Capítulo 60-Bienvenido a Las Vegas.

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Maratón 1/3

𝓙𝓾𝓹𝓲𝓽𝓮𝓻.

—Júpiter—me susurra Louis sentado a mi lado—. ¿Y a él cuánto le das?

Me señala con la cabeza a un moreno de complexión atlética a punto de sentarse a unos asientos más adelante que nosotros.

—Un siete. ¿Y tú?

Aaron es el único que supera mi diez.

—Yo un ocho… Oh, mierda, está mirando hacia aquí… ¡Te está mirando a ti! —se ríe—. ¿Le guiñas el ojo o le muestras el anillo?

—¿Por qué haría eso? Solo miró y ya. Pero obviamente si algún hombre se acerca a mí con otras intenciones pues los corto, no soy infiel.

—Nunca van a dejar de hacer eso, ¿cierto? —cuestiona Anne, refiriéndose a nuestro radar. Está sentada delante de nosotros, girando su cabeza para mirarnos.

—Lo dudo—dice Jill a nuestro lado.

—Lo entenderían si tuvieran una mente tan divertida y única como la de nosotros—dice en tono arrogante Louis, y me atrae con un brazo en mis hombros hacia él—. Son nuestras reglas, querida, las reglas.

—Las reglas—lo apoyo.

—Son reglas VIP, reglas de oro, reglas inalcanzables…

—Y aquí viene el exagerado arrogante—murmura Anne.

—Nuestras reglas—continúa—. Y para alcanzar esas reglas pues tienes que ser privilegiada, no cualquiera puede saber nuestras reglas, aunque ya ustedes las saben. Su problema es que no las siguen, malditas aburridas. Por eso no están al nivel VIP.

Anne rueda los ojos mientras Jill parece divertida.

—Que gran poesía—se burla Lily.

La turbulencia del avión causa que Julieta le agarre el brazo a Jill, y esta se queje por la fuerza. Ellas tres van sentadas en los asientos frente a nosotros.

—¿Aaron no te dijo dónde iba a ser su despedida de soltero? —curiosea Louis.

—No, no quisimos darnos detalles de nuestras despedidas, por más que intenté sacarle información no pude. Y él jugó a lo mismo. 

—Estoy segura de que te dejo toda marcada a propósito—comenta Jill mirando mi cuello.

—Opino lo mismo—dice Louis.

Y él cuello es una mínima parte de todas las marcas que dejo por mi cuerpo el muy caliente. Cuello, clavículas, pechos, espalda, glúteos y mis muslos. Por lo menos no fui la única que se fue marcada, él también quedo marcado. Aunque, creo que menos que yo.

Mis celos salen a la luz al pensar en mujeres en su despedida de soltero, pero luego recuerdo que, probablemente, en la mía haya hombres con poca ropa, y mis celos bajan un poquito. 

Poco a poco se van quedando todos dormidos, incluyéndome, apoyando mi cabeza contra el hombro de Louis.

Me despierto por la voz de Anne y el leve movimiento de mi brazo.

Júpiter [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora