Capítulo 29-Cena

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𝓙𝓾𝓹𝓲𝓽𝓮𝓻.

Entro por las puertas de cristal, adentrándome en el moderno, pero a la vez rústico edificio, y me encuentro con un chico de complexión delgada, moreno con ojos marrones. Él levanta la vista del IPad y me mira curioso.

—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarla? —habla.

—Buenos días, busco a Aaron.

Entrecierra los ojos y me analiza por unos segundos antes de abrir sus ojos con sorpresa.

—¿Usted es Júpiter?

—Sí.

Esboza una sonrisa.

—Oh, usted es la novia del señor James, un gusto conocerla. Sígame, la llevo con él.

—Igualmente, gracias…

—Paul, me llamo Paul Beck, soy el asistente del señor James.

—Un gusto Paul—le sonrío amable—. Yo soy Júpiter Walker, aunque ya lo sabes.

—Sí, él me habla mucho de usted—me sonríe.

Me sonrojo levemente. Sonrío mientras entramos al elevador. Luego de llegar al piso donde está la oficina de Aaron, caminamos por el amplio pasillo y entramos a su oficina. 

—Señor James, su novia lo busca.

Aaron levanta la vista de unas hojas, mirándonos mientras que Amber hace una mueca de desagrado y se queda boquiabierta al oír las palabras de Paul, sus manos posadas en los hombros de Aaron llaman mi atención. Él está sentado en su silla con ella a su lado, sus manos en sus hombros e inclinada hacia delante con sus tetas al lado de su cara.

Genial.

Aprieto los labios para no soltar nada e inhalo y exhalo mientras las palabras de mi madre resuenan en mi cabeza.

Recuerda, Júpiter, una mujer jamás debe pelear por un hombre, sobre todo si es por otra mujer. Cada persona sabe los límites que debe tener con los demás.

Los malditos límites mi trasero, es evidente por su reacción que ni siquiera sabe que soy su novia. Una parte de mí entiende que no supiera ya que se supone que solo trabajan y hablan de trabajo, pero otra parte se siente molesta por que él no le haya dicho que soy su novia para marcar algún límite. Aunque dudo que Amber sepa que son los límites o que siquiera le importe.

Paul a mi lado se rasca la nuca, visiblemente incómodo. Apoyo mi mano en mi cintura mientras los observo con una mirada fría. Aaron echa su silla hacia atrás, levantándose y apartando a Amber al mismo tiempo. Camino lentamente, con mis tacones resonando en cada paso que doy.

—Leona, que sorpresa—camina hacia mí y me da un beso agarrando mi cintura.

—Sí, bueno, venía a verte—lo observo tranquilamente—. Pero veo que estás ocupado.

—Sí, de hecho, estamos ocupados—dice Amber con un filo de desagrado.

—Creo que eso acabo de decir—la miro un segundo, antes de girar y caminar hacia el sofá—. Aunque gracias por confirmarlo—me siento y cruzo mis piernas mientras los observo—. Pero no te preocupes, querida, tengo el tiempo y la paciencia para esperar.

Júpiter [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora