Capítulo 59-Futura señora James.

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𝓐𝓪𝓻𝓸𝓷.

Una punzada de dolor llega directo a mi corazón al tenerla en mis brazos y ver esa marca, ese maldito corte que le provocó la loca esa, una cicatriz permanente en el costado de su pequeña mandíbula.

Quiera poder borrarle esa marca, borrar ese sufrimiento que pasó y poder evitar cualquier otro sufrimiento que venga en el futuro. Que ella sea feliz siempre.

—Nunca más vas a pasar por un sufrimiento así, siempre voy a evitar que te lastimen. Te lo prometo, mi pequeña luz—murmuro y doy un beso en su frente mientras ella mantiene los ojos cerrados.

Así se me pasan los minutos, con mi hija durmiendo en mis brazos mientras Júpiter duerme en la camilla. Luego dejo a Venus en la carriola y me siento al lado de Júpiter tomando su mano y acariciando suavemente su mejilla.

Ella comienza a abrir lentamente sus ojos.

—Perdón, no quería despertarte—digo.

Me dedica una sonrisa somnolienta.

—Acuéstate conmigo—susurra.

—Tienes que estar cómoda, Júpiter.

—Me siento cómoda contigo a mi lado. A parte, también debes descansar, castaño.

Suspiro. Ella me hace un espacio en la camilla y yo me acuesto a su lado, apoya su cabeza en mi pecho y paso un brazo a su alrededor para abrazarla, pero sin ejercer fuerza para no lastimarla.

—¿Cuándo voy a poder ver a Louis? —pregunta con los ojos cerrados.

—El doctor dijo que en un par de días te van a poder llevar en silla de ruedas, ya que todavía no vas a poder caminar bien.

Desde que se puede visitar a Louis, Júpiter no ha parado de pedir verlo. Si fuera por mí ya la hubiera llevado, pero el medico dijo que no. Louis ha mejorado cada vez más, a pesar de que el doctor tenía bajas expectativas de que sobreviviera, él lo hizo, recuperándose día a día.

—Descansa, cariño.

Al día siguiente despierto con el calor de su cuerpo junto al mío y una sonrisa se forma en mi rostro, después de lo que para mí fue una eternidad por fin pude dormir a su lado. Me acomodo más a su lado sin querer soltarla nunca.

Pero un pequeño llanto me hace abrir los ojos y levantarme con cuidado para no despertar a mi mujer, me encamino a tomar en brazos a Venus que lloriquea mientras la sostengo y busco en su bolso un pañal.

La recuesto en la camilla a un lado de Júpiter y comienzo a cambiarle el pañal, sus lloriqueos disminuyen, pero no paran.

Busco de nuevo en su bolso, esta vez el biberón, pero por más que busque no lo encuentro. Le escribo a mamá para ver si esta desocupada y pedirle si puede traer el biberón. Su respuesta llega a los pocos minutos con una afirmación.

Vuelvo a tomar en brazos a Venus justo cuando Júpiter se despierta y nos observa por unos segundos antes de acomodarse en la camilla y extender sus brazos en una clara señal para que le pase a nuestra hija.

La coloco en sus brazos, comienza a hablarle y darle caricias que la calman y poco a poco deja de llorar.

Un largo suspiro sale de mis labios y me siento a su lado.


Júpiter [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora