CAPITULO 49

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Si era un maldito bastado eso lo tenía claro, pero era una buena manera de que ella entendiera que lo mejor que podía pasarle era que yo fuera el único hombre que la tocara. Yo podía protegerla de todos estos degenerados que la podrían dañar. Era un pensamiento retorcido eso lo tenía más que claro, pero me daría frutos.

Ella tenía que entender que yo era su mejor opción, le perdonaría todo si fuera necesario después de su castigo por supuesto.

A pesar de no haber pegado ojo en toda la noche me encontraba tranquilo, sabía que el turco era conocido por ser sódico con sus mujeres, pero nunca había sido extremo y yo necesitaba tenerla aterrada y sumisa y en especial necesitaba que se olvidara de una vez de ese maldito que ocupaba su corazón.

Cuando abrí la puerta Fernando estaba a punto de golpearla con un maletín en mano.

-El turco se acaba de ir te dejo esto- Me mostro el maletín- Para ti -

-Si deben ser los 50 mil dólares- El frunció el ceño-

- Pues por el vistazo que le di aquí hay mucho más que eso- Tome el maletín y lo abrí era verdad por lo menos eran unos 150 mil dólares -

Mi respiración se cortó, lance el maletín al suelo y corrí a la habitación en donde estaba Angela, apenas abrí la puerta quede paralizado con la imagen que veía ante mí. Me lance hacia ella para tomarle el pulso que apenas era palpable, Fernando llego a mi lado agitado.

-¡¡Llama a un médico ya!!- Grite como lunático-

No salía de mi asombro, observe mientras la desataba la cantidad de sangre entre sus piernas, las quemaduras por sus muslos y pechos, el amarre en sus muñecas también sangraba al igual que su nariz, su cuerpo había sido azotado las marcas rojas por todo él lo decían claramente.

- Despierta mi ángel, vamos despierta- Dije desesperado cuando logre soltarla, ella no racionaba, iba a matar a ese hijo de puta-

-El medico llega en quince minutos - Hablo Fernando entre dientes- Esta viva verdad, ella no puede morir - No le di importancia a esa afirmación -

La tome en brazos y la lleve a mi habitación la recosté en mi cama, ella no podía morir, no si yo mismo no se lo ordenaba.

Unos minutos después Fernando entraba con un hombre de bata a la habitación el Dr. miro a mi mujer con pena, pero se recuperó dio un rápido vistazo y solicito que llamaran a un colega de él y que trajeran una enfermera más un montón de equipo médico, agua caliente, agua fría, compresas congeladas, vendas alcohol y muchas cosas más. Cuando llego la enfermera y el otro Dr. nos pidieron que nos retiráramos para poder trabajar.

Tres horas después no sabíamos nada de su estado, ya le había dado caza al turco, lo quería muerto.

En mi cabeza solo cabían dos pensamientos matar al maldito Nelson y que mi mujer se recuperara. Lo primero sería fácil lo segundo me estaba atormentando entre culpa y enojo.

-El medico quiere hablar contigo - Me levante de mi asiento y camine a la habitación a paso apresurado-

- ¿Como esta? - dije sin terminar de entrar completamente -

-Su estado es muy delicado, las quemaduras se han infectado, tiene desgarre vaginal y anal el primero hizo que perdiera a la criatura - No entendía-

-Llevaba un mes y medio de gestación, lo que conlleva que tal vez no pueda volver a embarazarse- Cerré los ojos la cabeza me daba vueltas -

Un mes y medio la posibilidad de que fuera mío es muy alta, para decir la verdad ese niño era mío no habrá manera de que me perdone si no puede volver a engendrar.

-Se hizo todo lo posible, ahora depende de ella - La mire en la cama estaba pálida-

-Cuando creo usted que despertara-

-No podría decirlo con certeza, pero estaremos monitoreándola las siguientes veinticuatro horas -

- Manténgame informado, un hombre quedara en la puerta por si se le ofrece algo - El medico asintió-

Antes de terminar de bajar las escaleras divise a Fernando al pie de ella.

-Lo tenemos - Una sonrisa se formó en mis labios - Lo dejamos en uno de los galpones del aeropuerto ¿Quiere que lo traiga? -

-No yo iré - Di un último vistazo a la puerta donde estaba Angela y salí rumbo a encargarme de ese bastado-

Toda la ira que tenia se la descargue al muy infeliz, todo lo que le hiso a Angela se lo devolví por tres. Mis hombres lo usaron de puta, rogaba piedad que no recibiría y cuando termine volví a empezar, le queme la mayor parte del cuerpo con aceite hirviendo hasta que dejo de respirar. Eso no alivio completamente mi culpa, pero fue muy satisfactorio.

Ya era de noche cuando volví y se me informo que la fiebre de Angela había cedido y que se encontraba despierta. También fue informada del embarazo, según el medico no a prenunciado ni una sola palabra desde que despertó.

Preferí ducharme antes de ir a verla ya que estaba manchado de sangre del difunto y por ahora no quería espantarla. El medico me había recomendó que la tratara psicológicamente ya que trauma como el que había pasado no sería fácil de superar, si el supiera que no es la primera vez que ella pasa por algo como esto, la derivaría a un manicomio de seguro.

Eso era algo que no podía entender, como era posible que después de lo que paso con los Ortegas ella podía estar con Ricardo que no eran de la misma sangre, pero es como si lo fueran. Cuando Micaela le conto todo a Marcus no podíamos creer que ella hubiera sido tan astuta, sé que fue gracias a él que pudimos encontrarlas, pero seguía siendo uno de ellos. El era el más inteligente del grupo Ortega, Max siempre decía que el era la razon de que Gabriel tuviera éxito en los negocios.

Tal vez el aprovecho eso para conquistarla mientras me destruía a mí por detrás, según Micaela ellos formaron un lazo de amistad muy fuerte, ella se encargó de su rehabilitación y también la protegió cuando yo me desacate en la cabaña. Él debe haber visto la oportunidad de quedarse con ella en esa ocasión y lo de mi secuestro fue solo para quedar bien, era inteligente el maldito.

Cuando llegue a su cuarto, me sorprendió no verla en la cama en cambio estaba sentada en la ventana ¿fumando? Parecía perdida en sus pensamientos.  

CRUEL INOCENCIA (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora