CAPÍTULO 29

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Presionó mis piernas y se acercó a besarme, comenzó a mordisquear mis labios mientras sus manos jugaban con mis pezones, tomó el vibrador de mis piernas y lo pasó por mi vientre, subiendo por mi estómago, por el valle de mis pechos y lo rozó con mis labios, en mi entrada pude sentir su miembro ya despierto y comenzó a moverse haciendome jadear, pasó sus manos a través de las curvas de mi cintura, ambas manos se movieron a mi vientre bajando a mi intimidad y sus dedos comenzaron a jugar con ella, en mi vientre presionó el vibrador haciendome gemir y gritar, mordí mi labio cuando sentí el contacto de su lengua en mi entrepierna, sentía mi entrepierna quemarse, estaba completamente mojada, con sus dientes tomó uno de los labios de mi entrepierna mientras uno de sus dedos entró a ella y comenzó a moverse dentro de ella, mordió el labio que tenía en sus dientes y gemí por lo alto, me estaba llevando al borde y mi cuerpo solo pedía más, soltó el labio de mi entrepierna y sus dedos entraron y comenzaron a moverse dentro de mí, salió de mi interior y nuevamente comenzó a torturarme con el vibrador, lo presionó contra mi entrepierna haciendo que mi espalda se arqueara.

–Adam…por…favor – gemí – ya…no…soporto…te…necesito. – se rió roncamente y abrió mis piernas bruscamente, se posicionó entre ellas y de un momento a otro me penetró, sus manos se posicionaron en mi trasero apretándolo y yo envolví mis piernas en su cintura presionándolo más contra mí, entraba y salía, cada estocada mandaba corrientes a todo mi cuerpo, alcanzamos el orgasmo y se corrió dentro de mí, Adam salió de mí suavemente y me quitó las esposas, me quité la venda de los ojos y le sonreí, depositó un beso en mis labios y se tiró a mi lado.

–¿Estás bien?

–Sí, solo estoy un poco cansada, hoy fue suficiente para mi cuerpo.

–Lo sé pequeña, por eso tienes que descansar, duerme ya. – me abrazó atrayéndome a él, puse mis manos sobre su pecho y nos cubrimos con la cobija.

–Buenas noches amor.

–Buenas noches cariño. – le dije y cerré los ojos, lentamente nos fuimos quedando dormidos.

Abrí los ojos, tenía frío, me moví un poco y recordé lo que había pasado anoche y sonreí, eran las siete de la mañana.

–Yo puedo saber a que se debe esa sonrisa.

–¿A qué se debe según usted señor Hoult?

–A la noche de ayer.

–Acertó.

–¿Por qué estás despierta tan temprano?

–Es que tengo frío.

–Ven aquí. – me acerqué a él y me abrazó. – descansa otro rato, aún es temprano.

–Te tomaré la palabra solo porque estoy cansada.

–Descansa.

–Tú también. – nos quedamos acostados y caímos dormidos al instante.

Abrí los ojos y estaba sola en la cama, me senté y justamente cuando me iba a levantar se abrió la puerta, me cubrí rápidamente con la cobija porque estaba desnuda, pero entró Adam.

–Buenos días amor.

–Buenos días cariño. – se acercó y depositó un beso en mis labios.

–¿Cómo estás?

–Muy bien, feliz.

–¿Y por qué estás feliz?

–Porque tengo una gran familia, un gran novio y mis dos pequeños.

–Nosotros también estamos felices de tenerte.

–Te amo Adam.

–Yo te amo más pequeña. – tomó mi barbilla y me beso suavemente.

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