Capítulo 11-Idiota.

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𝓙𝓾𝓹𝓲𝓽𝓮𝓻.

Me despierto algo desorientada, sintiendo algo tibio y cómodo bajo mi mejilla, me quedo con los ojos entrecerrados hasta que me doy cuenta que estoy sobre del pecho de Aaron mientras él me abraza, sonrío inconscientemente y alzo mi cabeza mirándolo.

Se ve muy tierno y tranquilo durmiendo.

¿Por qué estoy sonriendo?

Sacudo la cabeza y me levanto con cuidado de no despertarlo, me dirijo al baño con el ceño fruncido mientras pienso en que hacer. Mientras me ducho se me vienen los recuerdos de ayer.

¿Qué estas haciendo castaño?

Tengo que mantenerme al margen por mi bien, pero cuando estoy cerca de él es como si no me controlara, lo cual es estúpido porque no lo conozco, puede que tenga la leve sensación de que lo conozca de algún lado pero la realidad es que no.

¿Y si empiezo a conocerlo?

Después de ducharme me lavo los dientes y salgo del baño envuelta en una toalla. Pero cuando salgo no veo a Aaron en la habitación.

—¿Aaron?

Un silencio inunda la habitación.

Hijo de puta... ¿De verdad se fue?

Tal vez sea mejor así. Sí. Después de todo esto es lo que siempre hago.

¿Me usó?

No puedo evitar sentirme un poco decepcionada y dolida.

¿Qué pensaba? ¿Que iba a salir del baño y me iba a esperar con flores y chocolates? Nunca espero nada de nadie así que no voy a dejar que me afecte.

¡Pero que cabrón!

Sin darle más vueltas comienzo a vestirme con un traje de dos piezas rojo, un bodysuit negro de encaje y me coloco el saco del traje encima de los hombros, unos tacones negros y mi cabello suelto.

Agarro mi bolso y salgo del apartamento, decidiendo pasar a comprar un café en el camino.

Miro la puerta de Aaron... Que se joda, puedo hacer que cualquier hombre caiga... Y ni siquiera necesito a un hombre, solo para follar y ya, todo lo demás lo puedo hacer yo perfectamente. Hay mujeres que buscan hombres por dinero, pero yo hago mi propio dinero y no dependo de nadie.

Salgo del edificio.

Me subo a mi auto y conduzco. En el camino paso a comprar dos cafés, uno para mi y el otro para Jill.

Llego a la tienda de cosméticos de mi marca y cuando entro me encuentro a Lucia, una de las empleadas, junto a Jill.

—¡Buenos días! —las saludo a ambas.

—Buenos días, señorita Walker—me saluda cordial Lucia.

—Dime Júpiter—le digo amable y ella me sonríe.

—Guau, te ves increíble—comenta Jill—. Te estábamos esperando para abrir la caja de los labiales.

—Okey—Lucia va a la bodega de atrás a buscar la caja—. Toma te traje esto—le paso el café a Jill

Júpiter [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora