–Sí, hace rato con los niños.
–¿Llevo tanto tiempo dormido?
–Sí.
–¿Por qué no me despertaste?
–Porque estabas cansado y a lo que me cuentas, no te dejé dormir.
–Estaba un poco cansado.
–Lo sé, por eso no te desperté.
–Te ves preciosa hoy.
–Gracias. – le sonreí.
–No tienes que agradecer cuando te dicen la verdad.
Adam continuó desayunando, cuando terminó, me llevé los trastes y él se fue a duchar, lavé los trastes y cuando terminé me senté en la sala a ver a los niños jugar, Adam llegó, se sentó a mi lado, me rodeó con su brazo, recargué mi cabeza en su hombro.
–¡Buenos días niños! – les gritó.
–¡Buenos días dormilón! – le dijo Evan.
–¡Buenos días flojo! – le dijo Ethan.
–Que malos son – les dijo y se rieron – por lo menos mami si me quiere – me abrazó y depositó un beso en mi sien – es mía y no comparto – se levantaron los niños y se acercaron a nosotros.
–No, ella es de nosotros. – dijo Ethan.
–Sí, es nuestra mamita. – dijo Evan.
–Sí, nuestra mamita linda, bella y preciosa. – dijo Ethan.
–Que lindos mis peques. – les di un beso en la frente a cada uno.
–¿Verdad que eres de nosotros mami? – dijo Evan.
–Sí, soy de ustedes y de papi. – dije abrazando a Adam.
–Ouh. – dijeron ambos.
Los niños se fueron a jugar y yo me acosté en el sillón, poniendo mi cabeza sobre el regazo de Adam, los niños se volvieron a acercar unos minutos después, se pararon frente a nosotros con sus manitas atrás.
–Mami, papi. – dijo Ethan.
–¿Qué pasa? – preguntó Adam.
–Ethan y yo queremos ir a dar un paseo por el sendero.
–¿Quieren ir a pasear? – pregunté.
–¡Sí! – contestaron ambos.
–Por mí está bien. – les dije.
–Por mí también. – dijo Adam.
–Entonces vayan por sus abrigos que afuera hace frío. – les dije.
Ambos subieron a su habitación corriendo por sus abrigos, iba a levantarme para ir por mi abrigo y el de Adam, pero él me lo impidió.
–Yo voy por los abrigos. – dijo.
–Gracias.
Me senté en el sillón y él se levantó para ir por los abrigos, los peques bajaron corriendo y poniéndose los abrigos, cuando llegaron a donde estaba yo se pararon frente a mí, les ayudé a cerrar sus abrigos y cuando terminé, Adam llegó y me entregó mi abrigo, nos pusimos nuestros abrigos y los peques le pusieron la correa a coco, salimos de la casa para ir a pasear, los niños llevaban a coco, nosotros íbamos detrás de ellos, cuando entramos a el sendero, todo era precioso, había muchos pinos muy altos, era un paisaje hermoso.
–Es precioso. – dije.
–No más que tú. – dijo Adam.
–Que tierno señor Hoult.
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MIS PEQUEÑOS FAVORITOS
RomancePrimer libro de la saga "Pequeños" Grace Miller, una chica linda de 24 años, ha estado sola desde la muerte de su padre, vivía con su madre y su pareja pero era como si estuviera sola, hasta que un día tuvo que huir de ese infierno, Grace continuó c...