CAPITULO 42

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Una semana ya había pasado y los chicos no habían podido encontrar una forma de sacarnos de Chicago, podía notar lo impaciente que se estaban poniendo Ricardo. Mientras tanto yo me sentía fatal no había podido acudir al entierro de mi amiga, Alex se había encargado de eso ya que tenía todo el cementerio rodeado de sus hombres. Estaba tan enojado por ello que me encerré en la habitación todo el día y solo escuche su último mensaje unas treinta veces como una buena masoquista que soy.

Los chicos han estado tratando de subirme el ánimo constantemente pero también ellos se sienten frustrados y es normal no han podido descubrir nada de Oscar y hasta han llegado a dudar que el este detrás de todo, pero yo sé que ese mensaje se refería a él.

Ricardo en cambio solo trata de mimarme lo más posible y para que mentir su táctica funciona perfectamente ya que sus besos y caricias logran calmarme en mayor medida.

Por otro lado, también estaba enterada que Alex lo estaba pasando mal por lo que lo chicos me han dicho alguien estaba saboteando el negocio de drogas, no tengo mucha información de ello, pero algo me dice que Oscar está detrás de esto también.

¿Por qué Oscar? No lo sé, pero si confiaba en mi amiga y si el no estuviera enredado en todo esto, ella no hubiera usado esas últimas palabras.

Me encontraba parada frente a la ventana, estaba indecisa entre llamarlo o no hacerlo, tal vez si lograba hacerle entender que parara con esto, solo tal vez podría alejarme de todo de una vez por todas. Sabía que mi teléfono no podría ser rastreado, pero si lo hacia el inmediatamente se daría cuenta que seguía en Chicago. Suspire y marque el número, pero no presione marcar hasta que una mano arrebato el celular de mi mano.

-Ricardo- Susurre al verlo a mi lado, estaba enojado. Trate de explicarme- Yo solo quiero parar esto-

- ¿Como dime, volviendo con él? - Mi boca se abrió en señal de sorpresa -! Vamos dime ¡ -

-Claro que no - Intente acercarme a él, pero levanto su mano para que parara- Ricardo no voy a volver con él, pero quiero que esto pare, si sigue con esto me va a encontrar solo quiero que sepa por mi propia boca que yo no quiero saber nada de el - El paso su mano por su cuello y sonrió-

-No puedes ser tan inocente- Comenzó a acercarse y aunque estaba enojado no le temía- Cres que te dejara así porque si - Me acóralo contra la ventana - ¿O acaso quiere que te atrape? - Y en ese momento lo comprendí, esto no era por arriesgarme ni nada, Ricardo me estaba haciendo una escena de celos. -

-Basta, te estas escuchando - Su cuerpo estaba ya pegado al mío, no podía creer que me estaba celando por esto - Me estás haciendo una escena de celos ridícula, si quisiera volver con él lo aria no te pediría permiso ni me quedaría contigo - Lo empuje y corrí rumbo a la habitación, pero podía sentir sus pasos fuertes detrás de mí.

No me dio tiempo de terminar de entrar ya que me sujeto de la nuca y volvió a acorralarme, pero esta vez devorando mi boca demasiado brusco tal vez, aunque para mí no lo era.

-Veamos si te atreves a repetir lo que dijiste después de esto - Dijo mientras metía su mano por debajo de mi vestido corriendo mis bragas he introducido un dedo en mi -

-AHHH - Gemí de placer mientras el seguía besando mi cuello marcando todo a su paso, introdujo otro dedo en mí y yo ya estaba mojada como pocos beses. Llámeme masoquista, pero me gustaba este Ricardo posesivo y bruto. Saco sus dedos de mí y me alzo, rodeé sus caderas con mis piernas mientras él se desasía de su pantalón y al mismo tiempo sacaba uno de mis pechos para chuparlos. Me penetro fuerte dejándome sumida en una ola de placer, me envestía como un loco, pero cuando percibió mi orgasmo se volvió más lento torturándome-

-Repíteme lo que dijiste- Su voz ronca me ponía a mil-

-Lo siento... estaba... enojada ha ... - Tomo mi pezón en su boca y lo mordió con un poco de fuerza mientras seguía torturándome con su miembro suave y lento - Por favor -

- Dime que pequeña - Lambio mi pechos -

-Fuerte ala duro, follarme duro- Su agarre en mi trasero aumento, estaba segura de que sus dedos quedarían marcados justo hay por un tiempo, nuevamente sus envestidas eran agresivas y mi orgasmo llego dejándome sin aire mientas sentía su liquido caliente correr por mi interior-

- No vuelas a decirme algo como eso de nuevo- Unió nuestras frentes -

-No me importaría acerté a enojar de vez en cuando si me follas así -

- Eres una pervertida, pero recuerda a quien le perteneces ahora - Dios sus palabras no me ayudaban a bajar mi calentura, esa posesividad me encendía de una manera incomprensibles-

- No lo recuerdo mejor muéstramelo- Su mirada se oscureció-

Aun sujeta a él me llevo a la cama, me dio la vuelta y levanto mi trasero. Me quede esperando que entrara en mí, pero en su lugar me dio una palmada fuerte en el trasero, chille por ello y un hormiguero en la zona llego a mí. Doble el cuello y lo mire mal -

-No todo es placer pequeña - Otra palmada dejo mi otra nalga ardiendo -

-¡¡Ricardo!! - Su mano acaricio mi intimidad llegando a mi botón de placer - Dios -Pensaba reclamarle, pero mejor ya no -

-Si quieres que te folle duro solo debes pedirlo- Si, si quiero pensé - ¿Quiero que me digas que tan duro lo quieres y si me paso tu solo dime que pare -

Tomo mi cabello con un poco de fuerza y llevo la punta de su miembro a mi trasero, sabía que se estaba controlando así que fui yo quien llevé mi trasero hacia el para que se hundiera en mí, Lo quería todo, a él, sus celos, su lado dominante, todo. Ya tendríamos tiempo par besos tiernos y romance.

Me follo de tantas maneras que quede exhausta mientras el parecía fresco como recién levantado, no sería fácil seguirle el ritmo a este hombre.

-Iré a traer algo para comer, no te levantes, aunque no creo que puedas - me dio una giñada y yo hice un puchero -

Mientras lo esperaba tome el control de la televisión y comencé a cambiar aleatoriamente hasta que una imagen cacto toda mi atención, Ricardo entraba en ese momento con una bandeja de comida. El al ver mi cara de espanto llevo la vista hacia donde yo miraba. La foto de Alex estaba hay junto a la de Fernando y la mía. Subí el volumen mientras el periodista mostraba de fondo la casa de Alex. Esto era peor que una cacería de brujas.

CRUEL INOCENCIA (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora