CAPITULO 47

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  Sentía que alguien me llamaba insistentemente, pero mis ojos no podían abrirse o tal vez yo no quería abrirlos, podía sentir el frio calar mis huesos, mis fosas nasales estaban tupidas por olor a humedad provocando que mi garganta picara.

-Vamos bonita despierta, Angela despierta por dios - La voz me seguía llamando -

Abrí mis ojos intentando enfocar algo, pero era difícil entre tanta penumbra.

-Aquí estoy - Moví mi cabeza hacia la voz y un horrible dolor me tomo por sorpresa- Despacio recibiste un tremendo golpe-

-Diego - Dije sujetándome la cabeza - ¿Estas bien? - Mire en su dirección, estaba en una celda enfrente de mi-

- Mejor que tu o por lo menos golpeado- Observe donde nos encontrábamos, mientras me concentraba en las paredes de piedra con humedad una rata cruzo por mis piernas, me levante dando un alarido de espanto y me olvide de todo mis dolores-

-No los espantes podría ser nuestro único alimento - Lo mire con cara de espanto - Por lo menos hasta que vengan por nosotros-

- Diego, él me dijo que los mato a todos - Mis lagrimas caían por mis mejillas-

-No lo creo, conozco a Ricardo, tú sabes que él no te dejara aquí- Hablaba con una calma que me dejaba tan sorprendida - Escúchame, él va a tratar de romperte de todas las maneras posibles, no lo dejes - ¿Cómo lograría hacerlo? -

-Tengo miedo - Me agarre de los barrotes -

-Lo sé, pero ten fe que saldremos de esta- El me miraba con una mirada tranquilizante mientras en su mano agarraba un collar que colgaba de su cuello -Ten fe mujer aparte de que somos guapos somos inteligentes y eso nos da puntos a favor - Sonreí o por lo menos lo intenté-

- ¿Sabes dónde estamos? – Pregunte-

-Alemania, al parecer al norte - ¿Alemania? Sabía que ya no estábamos en Estados Unidos, pero no creía que ya no estuviéramos en el mismo continente-

- ¿Que aremos mientras? -

-Como te dije tu resiste yo intentare sobrevivir- Lo mire con tristeza- Tranquila soy bueno para ello -

Unos pasos se escucharon, mire a Diego que me hizo una seña de que me calmara. Nos alejemos de los barrotes.

- ¿Y que les pareció sus habitaciones? - Alex miro primero a Diego y luego a mí, yo no pronuncie palabra a diferencia de el-

- Las he visto mejores - Diego estaba pidiendo a gritos una bala en su cabeza-

-Una lástima porque estarás aquí mucho tiempo - Su mirada se enfocó en mi- En cambio tu vienes conmigo -Negó y retrocedí mientras un guardia habría la reja- Sal - Me abrace a mí misma y no moví un pelo -

Alex entro el mismo a sacarme, me tomo del cuello y me arrincono contra la fría pared. -

-Me parece que no estas entendiendo, desde ahora si te doy una orden tu solo obedeces - Puso su pierna entre las mías y subió su rodilla para tocar mi intimidad mientras ejercía presión en mi cuello- Tus privilegios conmigo se terminaron-

-Ya entendió - Diego escupió enojado mientras yo solo lloraba -

-Yo creo que no - Le respondió Alex sonriendo y paso la lengua por mi mejilla -

-Obedeceré - Susurre con el poco aire que me entraba por mi garganta -

- Buena chica, me gustan obedientes- Toco mi ceno – Sumisas - En cada palabra que decía miraba a Diego con burla - Y en especial que me la chupen tan bien como hiciste en el avión- Diego golpeo los barrotes y él se reía -

Me saco de la celda tan rápido que no pude decir nada solo vi como Diego pronunciaba en silencio un aguanta. El recorrido termino en una habitación grande y lujosa, me arrojo contra la pared y se sacó la chaqueta tirándola sobre una cama.

-Ve a bañarte apestas a rata, pero que estúpido si tú eres una - Realmente sus insultos no me afectaban al contrario me daban un poco más de serenidad al saber que estaba tan lastimado y herido, aunque sea por algo por lo que yo no hice-

Sin darle importancia camine a una puerta que me parecía que podía ser el baño y si lo era, lo que no esperaba era que el viniera de tras de mí.

- ¿Qué quieres? - Trague duro -

-Entra a bañarte - Mi cara de espanto le dio gracia - ¡¡Ahora!! - Prendí la regadera, pero me quedé quieta -

-No tengo todo el día- No voy a llorar, no voy a darle el gusto. Comencé a sacarme la ropa de espaldas a, el, mis manos temblaban con cada prenda que salía de mi cuerpo, me metí de bajo del agua y traté de bañarme lo más rápido posible - ¿Por qué tan nerviosa? - Tape mis pechos por inercia y lo mire, se estaba desvistiendo no, no y no -

Intente salir de la ducha, pero su brazo me lo impidió, se posiciono frente a mi mientras se sacaba las ultimas prendas.

-Por favor - Mi voz fue tan baja que no sabía si me había escuchado-Alex te lo ruego-

- Eres hermosa - Me acóralo contra la parad, tomo el jabón y la esponja y la paso suavemente por mis pechos, abdomen y luego por mi vagina.

- ¡¡ Basta - Lo empuje - Yo no te delate yo no fui ...- No termine de hablar cuando su mano tomo mi cuello, estaba furioso -

El aire no entraba por mi garganta me iba a matar, mi cuerpo estaba contra la fría pared, sentí cuando el levantaba mi pierna y entro en mí. El agarre en mi garganta fue menor y pude hacer llegar unas bocanadas de aire a mis pulmones mientras el me investía con furia.

-Para, por favor - Suplique -

No sirvió de mucho el no paro me penetraba como si no hubiera mañana, después que termino dentro de mí, me dio vuelta y comenzó de nuevo cada vez con más violento. Cada vez que intentaba liberarme recibía un golpe, mientras el gemía de placer yo rogaba que se detuviera. Cuando se detuvo me beso no le devolví el beso, espera otro golpe, pero solo salió del baño sin decir nada.

Me deje caer en el suelo, no llore puse mi mente en blanco quería desaparecer. Quería saber por qué me sucedía esto, pero de que me serviría. No cambiaria nada, me sequé y me envolví con una toalla. Cuando salí del baño él ya estaba vestido con unos pantalones deportivos y una remera simple me señalo la cama y mire esperando encontrar ropa para ponerme, pero en cambio solo había un conjunto de ropa interior muy provocativo de color rojo pación.    

-Vístete nos están esperando- Me coloque el conjunto, quería preguntar, pero sabía que no obtendría respuesta

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-Vístete nos están esperando- Me coloque el conjunto, quería preguntar, pero sabía que no obtendría respuesta.

Fui llevada a un salón, el olor a tabaco, alcohol y mariguana llego a mis fosas nasales, pero nada era tan malo como lo que estaba viendo. Mujeres, niñas casi desnudas yo llevaba más ropa que ellas en este momento. Tres sillones estaban en el centro uno estaba ocupado con un viejo gordo que tenía a una niña de unos quince años en sus piernas mientras la manoseaba abiertamente ya que ella si estaba desnuda, en el segundo sillón estaba un hombre de unos treinta y ocho años él le acariciaba el trasero a una joven que servía tragos solo con un pequeño bikini y dos estrellas en pezones. Al tercero nos dirigíamos nosotros, en el centro unas rayas con polvo blanco no había que ser adivino para saber que era. Quería vomitar. 

CRUEL INOCENCIA (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora