CAPITULO 50

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Angela

Desperté de mi pesadilla con un pitido molesto en mis oídos solo esperaba estar muerta o por lo menos suficientemente mal como para que solo me quedaran unas horas más de vida, pero al ver a un hombre bata blanca observándome con mucha atención recordé que mi mala suerte era infinita y probablemente estaría en un buen estado de salud.

El medico me explico todo lo que ya sabía hasta que toco el tema del embarazo y las consecuencias de un aborto tan abrupto ¿Si me dolió? Claro que así fue, pero que cambiaría llorar o hacer algo al respecto. No pronuncie ni una palabra y solo me enfoque en un punto de la habitación. Probablemente este médico estaba bajo las órdenes de Alex, no tendría que gastar saliva en explicarle que yo también soy médico y entendía perfectamente de que me estaba hablando.

Al ver que no conteste ninguna de sus preguntas se dio por vencido y salió de la habitación. Mire mi brazo y desconecte las agujas en él, para que tantos cuidados si más tarde me volverían a lastimar. Mi mejor opción era dejarme ir de la manera más rápida y una infección no sonaba mal en mi posición. Lamentaba haberle dicho a Diego que sobrevivirá, no tenia razon para hacerlo, sería inútil sin Ricardo a mi lado.

Con cuidado me levante de la cama y al pararme casi caigo, pude observar un guardia que me miraba preocupado desde la puerta. Por lo visto me dejaron niñera.

-Hoye tu - El guardia se señaló a si mismo- Si tu ¿Fumas? -

- Si - A pesar de estar sorprendido contesto-

-Pues ayúdame a sentarme allí y convídame uno - Señale la ventana y la duda corío por su ojos- Tranquilo no pienso suicidarme además no pasaría por esas rejas- Estire mi mano y me ayudo a llegar a la ventana, corío un sillón para que pudiera sentarme y me extendió la caja de cigarrillos. Tome uno y otro para más tarde, como un caballero saco el encendedor y me extendió fuego y volvió a la puerta.

Me quede en la ventana disfrutando del cigarro, hacía muchos años que no fumaba uno. Pero hoy lo necesitaba. Cuando se me termino con el mismo cigarro encendí el otro, mi mente viajo a Ricardo ¿Estará vivo, vendrá por mí? Era mejor que no viniera por mí solo encontraría la muerte. ¿Y si está muerto? Un carraspeo me saco de mi conflicto emocional me hice la distraída e ignoré a quien hubiera entrado en la habitación.

-No sabía que fumabas - La voz de Alex me lleno de enojo en un instante-

-Tú no sabes nada de mí, crees conocerme, pero nunca lo hiciste- Conteste sin mirarlo – Piensas que por haberme perseguido por un año puedes descubrirme como un libro-

- Se que estas enojada, cometí un error pero ya lo resolví- Me carcajee hasta que el dolor me detuvo – gemí y cerré los ojos para evitar que una lagrima se me escapara. -

- ¿Estas bien? - Se preocupa ahora, tarde-

- ¿Cómo lo resolviste? No espera déjame adivinar. Mataste a Nelson, me equivoco -

-Le hice el doble de lo que te hizo a ti - Dijo orgulloso maldito parasito -

- ¿Y tú? - Lo mire con desprecio-

-Yo que – Me miro incrédulo ¿Cómo podía ser tan cabrón?

- ¿Tu no mereces ningún castigo? Como yo lo veo tu eres el único culpable, tu sabias que clase de tipo era, fuiste tu yo no veo a ningún otro responsable- Mi voz sonó tan áspera resentida -

-Angela - La amenaza en su voz era evidente, quería que me callara -

- ¿Que? Al gran Alex no le gusta escuchar la verdad, que ironía - Volví a mirar hacia la ventana-

-No me agás enojar Angela, comprendo que estas pasando por un mal momento. La pérdida de un hijo no debe ser fácil para ti, pero eso no te excusa de que me faltes el respecto, mi paciencia tiene un límite- Volví a carcajear-

-Crees por un momento que me afecta perder al niño, enserio- Que dios me perdone por lo que iba a decir- Para mí es un alivio no llevar nada tuyo dentro de mí, si hubiera sabido antes del embarazó yo misma me lo hubiera arrancado del vientre- Nunca lo hubiera hecho, pero tenía necesidad de lastimarlo- Si hubiera sido de Ricardo lo hubiera tenido con gusto-

Se movió con rapidez en mi dirección y con poco esfuerzo me tomo del cuello y lanzo al suelo, saco su arma y la coloco en mi cien. No mostré miedo esta vez, al contrario.

-¡¡Vamos dispara!!- El parece asombrado - ¿Qué esperas? Me arias un favor- Sonrió con tal maldad -

-No cariño no te matare a ti, tengo algo mejor- Me levanto de un tirón y me saco de la habitación ahogue un grito de dolor. El médico que vi cuando desperté miraba la situación atónica, mientras yo era arrastrada por el pasillo -

- ¡¡Que hace la paciente no puede salir aun !! - Grito histérico-

-Pase a cobrar sus honorarios ya no se requieren sus servicios-

Me llevo al sótano, pensé que me llevaría de nuevo a un calabozo, pero no fue así, entramos en una habitación oscura, me lanzo al suelo. No podía ver claramente hasta que una lampara se encendió, un cuarto sin ventanas, húmedo y tétrico se podía ver tenuemente una silueta de un hombre por el tamaño sentado en una silla.

- ¿Qué es esto? - pregunte asustada no podía ver quien era la persona, pero mi temor era que fuera Diego quien estuviera hay -

-Aprenderás a obedecer a las buenas o a las malas- Camino hacia el hombre y levanto su cabeza-

-Damián - Mi hermano estaba casi inconsciente, su rostro estaba tan golpeado que era casi irreconocible, si no fuera su hermana no sabría quién era- Estas loco, él no tiene nada que ver -

- Esto es tu culpa, me engañaste y me traicionaste- Mi hermano abrió los ojos y me miro, trato de hablar, pero no pudo-

- ¿Qué es lo que quieres? Lo are solo déjalo fuera de esto - No podía pararme, casi gatee a él y lo tome de la pierna-

- Tarde cariño, tengo que enseñarte a respetarme- Se agacho para quedar a mi altura- Cada vez que pienses en hacerme frente recuerda esto- Se paró y apunto a la cabeza de Damián y disparo-

El grito que salió de mi giganta fue horrendo, me moví hacia él, toqué su rostro. Sabía que en último tiempo no había sido una buena persona, pero los únicos recuerdos que pasaban por mi mente eran lo de nuestra niñez, esos momentos felices que vivimos. Él era mi hermano, mi sangre.

- Te dejare un rato con él y recuerda que la próxima vez podría ser tu padre o tal vez tu madre- Mientras el salía yo abrazaba a mi hermano entre llorosos lamentos-

Mire detrás de el con los ojos empañados y una idea llego a mí. Tal vez podía terminar con mi pesadilla y salvar al resto de personas que amo, tal vez ...

CRUEL INOCENCIA (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora