CAPITULO 32

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-Angela

¿No te parece que te pasaste un poco con el sedante Ricardo? - Estoy retando a mi amigo hace aproximadamente unos quince minutos, el aprovecho que Alex y yo dormíamos y lo inyecto para poder devolverlo a su casa, pero como es costumbre no reviso la dosis del medicamento y le dio el doble de lo que debía-

-No, le vendrá bien se veía cansado- Solo puedo suspirar de impotencia hay veces que se comporta como un niño chico- Míralo se ve tan tierno, vamos cambia esa cara y has esa llamada - Solo le obedezco y marco el número de Fernando -

-¿¡¡¡Donde diablos estas metido!!!! ¡¡¡¡Tengo a todos los hombres buscándote por toda la maldita ciudad!!!- Sus gritos casi me dejan sorda-

-Fernando soy Angela- Silencio -

-... ¿Por qué me llamas del teléfono de Alex? ¿Dónde está el? - Su voz denota desconfiada-

-Solo llamo para avisarte que deje a Alex en el hotel paraíso habitación once, primer piso- No le di tiempo de contestar y solo corte, di un largo suspiro, mire a Alex y salí de la habitación con Ricardo detrás-

Nos dirigimos a casa de mi amigo, mañana volvería a mi apartamento por supuesto que no sin protección ya que Ricardo había adquirido el apartamento de mi vecino, según él era para asegurarse que Alex se comportaría y por una sospecha que le rondaba, pero no logre que me dijera más nada.

También volvería al hospital el día siguiente ya le había mandado mensaje a Mónica para avisarle, lo que me pareció muy raro fue que su respuesta fue corta y simple algo que ella no solía hacer, pero tampoco podía juzgarla si estaba enojada desaparecí por dos semanas y no di señales de vida.

Tenía que admitir que había cambiado un poco en estas semanas aparte de mi nuevo estilo, también mi vestimenta era más sexy, me maquillaba con más frecuencia no escandalosamente, pero si lo hacía. Me sentía más segura de mí misma, por alguna extraña razón sabía que tener a Ricardo a mi lado me provocaba esto, el tenía algo que me daba tranquilidad y al mismo tiempo sentía que con el de mi lado podía llevarme el mundo puesto al hombro sin problemas.

- ¿En qué piensa esa cabecita? - Su voz me saco de mis pensamientos y fue en ese momento que ya estábamos frente al ascensor que llevaba a su piso, lo abrace de las caderas-

-En ti, siento que te voy a extrañar - Le hice un puchero mientras entrabamos a la caja de metal sin soltarlo mientras el reía-

- ¿Acaso piensas que te vas a deshacer de mi tan fácilmente? Ni lo pienses siempre estaré cerca de ti, quieras tu o no - Dijo mientras las puertas se abrían dejando ver su mal gusto de decoración-

-Eso, aunque sonó un poco demente me gusto - Me senté sobre el cómo era costumbre-

-Demente o no es lo que hare, siempre estaré cerca Además no soy un psicópata soy genial- Dejo un beso en mi frente-

Fue tanta la tranquilidad que sus brazos me daban que me quede dormida sin ni siquiera notarlo.

RICARDO

Ella se acorruca en mis brazos como siempre lo ha hecho y se queda dormida se ve agotada. Maldigo para mis adentros cuando recorro su rostro y me quedo embobado en sus labios, en qué momento me enamore de ella tal vez fue en esa noche cuando nos emborrachamos o tal vez siempre la ame y no quería darme cuenta de que esto era más que una hermandad para mí.

Esa noche que bebimos en el rin pasaron muchas cosas que no deberían haber pasado, pero no quiero borrar nada de mi mente y al mismo tiempo no quiero recordar. Cierro los ojos y vuelvo a esa noche.

Ella corto la llamada con el doctor y se sentó en mis piernas, pero con la diferencia que coloco una pierna a cada lado de la mías quedando su parte intima sobre mi miembro y que puedo decir soy hombre y no soy de palo me éxito verla sobre mí de esa manera con su escote expuesto a mí.

Ella cruzo sus brazos detrás de mi nuca y me pregunto por qué se tenía que haber enamorado de Alex y no de mí, que yo era mejor para ella que él, que yo la hacía sentir más segura y bueno comenzó a acercarse a mi boca y yo no quería detenerla. Podía echarle la culpa al alcohol, no era eso lo supe cuando mi corazón se aceleró.

Todo paso demasiado rápido nos besábamos y en momento estaba sobre ella con mi mano en su intimidad, ella gemía por el placer mientras yo devoraba sus pechos. Se corrió en mis dedos y pedía que la hiciera mía, pero un momento de lucidez llego a mi ¿Era correcto? Ella estaba hebrea no podía hacerle eso. Me detuve y tape sus pechos recibiendo una queja de su parte, la llevé a mi habitación y la recosté en la cama. Mientras fui al baño por una toalla y la humedecí para limpiar su orgasmo otro gemido de placer salió de sus labios. Realmente quería que enloqueciera.

Me masturbé casi toda la noche pensando en ella los baños de agua fría no me ayudaban, pero me sentía bien conmigo mismo. Desde ese momento no puedo sacarla de mi cabeza, pero no voy a interferir en su relación con Alex ella lo ama y yo quiero que sea feliz no importa que sea con ese imbécil. Eso no evitara que me mantenga cerca de ella.

La cargo en mis brazos y la llevo a mi cama probablemente esta sea la última vez que la tenga conmigo en mi cama, además se nos ha hecho costumbre dormir juntos. Me acuesto a su lado y no tarda mucho en recostarse en mi pecho, su pierna se cruza sobre las mías y yo paso mi brazo debajo de su cabeza para pegarla lo más posible a mí, así quedó dormido a su lado.

Bueno la pregunta es, ¿team Ricardo o team Alex? se los dejo de tarea.

CRUEL INOCENCIA (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora