el cabello y me pinté las uñas color rojo, mi vestido era rojo, era largo ajustado hasta un poco arriba de mi rodilla y de ahí hacia abajo era un poco suelto, tenía un escote en forma de V en la parte de enfrente, dejando notar un poco el valle de mis senos, era de tirantes, se ajustaba muy bien a mis curvas, me puse unos tacones altos color plata, aunque no se verían con el vestido, pero me daban estatura, tomé un abrigo por si me daba frío, me puse unos aretes plateados un poco largos

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Justamente terminé de arreglarme cuando se escuchó el timbre, abrí la puerta y eran los peques.

–¡Hola peques!

–¡Grace! – dijeron al mismo tiempo, me vieron de pies a cabeza.

–¡Wow! – dijo Evan.

–¡Te ves preciosa! – dijo Ethan.

–¡Como la princesa de un cuento! – dijo Evan.

–¡Gracias, ustedes también se ven muy guapos! – ambos llevaban traje y venían de moño, se veían muy lindos.

–¡Gracias! – contestaron.

–Vamos que se hace tarde. – les dije.

–Nosotros te ayudamos para que no te vayas a caer. – dijo Evan.

–Que lindos.

Me puse el abrigo en los hombros y cada uno me dio su manita, los dos me sostenían de las manos y bajamos hasta llegar afuera del edificio, Adam estaba de espaldas llamando por teléfono, nos acercamos y cuando cortó la llamada se giró a vernos, sus ojos me recorrieron completa y se quedó pasmado.

–Papá. – dijo Ethan pero no contestó.

–Papá. – le dijo Evan pero no contestó, entonces los peques se vieron y supieron al instante lo que pensaban.

–¡PAPÁ! – gritaron ambos y Adam reaccionó.

–Ho...Hola Grace.

–Hola.

–Papi, ¿verdad que Grace se ve preciosa?

–Sí, se ve muy linda. – le sonreí y me correspondió con una sonrisa.

–Gracias. – le dije y nos quedamos en silencio por unos minutos ahí parados todos.

–Bueno, vamos porque se hace tarde. – dijo Adam.

Abrió la puerta de la camioneta para mí, me extendió su mano y la tomé, me ayudó a subir y una vez arriba cerró la puerta, ayudó a los niños a subir y rodeó la camioneta para subirse.

–¿Están todos listos? – preguntó Adam.

–¡Sí! – contestamos todos al mismo tiempo, sonrió y negó con la cabeza.

–Entonces nos vamos.

Arrancó directamente a la empresa, estacionó el auto, me abrió la puerta y bajé, ayudó a los niños bajar y cuando bajaron, cada uno tomó una de mis manos.

–Niños, tengan cuidado con Grace.

–La estamos cuidando papi, no queremos que se vaya a caer. – dijo Ethan.

–Sí papi. – dijo Evan.

–Son todos unos caballeros. – le dije a Adam sonriéndole, correspondió con una sonrisa, nuestras miradas se encontraron, sus ojos son hermosos, brillaban y su sonrisa los hacía ver más grandes, me perdí en su mirada, cuando me di cuenta que nos estábamos viendo, giré mi mirada a los niños para tratar de disimular el calor de mis mejillas, estarían rojas.

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