Capítulo 36-Sorpresa.

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𝓙𝓾𝓹𝓲𝓽𝓮𝓻.

Acurrucada en el sofá observo por la ventana el cielo nublado y la lluvia cayendo mientras como de mi pote de helado de chocolate, mi fiel compañero. Pienso en todo los que ha pasado, en nuestra discusión en el club, el tema de Amber, el futuro de nuestra relación.

En resumen, hace dos días que no le hablo a Aaron, desde la discusión afuera del club, él me ha llamado y ha tocado la puerta de mi apartamento, pero lo he ignorado. ¿Por qué? Porque sentía que si lo veía iba a llorar y probablemente golpearlo al mismo tiempo, sin olvidar, de que lo iba a perdonar muy fácilmente. Aunque sí admito que yo también cometí errores, pero me da coraje el tema de Amber. Me arrepiento de la escena que causamos. Definitivamente. Nunca había hecho algo así. 

Espero que Aaron se dé cuenta, que abra los ojos y nos elija, me destrozaría si prefiere seguir adelante con ese proyecto junto a ella. 

Lo extrañas, estúpida.

Sí, lo extraño. ¿Cómo no extrañarlo?

Creo que debería hablar con él y arreglar las cosas, me duele no estar con él, aunque siga con ese pequeño enojo dentro de mí, a lo mejor exagero, no lo sé. Dios, soy tan enredada, no me sorprendería que él se aburriera de mí, y con la sola idea de que eso pase me duele.

Y me doy cuenta de que nunca había querido a algún exnovio como lo quiero a él, incluso podría decir que... lo amo. 

Y me asusta eso.

Fue inevitable. Cada día se fue ganando una parte de mi corazón. No quiero decírselo todavía, porqué, ¿y si él no siente lo mismo? No me quiero arriesgar a algo que puede terminar haciéndome daño. En algún momento se lo diré, pero no ahora, no me siento preparada. Esa palabra no es algo que se le pueda decir a cualquiera o decir sin más. Por lo menos para mí es complicado.

En fin.

No me voy a quedar aquí sentada... Voy a ir a hablar con él. Ahora él debería de estar en su oficina así que voy a ir. Sería una pequeña sorpresa.

Me levanto del sofá y guardo mi pote de helado, voy a mi habitación, me visto para salir a la lluvia, colocándome un abrigo gris encima.

Cuando ya estoy lista agarro mi bolso y salgo del apartamento. Enciendo el auto, conduzco entre las calles mientras la lluvia golpea junto con uno que otro trueno asomándose. Llego a mi destino, salgo del auto con una niebla de pensamientos en la cabeza, entro en el edificio y a la primera persona que me encuentro es a Paul.

—Hola, Paul. Disculpa, ¿Aaron está aquí? —le pregunto.

—Hola, señorita Walker. Sí, debe estar en su oficina—responde y le doy las gracias antes de dirigirme a su oficina.

Mientras subo por el elevador pienso.

¿Qué le digo? “Oye, castaño, quiero arreglar las cosas entre nosotros y no me quiero separar de ti así sea que la perra trabaje contigo y quiera separarnos”

Eso está fatal.

No quiero que la elija a ella.

Carajo. Mejor improviso.

Júpiter [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora