Capítulo 35-Pleitos.

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𝓙𝓾𝓹𝓲𝓽𝓮𝓻.

—No vayas—me pide Aaron, abrazando mi cuerpo sobre la cama.

—Solo es una salida de amigos—digo—. Vamos a estar Jill, Liam y yo—me abraza más fuerte—. Aaron, suéltame, voy a llegar tarde.

Hace un sonido de negación

—No quiero.

—Pareces un niño, Aaron—reclamo—. Solo va a ser un par de horas... Bueno, tal vez más. Aparte, no tengo porqué explicarte nada, es solo una salida de amigos, nada más.

—No te voy a soltar—dice aferrándose más a mi cuerpo.

—¡Uf! Bien. 

Un par de minutos después decido hacer algo.

De que voy a salir, voy a salir.

Comienzo un camino de besos por su cuello hasta llegar a su boca y darle un beso fogoso que él me sigue al instante.

Bajo mi mano de su pecho hacia su entrepierna y aprieto. Meto mi mano por dentro de su pantalón acariciando su polla erecta mientras él sigue besándome y poco a poco baja sus manos hasta mi trasero.

Le doy la vuelta quedando a horcajadas encima de él, muevo mis caderas en un vaivén encima de su erección.

Mente fría, Júpiter, recuerda el objetivo.

Sigo acariciando su erección con mis manos y bajo mis besos por su cuello mientras él cierra los ojos y jadea.

Aprovecho ese instante, me levanto rápidamente comenzando a correr hacia el baño.

—¡Júpiter! —escucho a Aaron exclamar desde la habitación y comienzo a reírme. 

Comienzo por desvestirme, me doy una ducha rápida, para luego, envolver mi cuerpo en una toalla y salir.

Vuelvo a entrar a mi habitación y lo primero que veo es a Aaron correrse con una de mis bragas envuelta en su pene.

Maldito pervertido.

—Oh, carajo—trata de calmar su respiración y se levanta.

Me observa y sonríe lentamente caminando hasta a mí, desnudo. Sin ningún pudor.

¿Por qué siempre se tiene que ver tan follable? Dios, ya siento la necesidad.

—Oh, no... No, no, tengo que vestirme—advierto retrocediendo y esquivarlo hasta llegar a mi armario, pero me sigue.

Me agarra por detrás y pega mi mejilla a la pared del armario.

—No te resistas, leona—dice en mi oído—. Ambos sabemos que lo deseas.

Comienza a besar mi cuello mientras sus manos quitan la toalla de mi cuerpo y presiona su polla entre mis nalgas mientras juega con mi clítoris.

—Maldito adicto al sexo—digo y el me da una nalgada—. ¡Ah!

—Tú eres igual—amasa mis pechos y me penetra, separando mis piernas con su pie—. Y te encanta. La humedad entre tus piernas te delata.

Carajo. 

Entra y sale de mí a un ritmo lento, pero profundo, mientras sigue con una de sus manos en mi pecho y su otra mano la lleva hasta mi cuello.

Baja su boca a mi cuello dejando besos y da una ligera mordida.

—M-más rápido—le suplico.

Acelera sus embestidas soltando un exquisito gemido gutural que me excita más. Me da otra nalgada más fuerte, girando mi rostro con su mano en mi mentón me besa.

Júpiter [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora