Capítulo 12-La propuesta.

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𝓙𝓾𝓹𝓲𝓽𝓮𝓻.

—Es inmenso—observó Jill, impresionada mirando a su alrededor.

Doy una vuelta sobre mi eje, examinando cada cosa mientras una sonrisa se va asomando en mi rostro. Nos encontramos visitando la nueva tienda de mi marca de cosméticos.

—Me encanta—miro maravillada toda la tienda.

La tienda es espaciosa, tiene ventanas que ocupan toda la pared, estanterías de variadas formas y tamaños, y una entrada con puertas de vidrio. Todavía está vacía, ya que no hay productos en el lugar, por el momento.

—Entonces, ¿todo bien? —pregunta Jill—. ¿Empezamos a traer los productos?

—Sí, en unas semanas vamos abrir esta tienda al público.

—Genial.

Recorro la tienda unos cuantos minutos, admirando cada detalle e imaginando cada estantería con cosas de mi marca y siendo nuevamente un éxito. Cuando llego al apartamento voy hacia la cocina y saco mi pote de helado de chocolate.

El amor de mi vida.

Me siento en el sofá mientras busco una película, al final coloco, un amor para recordar, mientras disfruto de mi helado.

Dios mío, el protagonista esta siendo un completo idiota. Ella no se lo merece.

A veces me pregunto como pueden haber hombres tan idiotas... Bueno mujeres también hay. En este mundo hay de todo.

¡Pero estamos hablando de hombres! Eso es un caso aparte.

Unos minutos después suena el timbre, así que le pongo pausa a la película y coloco mi helado en la mesa mientras voy a abrir la puerta.

Me encuentro a Aaron mirándome fijamente pero sin decir nada.

—Bueno, si no vas hablar... Me espera mi helado y una película adentro—comienzo a cerrar la puerta.

—¡Espera! —coloca el pie para que no cierre la puerta y la abro de nuevo—. Quiero que hablemos.

—Muy bien, ¿de qué? —digo secamente y me hago la desentendida.

—De lo que paso el otro día—dice—... Creo que estás enojada porqué me fui a la mañana siguiente—alzo una ceja para que continúe—… Y quería decirte que me fui porqué pensé que no querías que estuviera ahí cuando salieras del baño o... No lo sé, me puse nervioso e hice lo primero que se me ocurrió… Perdón.

—Y lo primero que se te ocurrió fue irte, ¿en algún momento te dije que no te quería ver cuando saliera del baño o te di a entender algo así? —DIOS, por qué siempre se tiene que ver tan bien—. Me sentí usada, Aaron.

Y aunque normalmente hago eso, siento que esto es distinto. No sé porqué.

—No, perdóname, soy un idiota—baja la cabeza—. No quise que te sintieras así. Simplemente no soy bueno en estas cosas, a veces las mujeres son muy difícil de entender.

Se ve arrepentido de verdad... Pero igual me queda un poquitito de enojo. ¿Estoy siendo exagerada?

—Y como puedo estar tan segura de que dices la verdad si ni siquiera me miras a los ojos.

Júpiter [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora