Por Angela
Me encuentro camino al trabajo, mi hermano me tiene preocupada se está comportando extraño como si me escondiera algo, no lo sé con exactitud, pero estoy segura de que algo esconde, aunque diga que esta todo bien, no le creo. Lo he visto mirarme extensamente como si me estuviera evaluando. Por un momento se me cruzo por la cabeza llamar a mis padres para que me ayuden con él, pero sería egoísta de mi parte sumarles más problemas a sus edades.
Cuando llego al hospital con la primera persona que me encuentro es con el Dr. Oscar y la vergüenza me vuelve a atacar, intento pasar sin ser detectada, pero fallo lamentablemente.
-Buenos días, Dra. Ángel- Frunce el ceño ¿Acaso no se acuerda de mi nombre? - Tranquila- Levanta las manos en forma de rendición- Se que tu nombre es Angela, pero los niños de la sala pediátrica te llaman Dra. ángel y me pareció muy adecuado para ti - Una sonrisa se me escapa solo en pensar que los diablillos me llaman ángel-
- No sé si es adecuado el sobrenombre, pero viniendo de ellos no me molesta, por cierto, buenos días- Y ahí está la sonrisa moja bragas del día de ayer-
-Bueno parece que estamos de acuerdo en eso - Dice acompañándome a mi oficina algo que me pone incomoda cuando se termina el tema del sobre nombre ya que él no se alejaba de mí y yo ya no sabía que decir-
-Bueno creo que debo entrar a trabajar - Digo señalando la puerta de mi oficina-
-Claro, solo que hoy estaré con usted- ¿Qué? parece haber notado mi cara de desconcierto y se apresura a hablar- Es mi trabajo Dra. soy su supervisor ¿recuerda? - sonrió e internamente estoy maldiciendo en tres idiomas diferentes -
-Genial, voy por mi tablet y comenzamos el recorrido ¿Le parece? -El asiente -
Comenzamos el recorrido por la sala infantil, allí tenía cuatro niños a mis cuidados, le explique al Dr. Pintos cuidadosamente cada caso y su tratamiento, mientras el anotaba que se yo en una planilla parecía haber vuelto a mi época de estudiante, pero esta vez me encontraba nerviosa ya que su mirada no se despegaba de mí, ni un segundo parecía memorizarme. Después de la sala de infantil lo lleve a ver a Rosa era una chica que sufrió un accidente de tráfico hacia dos meses y estaba en coma le esplique lo mismo que en la sala infantil.
-Bueno Dr. ellos son mis pacientes frecuentes después solo atiendo algún caso que se me derive o en emergencias- Trato de hablar segura-
- Es impresionante- ¿El que o qué ?, solo podía pensar - Discúlpame, solo me sorprendió como estas tan involucrada con cada uno de tus pacientes, me explicaste cada uno se sus sindonologías sin ni siquiera mirar sus planillas, hasta sus tratamientos - Sentí que me ponía un poco roja-
-Es mi trabajo - Miro sus penetrantes ojos -
-Puede ser, pero de todos los médicos que conozco ninguno ha demostrado tener tanta empatía como tu con sus pacientes - Y yo ya debo estar roja como un tomate - Cuéntame ¿En qué te especializaste?-
-Medicina General y luego en pediatría infantil- Digo con orgullo por que realmente me esforcé muchísimo para ser lo que soy. El me devuelve la sonrisa -
-Buen trabajo. La dejo lo que queda del día, pero mañana será toda mía en emergencia, cumplirá su guardia conmigo- Y que me parta un rayo si no sentí una corriente por todo mi cuerpo cuando dijo que sería toda suya, por dios que mente podrida que tengo, creo que estoy pasando mucho tiempo con Mónica, solo me despido y sigo con mi recorrido.
Termine mi día con algunas urgencias, pero sin poder escapar de las miradas intensas del Dr. Oscar que me seguían como abeja a la miel, sin ningún tipo de disimulo mientras yo trataba de no demostrar lo nerviosa que me hacía poner, porque si, el tipo era muy atractivo de eso no había duda y aparte era mi supervisor, tenía todo en contra. Antes de salir del hospital recibí un mensaje de mi hermano que me decía que tenía que hablar urgentemente conmigo cosa que me dio temor inmediatamente y no me ayudo llegar a casa y encontrarlo con un sobre en las manos y la mirada perdida.
Apenas nota mi presencia me estira la mano con el sobre en ella, lo tomo y quedo sorprendida con lo que veo son fotos de mis padres y mías fuera y dentro del hospital en algunas estoy con Mónica, en otras sola. Tape mi rostro con la mano libre que me queda.
-Lo siento hermana, ellos estuvieron aquí hoy- No puedo responder solo puedo volver a mirar las fotos en mi mano - Escúchame, hay un conocido que puede ayudarme, pero necesito que confíes en mi - Pasa una mano por su cabello con desesperación-
-Explícate - Digo sentándome a su lado-
-Bueno él me va a ayudar a conseguir algo de tiempo y nos va a poner a salvo- ¿Poner? -
- ¿A qué te refieres por poner a los dos? - Paso mi mano entre él y yo- Yo no necesito protección ni nada, tú eres quien está metido en este lio -
-No lo entiendes Angela- Se levanta con brusquedad haciendo una mueca de dolor- Ellos se la van a desquitar contigo y nuestros padres, esas fotos son su amenaza - Otra vez no - ¿Quieres que dañen a mamá y papá? ¿Quieres que te maten? - Mi respiración se vuelve irregular -
- ¿Qué se supone que tengo que hacer? ¿Por qué no vamos a la policía? No se -
-Tienes que confiar en mí, esta persona tiene muchos contactos y puede ayudarme con todo esto. No tengo otra salida si no acepto su ayuda nos van a matar - Subo mis pies al sillón y los abrazos como tratando de protegerme de algo- La policía no es opción, tras de esta pandilla hay una persona con mucho poder, lo siento hermana- Se posiciona a mi lado y me abraza-
- ¿Que debemos hacer? -Mi voz sale baja y con resinación-
-Nos quedaremos en su casa bajo su protección, vendrán a buscarnos esta noche - Abro los ojos a no más poder-
- ¿Y mi trabajo? - No puedo dejar de trabajar-
-Solo serán unas semanas el arreglara todo- Me asegura-
- ¿Quién es el? y no me mientas ¿Por qué te ayuda? -
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CRUEL INOCENCIA (Libro 2)
RomanceAlex Silva a tomado el control de la mafia de chicago después de la muerte fingida de su amigo casi hermano Marcus, siempre se destacó por ser frio y controlador hasta el día que sus ojos se encontraron con la belleza de un ángel...